Capitulo 15

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Siento un ligero rozar en lo largo de mi espalda, me abrazo más a la almohada y el roce de sus dedos logran que una sonrisa se forme en mis labios. Volteo mi cabeza a un lado, allí donde puedo contemplarlo de lleno, este tiene su mirada fija en mi espalda, observa como sus dedos están en un vaivén, yo no dejo de mirarle, se ve concentrado en lo que hace, después de unos segundos sus grises encuentran mi mirada, una corta sonrisa se forma en sus labios.

Silencio, nos quedamos aquí, en silencio, él mirándome mientras se entretiene dándome dulces y calmadas caricias en mi espalda, yo me quedo disfrutando de su cara somnolienta, de sus ojos achinados y como siempre ese rostro fresco. Estiro mi brazo y mi mano ahueca su mejilla izquierda, su barba baja me causa cosquillas en la palma de mi mano, mi dedo pulgar roza su labio inferior.

Bajhor acorta la distancia y une sus labios en los míos, no tengo idea de que hora ha de ser, ni siquiera sé cuánto he dormido, desde que nos metimos en esta habitación es como si la hora se detuviera. No hay algo que nos haga saber si ya amaneció o que, y la verdad que con este hombre besándome de la manera tan arrebatadora con la que ahora lo hace me importa un carajo que hora ha de ser.

La sabana de seda roja es arrebatada de nuestros cuerpos en su totalidad, el pelinegro me atrae a él, su lengua hace lo de siempre, introducirse con todo en mi boca y su beso ardiente logra robarme el aliento. Sus besos comienzan a descender, bajando por mi cuello y sus manos no dejan de estrujar mis muslos, ¿Qué si quiero más de él? ¡Por supuesto que sí!

– ¿No tienes suficiente? –susurro, este pasa a mirarme fijo.

–No creo tenerlo contigo –su boca encuentra mi pezón, la sensibilidad es mucha, a decir verdad, las pinzas no fueron utilizadas solo una vez, la verdad, la noche fue muy placentera para ambos.

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No puedo evitar reír, la verdad es que tengo unos cinco minutos en ese plan, Bajhor no deja de reprimirme una y otra vez, pero me cuesta, claro que sí.

– ¿Cómo quieres que haga lo que quiero si no dejas de reír como una foca? –las plumas, aquellas plumas de color azul rey que elegí aquella noche, están siendo rozadas en mi cuerpo. –Frida, silencio.

–Ok, ok, ahora sí.

Tengo mis ojos vendados, estoy sujetada de los pies y las manos, no había recorrido esta habitación del todo. En un rincón, uno que es un tanto oscuro, se encuentra unas esposas, pero no cualquieras, estas son de cuero grueso para evitar lastimarme, las cadenas sobre salen de la pared al igual que en la parte de los pies.

–Y bien Frida, ¿Qué es lo que quieres? –trago grueso, sonrió de lado.

–Quiero que me des placer, mi señor –no dejo de sonreír y debo dejar de hacerlo.

Por Favor, Solo Ámame ·Saga Por Favor #1· ★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora