¡Hey, Bajhor Hunther! ¿Podrías llegar a caer en aquello que te juraste nunca caer? ¿Podrías llegar a sentir atracción por algo que para ti no es atractivo? ¿Llegaras a implorar por un amor que no te mereces?
Frida Kayenston sabe lo que es vivir con...
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Frida Kayenston.
Correr, correr, correr, era lo único que hacía en este momento, por mi parte yo no podía más, pero Aurora me alentaba y retomaba fuerzas que no tenía y continuo la andada.
Y era cierto, la condenada de Aurora sabía muy bien qué camino tomar, le hizo una jugada sucia a Abdón mientras este me llevaba arrastras, la peli oscura fue haciendo diminutos tallados al pie de los árboles que solo ella podía entender, por lo que me contó, solía irse de excursión con su padre y lo aprendió de él.
Hemos corrido tanto que sé que estamos muy alejados del lugar donde nos encontrábamos, pero de pronto ambas nos detenemos en seco al escuchar el sonido de un disparo, ambas nos vemos, no decimos nada, de seguro es Abdón quien viene pisándonos los pasos.
-Mierda –susurra Aurora. –Continuemos, estoy segura que la cabaña esta por acá.
- ¿Tu GPS?
-Aun no coge señal, esa porquería.
Una vez más vuelvo a caer, me retuerzo del dolor en mis pies, porque cuando no estoy en movimiento el palpitar de las ampollas se hace presente. Aurora se acerca y quita uno de los calcetines, su cara no me gusta mucho enfoca su mirada en mí.
-Es imposible continuar Frida, tus pies han colapsado aún más y este jodido camino de piedras y tierra no nos ayuda mucho.
-Puedo hacerlo –intento levantarme, pero caigo nuevamente. –Yo puedo, sé que si –lo intento nuevamente, caigo una vez más.
-No definitivamente no puedes y deja de obligarte a ello.
Ambas guardamos silencio, de pronto el sol se oculta, ambas subimos la mirada, nubes grises comienzan a cubrir todo el cielo, estamos en plena temporada de invierno, había sido extraño que no se formará un tiempo de lluvia.
-Gracias, madre naturaleza –Aurora se deja caer, busca algo en su bolso, una botella de agua. –Ten, debes hidratarte.
– ¿Es lo único que queda? –asiente y yo alejo la botella. –Me esperare un poco más.
-Frida...
-Continuemos, ese disparo, de seguro fue Abdón, debemos irnos, ahora.
Me armó de valor nuevamente, pero en esta ocasión Aurora toma mi brazo y lo apoya alrededor de su cuerpo, nos miramos, ambas damos un asentimiento, nuevamente nos ponemos en marcha.
Para nuestra buena y mala suerte, la lluvia comenzó a caer a cantaros, encontramos un árbol que nos cubre un poco, ahora sí podría decir que una hipotermia está más cerca que nunca. Los dientes de Aurora rechinan por él frío, yo por mi lado estornudo cada cierto momento, con la lluvia cayendo es imposible retomar el camino, podríamos perdernos.
- ¿Dónde está? ¿Donde? –Aurora nuevamente se hace la misma pregunta. –Era por acá, estoy completamente segura.
-No te fuerces, Aurora –esta me mira. –Créeme has hecho suficiente –esboza una corta sonrisa.
