¡Hey, Bajhor Hunther! ¿Podrías llegar a caer en aquello que te juraste nunca caer? ¿Podrías llegar a sentir atracción por algo que para ti no es atractivo? ¿Llegaras a implorar por un amor que no te mereces?
Frida Kayenston sabe lo que es vivir con...
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Tengo un largo rato con Winny ideando todo acerca del evento que tendremos en una semana, desde el maquillaje hasta el peinado, dado que las chicas solo tendrán que concentrarse en cambiar su vestuario cada que bajan de la pasarela. Winny y yo tenemos que tener un solo maquillaje y un peinado para todo el evento y tiene que ir con lo que modelaran ese día.
Estamos tan concentradas viendo todo lo que estará para ese día y al menos se me ha esfumado de la mente el acoso estúpido que me hizo el desgraciado de Bajhor. Las ganas de llorar y el nudo en mi garganta lo eche a un lado porque simple y sencillamente yo no estoy para ridiculeces con el engreído de mi jefe.
La voz de Mark es música para mis oídos, ambas lo vemos venir con vasos de café y donas, mi estómago grita aleluya, y de inmediato coloco a un lado las cosas para concentrarme en esto tan delicioso que nos ha traído mi primo.
–Pensé e imaginé que estaba con lo del evento, así que, el café y las donas son el mejor compañero en este momento.
– ¡Gracias, te amo! –exclamo, este me guiña. – ¿Cómo vas tú? ¿Qué tal te va con la imaginación? –Mark toma asiento junto a Winny, esta simplemente está saboreándose su dona de chocolate.
–Fiona quiere retribuirme todo a mí y tuvimos un pequeño roce, por eso preferí ir por estas adquisiciones que te hacen olvidar todo lo malo.
– ¿Qué con Vahiola? ¿Por qué es de ese modo? –le doy un mordisco a una de mis donas y luego un sorbo de café. – ¿Acaso hay un empleado del mes? Lo digo porque es que da con los codos como sea.
–No, no hay un empleado del mes, pero quiere ser perfecta ante los ojos de nuestro jefe.
– ¿Le gusta? –apunto, Winny y Mark hacen un mohín al mismo tiempo.
–Más que nada es cosa de orgullo, pienso yo, por otro lado, también muere por nuestro jefecito, es obvio ¿Quién no le encajaría los dientes a ese hombre? –quien comenta es nuestra compañera.
–Eh... ¿Yo? –alza la mano Mark, yo sonrió. –Sí, si es cierto que nuestro jefe es desde precioso hasta perfecto en todo, pero, realmente no es mi gusto, los míos son más...
–Morenos de anchos brazos e idiotas –le miro, este me saca la lengua. –Winny, espero que nunca llegues a conocer a Leo, es un caso perdido, es la peor maldición que le he pasado a este engendro –señalo a Mark, este me lanza un lapicero yo rio. –Pero lo acepto, no me queda de otra.
–Esta noche le he invitado a cenar...
–Que bien –digo, observo mi dona, me la devoro.
–A tu departamento... –detengo el masticar, le veo de lleno.
– ¿Qué? –digo con la boca llena de dona y en ese jodido momento se abre la puerta y aparece mi problema mental, intento tragar, pero me cuesta.
