¡Hey, Bajhor Hunther! ¿Podrías llegar a caer en aquello que te juraste nunca caer? ¿Podrías llegar a sentir atracción por algo que para ti no es atractivo? ¿Llegaras a implorar por un amor que no te mereces?
Frida Kayenston sabe lo que es vivir con...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El sabor de su beso era dulce, pero lo dulce era realmente opacado por lo adictivo, flameante e intenso que llega hacer. Sus manos no dejan de apretujar mi trasero, en reiteradas ocasiones Bajhor ha sido capaz de robarme el aliento y no sé cuantos minutos llevamos encerrados en este cuartucho.
Mis dedos quieren enredarse en las hebras de su cabello, quieren tirar de él y hacerle saber que yo también sirvo para dominar. Pero esa idea lo hecho a un lado, hecho a un lado esa opción y esas ganas, porque lo menos que quiero es que todos se den cuenta de que algo malo ocurrió en el cabello de nuestro jefe. Así que solo me dedico a succionar su labio inferior y morder ligeramente para que sienta las ganas que me está invadiendo el cuerpo entero.
Sus besos logran arrebatarme el poco sentido que me queda y la poca cordura. Estoy a tan solo un empujón de deshacerme de toda mi ropa y simplemente follármelo aquí mismo, me importa un carajo si me escuchan gemir. Su beso forma estragos en todo mi cuerpo, sus besos me ponen al extremo de lo caliente, me ponen ardiente.
Pero todo se termina. Logro alejarlo porque de verdad este no es el lugar donde quiero que este hombre me haga de todo, y no, no quiero que me haga un bien, quiero que me haga todos los males posibles. Este cuartucho simplemente me corta la inspiración. Une su frente a la mía, su respiración es igual de dificultosa que la mía, observo fijo sus labios, rojizos y algo hinchados, no debí morderle repetidas veces.
Mi adonis arrebatador se encarga de volver mi jeans a donde debe ir y él mismo es quien se encarga del botón y el cierre de este.
–Esta lista a las 9 pm, iré por ti –dice al poco tiempo, esos grises claros viéndome muy fijo, volviéndome impaciente.
– ¿Y se supone que iremos dónde? –intento tomar largas bocanadas de aire para alejar este sofocamiento que me está carcomiendo.
–Tu solo lleva lo más atractivo que tengas en tu armario, yo pasare por ti, ni un minuto más ni uno menos –su nariz roza la mía con cierta ternura y lo veo acomodar su saco. –Este no es lugar para darte el placer que mereces, ¿No crees? –observo mi alrededor, asiento.
–Da la impresión de que es cuarto de secuestro, ¿Qué diablos es?
–El cuarto de limpieza –abro mi boca de par en par. –Lo siento amor, tu no mereces que te besen en un lugar como este.
–Muy de acuerdo contigo –me guiña y esboza una sonrisa, toma el pomo de la puerta. –Entonces...
–A las 9 Frida, por favor, no me vuelvas impaciente.
– ¿Haremos lo de la última vez? –intento no sonar asustada, pero no lo logro.
–Ya veremos, créeme, será algo aún mejor.
Termina por abrir la puerta y un simple rozón de sus dedos en mi mano me aceleran todo, incluso logran que una extraña sensación se forme en la boca de mi estómago. Camino de un lado a otro dentro del cuartucho, agitando las manos frente a mi rostro para alejar el calor que de pronto tengo. Después de unos segundos, logro salir y antes de dirigirme con Winny y Mark, opto por ir al baño, no puedo llegar con señales de que mi sensual jefe me devoro la boca en cuestión de minutos.
