¡Hey, Bajhor Hunther! ¿Podrías llegar a caer en aquello que te juraste nunca caer? ¿Podrías llegar a sentir atracción por algo que para ti no es atractivo? ¿Llegaras a implorar por un amor que no te mereces?
Frida Kayenston sabe lo que es vivir con...
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BAJHOR HUNTHER
Nos vemos fijamente mi respiración es dificultosa, al igual que la rubia entre mis brazos, los gemidos de la mujer del otro lado se escuchan a nuestro alrededor, con mi nariz jugueteo con la de Frida, yo la veo y todo mi cuerpo se estremece, yo la tengo tan cerca de mí y mi cuerpo responde a su merced, yo la escucho, yo la siento y no hay nada que me haga querer tenerla lejos de mí.
Paso a colocarme delante de ella, tomo sus manos y la encamino hasta donde se encuentra la cama de esta habitación, en silencio nos sentamos al borde de esta y puedo sentir como esta se siente tan aturdida, no sé si por mis palabras, no sé si por la situación, no lo sé y eso me da cierta frustración.
-Míralos –digo, la rubia me mira con esos ojos de color y niega. –Solo, míralos... –esta se voltea un poco y los comienza a ver. –Solo imagínate las veces que hemos tenido sexo –susurro, siento el fuerte agarre de su mano. –Las veces que te bese el cuerpo, las veces que te toque y como te hice sentir.
-Cállate –sonrió de lado, porque me encanta saber que mis palabras tienen cierto poder en ella. –Lo tuyo y lo mío es muy diferente a eso –voltea a verme, me mira fijo. –Por qué nosotros lo hacemos por placer, deseo y muchas ganas, ellos simplemente por ser una fuente de atracción.
-Frida... –me acerco a ella su calor corporal haciéndome delirar. –Tú me preguntas el motivo del porque te hago esto –me acerco un poco más, sintiendo su rostro muy cerca del mío. –Pero yo te he hecho esas preguntas y tú no me das respuesta alguna.
Silencio, solo nos miramos, yo no puedo simplemente creerme todo lo que esta mujer me hace sentir, el cómo vuelve un desastre mis sentidos y mi cuerpo entero, como reacciono a todo lo que pueda hacer, me arrastro ante sus pies, la anhelo como un loco, es mi droga, de eso no hay dudas, ello lo es.
-Yo, no creo ser lo correcto para ti, Bajhor –dice y nuevamente me repite lo mismo de siempre. –No sé qué decirte, no sé qué responderte, no sé, no sé –con prisa me acerco a las cortinas y decido cerrarlas y que no se escuche más lo que esas dos personas hacen. – ¿Cómo puedo corresponder tus sentimientos si soy todo un jodido desastre? –vuelvo con ella en cuanto escucho sus palabras, me acuclillo, la veo desde mi lugar.
-Hace mucho tiempo, que no me sentía de este modo –sus verdes me miran fijo. –Y me da tanto miedo –paso a ocultar mi rostro entre sus piernas.
-Bajhor, ¿Qué?...
-Es horrible, que una voz te atormente tanto, durante toda tu niñez –giro mi cabeza a un lado, logrando así recostarme en sus piernas, de pronto siento sus dedos hundirse en mi cabello. –Ella era hermosa, lo era, incluso más que ahora, debías verla, una sonrisa cada mañana e incluso al anochecer, no había nada que opacara su belleza, era mi admiración.
