¡Hey, Bajhor Hunther! ¿Podrías llegar a caer en aquello que te juraste nunca caer? ¿Podrías llegar a sentir atracción por algo que para ti no es atractivo? ¿Llegaras a implorar por un amor que no te mereces?
Frida Kayenston sabe lo que es vivir con...
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Es algo ilógico, es muy ilógico el hecho de que el frio sea muy intenso cuando está saliendo el sol por la mañana. Pero en esta ocasión ha cambiado un poco el frío, en este momento no lo siento tan intenso, gracias a la manta que Aurora me dio por la noche.
Otra cosa que me sorprendió fue el hecho de que ella dejara la carpa abierta para quizás darme un poco de compañía. ¿Qué le creo? No en su totalidad, este momento lo menos que debo hacer es confiar, pero si ella tiene un plan para escapar espero sea cierto, porque no aguanto más, no soporto ya tanto dolor en mi cuerpo.
Mis piernas duelen, mis muñecas arden, mis pies, mis pies no soportarían una caminata más. Abdón se ha aprovechado de todo este secuestro para hacerme saber que él es el poderoso en esta ocasión. Sus golpes han sido brutales, han sido peor de lo que cuando vivía con él.
Siento mi mejilla hinchada y no logro ver muy bien de mi ojo derecho por lo abultado que esta, el lado izquierdo de mi labio inferior tiene una abertura y me da temor que no ha sido curado, estamos en medio de la nada y yo estoy recibiendo todo tipo de bacteria. Lluvia, frío, entre la tierra, esto es horrible y en un momento donde Abdón me golpeo con tanta fuerza lo único que deseaba era morir, morir y no recibir más dolor.
Pero ocurre, un destello me dejaba muy claro que no, que no era momento para desear eso, que yo debo aguantar, que yo debo soportar y buscar una salida porque mi adonis espera por mí y yo no puedo herirlo más, no, ya no más.
Escucho los quejidos provenientes de Abdón y cierro mis ojos de inmediato, sé que verme con la manta será lo último que se espera ya que su deseo es verme destrozada, pero si Aurora quiere que lo moleste esto es lo que me ayudará a que salga de sus casillas y la peli oscura lleve a cabo su plan.
- ¿Qué demonios? –le escucho decir, me estremezco, fingiendo estar despertando ahora, pero tengo mucho, mucho rato despierta. – ¿Por qué demonios llevas una manta? –me la arrebata y abro mis ojos asustada.
-Yo... Yo... Yo...
- ¿¡¡TU QUÉ, CARAJOS!!? –se acuclilla y con mucha fuerza toma de mi mentón. –Cállate si no quieres que...
-Si no quiero, ¿Qué? –nos miramos fijo, Abdón sonríe de lado y nunca en mi vida había visto una sonrisa tan horrible y tenebrosa.
-Mira nada más, hablándome de un modo que no te conviene en este momento, Anette.
- ¿Acaso crees que soy la misma Anette de años atrás? Esa que se dejaba minimizar por ti –suelto una risotada. –Vete, a la mierda Abdón, ¡VETE A LA MIÉRDA!
Y este me estampa una bofetada fuerte en mi mejilla, un chillido de dolor brota de mis labios y por encima de su hombro logro observar a Aurora que con la mirada me alienta a que continúe.
