TWENTY-FIVE

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Nath tenía razón, YoonGi ha estado más feliz, llega todos los días a casa e incluso se perfuma, claro la mayor parte del día se la pasa fuera, pero entiendo su trabajo y que tiene que estar en la agencia.

Incluso cenamos juntos todos los días y bromeamos, ahora el es el que pone la música a volumen alto sin importar que digan los vecinos.

Mejores días no he tenido como estos.

Cabe decir que si, ya se conocieron Alex y Nath, al principio no se cayeron bien, pero en cuanto Nath le dijo que tocaba varios instrumentos Alex se relajó un poco, a penas me entero que ella toca la batería, la música las unió de cierto modo.

Aunque todo el tiempo se la pasan peleando, porque Nath quiere blanco y Alex negro, si, ellas son mis mejores amigas.

En los momentos en los que están de acuerdo es cuando quieren molestarme a causa de mis sentimientos hacia YoonGi.

Siguen pasando los meses mi amistad con las chicas crece tanto como con la de los chicos, en especial con Bin.

Y bueno YoonGi y yo somos más cercanos.


–Voy a casa de Bin, regresó el lunes, hay comida en el refrigerador– dije sin esperar respuesta y salí del apartamento.

Bin y yo éramos muy unidos, por esto mismo me quedaría en su casa, todo el fin de semana.

Claro el era de mucho dinero y YoonGi también, el camino a su casa no era tan largo como parecía, en un abrir y cerrar de ojos ya estaba tocando el timbre de la gran residencia en donde vivía mi amigo.

–Hola palmeador– dijo en cuanto abrió la puerta, me invitó a pasar.

–Si dices eso frente a mi madre me matará– dijo antes de besar mi mejilla.

–¿Decir que Han HaBin?– habló una voz femenina detrás de él.

–Nada...nada mamá, Sam solo bromea– se defendió.

La mujer volteó hacia mi y cambió su rostro intimidante por una sonrisa.

–Sammy querida, ¿Como haz estado?– preguntó dándome un abrazo, de esos que sólo las madres saben dar.

–Excelente señora Han, gracias por dejar que me quede en su casa una vez más– dije.

–Las veces que quieras linda, nos gusta tenerte aquí, en especial a HaBin– miro a su hijo.

–¡Mamá!– dijo Bin un poco exasperado.

–Ya, ya, Bin mejor llámale a tus hermanos, la comida esta lista– me miro– puedes acomodar tus cosas en el cuarto de Bin.

–Muchas gracias– tomé mi pequeña maleta la cual en seguida Bin me quito para ayudarme a subirla a su habitación.

Si, incluso nos quedábamos en el mismo cuarto, ¿Por qué? Pues las platicas y chismes son más interesantes en la madrugada.

Estar con el y su familia es muy acogedor, jugar con sus hermanos pequeños, intentando ignorar las indirectas de su mamá, y las constantes insistencias de su padre para que pida más comida me hacía sentir parte de una familia.

COMPLICATED   MYG    (LOVE BOOK 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora