FIFTY

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Cuando entramos me sorprendió lo que vi, los padres de YoonGi también estaban aquí, apresuré el paso para llegar a ellos.

–Señores Min– hice una reverencia.

–¿Señores?– preguntó la señora Min– ¿Desde cuando deje de ser tú Omma?– preguntó indignada.

–Omma– susurré y le guiñé el ojo– aún es nuestro secreto– les dije al oído.

–Es un gusto verte– dijo el señor Min– Te ves más hermosa de lo que eras, te hizo bien venir a Seúl– dijo con una sonrisa.

–Y eso...– les di un abrazo a ambos– se los debo a ustedes, no sé dónde estaría ahora si no fuera por ustedes.

–No hay nada que agradecer Sam, no digas esas cosas– la señora Min tomó mi brazo– Mejor vamos que mi hijo debe estar esperándonos.

Entramos a una zona exclusiva en el restaurante, había una mesa grande y ya estaban casi todos sentados, al entrar pude ver como Nath me hacía señas indicándome que había guardado un asiento para mi, de un lado estaría Alex y del otro Nath.

YoonGi notó cuando llegué con sus padres y los saludo primero, después de saludarlos se percató de mi presencia y se dirigió a mi.

Se veía muy formal, al igual que cuando iban a las premiaciones. Se ve muy bien.

–Sigo preguntándome dónde está la fachosa de Samantha– dijo en cuanto me vio.

–Tal vez está esperando el momento correcto para salir de nuevo– bromeé.

Ambos tomamos asiento, yo junto a mis amigas y el frente a nosotras junto a su hermano, al otro lado había un asiento vacío, no entiendo el porqué si ya estábamos todos, tal vez fue un error de restaurante, deja de pensar tanto Sam.

–Agradezco a todos por tomarse el tiempo para venir, si están aquí es porque forman parte importante de mi vida– me miro y yo le sonreí, quito la mirada de mi– Y quiero compartir esto con ustedes.

Todos hablaban mientras servían la cena, mis amigas intentaban hablarme, hacerme salir de mis pensamientos, pero algo no me cuadraba, algo no estaba bien.

Y claro que lo sabía, por qué la vi casi derrapandose a donde estábamos. Laurent ella estaba aquí, pero ¿Por qué?

YoonGi de inmediato se levantó a recibirla con un beso en la mejilla, y yo... siguiendo todos sus movimientos, vi como se sentaron juntos, así que la silla era para ella.

–¿Que hace ella aquí?– susurré.

Ninguna de las chicas a mi lado hablo, sabían algo que yo no, está bien ella fue novia de YoonGi, ¿Pero es tan importante la cosa como para que ella esté aquí? Habían terminado hace casi un año.

Me miro y yo me acomode en la silla con una postura desafiante, no dejaría que sospechara de las dudas de mi mente, ella me dio una sonrisa de lado, como alguien que mira a su contrincante, a alguien que ha perdido. No haz ganado nada maldita víbora.

–Ahora qué ya estamos todos aquí podemos comenzar la cena– anunció YoonGi.

Todos hicieron caso a su pedido, incluso yo, aunque no muy convencida, no tenía apetito, al menos no de comida, porque en cuanto trajeron el vino no tarde ni un minuto en beber mi copa y pedir más. Algo que llamo la discreta atención de los padres de YoonGi al otro lado de la mesa, hice un ademán para anunciar que no había nada de que preocuparse.

Después de una hora y media de pláticas y algunas bromas YoonGi llamo nuestra atención haciendo sonar su copa, tenía mis manos sobre mis piernas limpiando el sudor de mis manos con la tela de mi vestido.

Miraba atenta cada movimiento de YoonGi, desde que comenzó a moverse en su asiento hasta que se levantó.

–Bien, creo que se preguntan porque los cite aquí– se acomodó su saco– Déjenme decirles que estoy nervioso– miro al suelo y suspiro– No creí que yo en algún momento pudiera llegar a hacer esto, pero seguiré el ejemplo de mi amigo Jeon y dejare de desperdiciar mi tiempo.

Miro a la persona que estaba a su lado, y no hablo de su hermano, sino de Laurent, le ofreció su mano y le pidió que se levantara, se quedaron viendo unos segundos, sonriendo entre ellos, y yo los veía a ellos, pero en definitiva no estaba sonriendo. Solo observaba atentamente, mi ser me pedía que dejara de ver, pero mis ojos no respondían.

Mis ojos iban bajando al compás del cuerpo de YoonGi, poco a poco bajo hasta quedarse apoyado en una rodilla tomando las manos de ella, el la miraba con una sonrisa, sus ojos brillaban, como si tuviera un diamante frente a él.

Lo cierto es que el diamante estaba frente su rostro, en una pequeña cajita azul aterciopelada, sostenido por un círculo perfecto de color plata.

Sus largos y delgados dedos sacaron la pequeña sortija, para ponerlo en el dedo anular de la mujer que estaba frente a él, acompañado de la típica pregunta.

–¿Quieres casarte conmigo?

Tres palabras, dos signos de interrogación y un hombre arrodillado ante ti podían detener tu corazón, lo seguro es que esas palabras no pararon el corazón de una sola mujer, si no de dos, y ahí estaba incluido el mío.

Mi corazón se detuvo, pero en ese mismo instante comenzó a latir como si se me fuera a salir del pecho, mis sentidos estaba totalmente nublados, tenía la boca seca, me sentía fuera de mi, la respiración me faltaba, había comenzado a hiperventilar.

La mano y la mirada preocupada de Nath me decían que no era un sueño, y que tampoco estaba muerta, físicamente. Porque si que alguna parte de mi murió al ver esa escena.

–Tranquila Sam– escuche la voz de Nath, o lo que pude, me sentía como si estuviera debajo del agua, la misma sensación de escuchar la voz de alguien, pero lejana, y poco audible, al igual que estar debajo del agua, sentía que no podía pronunciar palabra.

Fue como un flashback para mi, mi cumpleaños, en mi cumpleaños creí que estaba enamorado de mi, en mi cumpleaños la presento como su novia, y ahora, volví a creer en la mentira que yo misma me dije, creí que estaba enamorado de mi, y ahora la presenta como su prometida. Era como un deja vu los chicos me miraban pidiendo mi aprobación para felicitar a su amigo, todo se repitió, después de todo, mi pasado aun sigue aquí.

–Necesito aire– dije, no necesité que nadie escuchara, tome el vino que quedaba de mi copa y salí a pasos apresurados del restaurante.

Comencé a dar vueltas en la entrada, no me importaba si estaba llamando la atención de las personas, me senté sobre los escalones de la entrada.

Mis codos recargados sobre mis rodillas pude sentir como mis dedos entraban y salían de mi cabello, deshaciendo aún más el peinado.

No sabía que hacer, me sentía perdida, quería llorar, o no, no aquí, me sentía molesta, decepcionada, ¿Que hago ahora?

Comencé a dar pequeños gruñidos, la desesperación crecía a cada segundo, mi respiración se alteraba a la velocidad de la luz, como si hubiera corrido un maratón.

–Sam, aquí estás– Escuche un suspiro aliviado detrás de mi– ¿Cómo estás mi niña?

Se sentí junto a mi y pasó su brazo sobre mis hombros, mientras yo me mecía nerviosa, mi mente estaba pensando como nunca lo había hecho, no respondí a su pregunta.

–YoonGi... yo no sabía que el haría esto, no creí que lo haría frente a ti sabiendo tus sentimientos por el– dijo con un aire de decepción– Estoy... decepcionada de el, y... preocupada por ti, no te mereces esto.

–Claro que no, no me lo merezco– hable entre dientes y me levante– Tengo que irme– deje un beso en su frente e hice una reverencia.

–¡Sam! ¡Espera!– escuche como gritaba pero ignore sus llamados– ¡¿A donde iras Sam?! ¡Sam!

COMPLICATED   MYG    (LOVE BOOK 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora