Finalmente había terminado su jornada de estudio, pero lastimosamente ahora tenía que dirigirse a clases extracurriculares, y se sentía pésimo, no había comido nada desde el almuerzo.
-Dylan, seguro que entraras a esas clases que lo único que hacen es quitarte tiempo vital de tu tiempo, y solo te dejan ganas de suicidarte?.-preguntó Jack por milésima vez.
El castaño estaba al borde de asesinar a su mejor amigo, todo el dia se la paso tratando de convencerlo de que no tomará las clases.
-Jack, deja de ser un idiota y déjame entrar a clases, te prometí que iría al restaurante donde tienes reservaciones ¿no?.
El pelinegro asintió.
-Bueno, entonces déjame entrar en paz a mis clases, ¿okay?.
Jack rodó los ojos e intentó protestar, pero rápidamente trato de controlarse.
-Es solo que no me parece justo que mi mejor amigo esté todo el día en la escuela, precisamente el día de su cumpleaños.-dijo haciendo un puchero.
Dylan le dió una pequeña sonrisa que fue correspondida por Jack.
-¿Estás preocupado por mí, acaso?-preguntó sin borrar la sonrisa de su rostro.
-Si, solo por qué es tu cumpleaños, si fuera cualquier otro día, te dejaría estar en clases una semana si tú quisieras.
Ambos rieron al unísono.
-Bueno, no quiero seguir perdiendo el tiempo contigo, así que me voy a clases.
-Bien, paso por tí.....¿a qué horas sales?.-preguntó confundido.
Dylan rodó los ojos por milésima vez en el día, se preguntó por qué Jack era tan estúpido.
-A las 7:30.
-Bien, a las 7:30 paso por tí, ni un minuto más, ni un minuto menos.
-Eres demasiado impuntual y conociéndote probablemente vengas a las 8:00, así que nos vemos a esa hora.-dijo Dylan riendo.
-Bien, entonces paso por tí a las 8:00.
Ambos rieron y finalmente se despidieron con una seña de mano.
El castaño negó varias veces con la cabeza mientras miraba a Jack desaparecer por los pasillos del instituto, y finalmente se dirigió a las benditas clases.
Mientras iba caminando hacia el aula, sintió como alto vibro dentro del bolsillo de sus jeans.
Tenía una llamada de un número desconocido, así que se estaba debatiendo mentalmente en si contestar o no.
-¿Que de malo podría pasar?-se dijo a si mismo.
Después de pensarlo unos segundos más, finalmente decidió contestar aquella llamada misteriosa.
-¿Hola?.
-Feliz cumpleaños Dylan.-dijo una voz gruesa y perfectamente conocida a los oídos del castaño.
Dylan abrió los ojos con sorpresa, sus manos comenzaron a sudar y creyó que el celular se le caería de las manos.
Era Joseph.
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Sugar
RandomJoseph; un empresario totalmente exitoso. Dylan; un chico ingenuo que es mejor amigo del hijo de Joseph. ¿Cómo podrían chocar ambos mundos?. TEMÁTICA: HOMOSEXUAL. ❌ADVERTENCIA❌ ESTA HISTORIA ABARCA TEMAS FUERTES Y/O DELICADOS, ASÍ QUE SE RECOMIENDA...