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Dylan temblaba y lagrimas querían salir de sus ojos azules, pero no porque le doliera, sino porque se sentía endemoniadamente bien.

Pero todo tiene acabar en algún momento, y se sintió extraño cuando el otro se detuvo.

-Dime bebé, ¿Lo estás disfrutando?

- Si daddy -respondió sin pensar.

-Oh, pues si esto te gusto solo espera, te haré sentir el verdadero placer.

El mayor comenzó a desabrochar sus pantalones dejando expuesto su pene totalmente erecto.

Se colocó detrás del castaño y lo tomo por las caderas, introduciendo de primeras la mitad de su miembro, provocando que el otro se retorciera por el dolor.

-¡Joseph no! ¡Eso duele! -le grito con dolor en su voz.

El mayor hizo caso omiso, y siguió metiendo lentamente su miembro.

Dylan se aferraba del asiento como si está acción le quitase el dolor.

El mayor jalo un poco de su cabello y empezó a dar pequeñas estocadas que hicieron al menor estremecerse.

De algún modo, el dolor se convirtió en placer e inconcientemente empezó a gemir bajito, para que el mayor no lo notará.

De un momento a otro Joseph dejo de moverse, cosa que hizo extrañar a Dylan, pues justamente empezaba a sentirse tan bien.

-Quiero que gimas, tan alto como puedas.-dijo el mayor sin inmutarse.

Dylan estaba tan perdido en su lujuria, que asintió con la cabeza.

El mayor prosiguió con las estocadas, pero está vez eran más fuertes.

-Ahhhh, da-ddy-gimió Dylan.

Esas palabras hicieron que el mayor se moviera incluso más dentro de Dylan.

El menor no pudo más cuando Joseph tocó su pene y empezó a masturbarlo.

Miles de sensaciones invadieron su cuerpo, volviendolo completamente loco, hasta el punto de retorcerse en aquel asiento.

Joseph salió rápidamente de Dylan y lo volteó su una manera ágil, para quedar frente a frente.

Lo beso frenéticamente y después volvió a introducir su miembro en el.

Dylan por un momento se sorprendió de la forma en que podía abrir sus piernas, quizás nunca se había dado cuenta de ese hecho hasta que Joseph tuvo que abrirlas para poder introducir su miembro en el.

Nuevamente empezaron las estocadas, era tan fuertes que el ruido de la piel chocando se escuchaba a gran sonido, Dylan apreció la expresión de placer del mayor, y dedujo que lo estaba disfrutando, al igual que el.

De nuevo empezó a masturbarlo de manera rápida, haciendo que mordiera sus labios tan fuerte que empezaron a sangrar.

El menor ya no aguantaba, sentía que estaba por explotar, y así lo hizo.

Tiras de semen saltaron por aquella camioneta.

El mayor de igual manera se vino al sentir las ajustadas paredes del menor en su pene.

Ambos quedaron en esa posición, viéndose fijamente.

Dylan tenía una expresión de sueño, y Joseph una que el menor no pudo descifrar.

El mayor se inclino hacia Dylan, y beso suavemente la comisura de sus labios.

-Eres hermoso Dylan.-susurro cuando se separaron.

El menor se sonrojó hasta más no poder.

-Gra-cias.-fue lo único que pudo decir.

El mayor le sonrió, y Dylan por supuesto le regreso la sonrisa.

Quizás esa noche Dylan sintió algo que no había sentido anteriormente.

Sintió que habían hecho el amor.

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