C.20

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No sé cuantas vidas me faltan, pero en cada una de ellas espero encontrarme contigo.

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Han pasado dos semanas desde que paso ese altercado, donde Jungkook me confesó lo que era y lo que había sido Steve. Ese día cuando me acompañó a casa, no hablamos en todo el camino, nos mantuvimos en un silencio sepulcral, pero eso era porque yo estaba tratando de asimilar todo.

Cuando llegue a casa, la abuela me echo la bronca de mi vida, diciéndome que no debería salir así sin avisar, y menos por las noches. Jungkook le había dicho que me había encontrado y nos habíamos detenido para hablar, omitiendo el hecho de que Steve me había secuestrado, y ahora estaba muerto.

Todos los días venia Jungkook por mí, era como volver a la rutina que ya teníamos, pero la diferencia es que antes hablábamos y jugábamos, ahora nos manteníamos en silencio. Algo había cambiado, y claro que sabia que era, pero no era capaz de decirlo en voz alta.

Era curioso, cada vez que llegábamos a casa él decía que nos veíamos al otro día, pero cada que me asomaba por la ventana, podía verlo parado en el patio, resguardando mi seguridad y el de mi abuela. A veces era él o uno de los chicos que había visto con él.

Hoy no parecía diferente a los otros días, por la mañana platique un poco con la abuela mientras desayunábamos, después de eso Jungkook me llevó a la cafetería, donde el trabajo parecía estar más tranquilo, los clientes parecían que empezaban a venir un poco más. En el local se quedaba uno de los chicos, o Yoongi, pero nunca Jungkook. Después de eso, por la noche, Jungkook llegaba a la cafetería, hablaba un poco con quien se hubiera quedado y después me acompaña a casa. Esa era la rutina.

─Hoy vendrá Yoongi, si necesitas algo puedes avisarle ─ me dice, mientras estamos caminando hasta mi casa.

─Claro ─ asiento.

De nuevo silencio. Aunque quisiera seguir una charla no podía, me sentía cohibida con él a mi lado, sus palabras me llenaban los oídos como susurros embriagantes. Después de todo se me había confesado.

Traté de estrujar a mi cerebro por algún tema para poder charlar, pero solo conseguí un dolor de cabeza. Cuando menos lo pensé, ya estábamos frente a mi casa.

─Gracias por traerme ─ le dije, mientras miraba mi casa y después lo miraba.

─Sí, es mejor que entres ya... ─ asentí, otro día más donde no hablábamos de nuevo.

Estaba por subir los escalones cuando Jungkook me sujeto del brazo, jalándome hacia él.

─ ¿Qué pasa? ─ pregunte mientras lo miraba asustada.

─Huele a vampiro ─ dice, mientras mira con el ceño fruncido hacia la casa.

─Mi abuela ─ le digo, intentando zafarme para poder ir con mi abuela.

Él no me suelta ni un centímetro, su agarre es firme en mi brazo. La puerta de la casa es abierta, de ahí sale el mismo hombre que se había presentado la otra vez, Choi Minho, si no estaba mal.

─Sus galletas saben al mismísimo cielo, muchas gracias por darme un poco ─ escuche le dice ese chico a mi abuela.

─ Pero ¡qué dices! ─ dice mi abuela riendo como una adolescente.

Si no estuviera tan pegada a Jungkook, nunca hubiera escuchado el gruñido que soltó, por mi cuerpo recorrió un escalofrió.

─ ¡Abuela! ─ la llamo mientras con mi mano me zafo del agarre de Jungkook, esta vez me suelta, pero sin despegarse mucho de mí. Él viene detrás de mí.

Plenilunio  [ℐeon ℐungkook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora