TOCANDO FONDO

68 3 0
                                    


Salí fui al banco y vacié una de mis tarjetas, me la pasé entre gente de vicios, casinos, mujeres alegres y bares. Mi hermano muchas veces fue y me recogió, me llevo al apartamento. Tenía varias llamadas perdidas de mi madre.

Pasaron días, semanas, meses. Estaba en un bar, cuando vi llegar a Daniel, le estaban organizado la despedida de soltero, me abalancé hacia él, le di con todo mi odio, le rompí la cara, acto seguido fui expulsado de allí. Me di cuenta que los que una vez me alabaron hoy me dieron la espalda.

Amanecí, tirado en un parque sin un zapato. Fui a mi apartamento, me toco llegar a pie, los taxis no me recogían.

A la semana siguiente volví al bar había una mujer muy hermosa, me coqueteo al verme llegar. Interesante una conquista más, eso pensé. Se me acerco y me dijo.

-Hola me llamo Sara, estoy aquí en busca de compañía.

- ¡Qué bien!, ando en lo mismo mi nombre es Daniel.

- ¿Daniel me invitas un trago?

-Un trago para la señorita le indique al barman

Fui al baño al salir, estaba aún esperándome.

- ¿Qué tal si terminamos esta velada en un sitio más íntimo? dijo.

-Como quieras, Conquista fácil pensé.

-Yo tengo mi auto afuera me dijo.

Salimos y había un Ferrari rojo. Le quito la alarma y dijo.

-Maneja tú, ¿quieres?

Cogí las llaves le abrí la puerta para que se subiera, luego abrí la del conductor y me prepare a conducir.

Cuando sentí un golpe en la cabeza no me acorde de más.

Desperté con una cubeta de agua fría en la cara, estaba amarrado de manos, colgado de una cadena en un cuarto oscuro, parecía una celda.

- ¡Hola Gabriel¡,¿cómo te acaba de ir?,¿cómo te han tratado mis amigos?

- ¡Maldito¡, ¿qué quiere de mí?, ¿porque estoy encadenado? ¿Quién diablos es usted?, ¿es un secuestro? Mi padre no les dará nada, pierden su tiempo.

No comprendía nada, sentí solo los golpes en mi espalda, me tiraban sobre las rejas y al devolver me recibía un garrote. Gritaba, pero al parecer no podía ser escuchado. Me desgarraron mi camisa. Sentir caer agua sobre mi cara, me escurría el agua por todo el cuerpo. Sentí un choque eléctrico el dolor era intenso me desmayé. Al despertar estaba un doctor revisándome,

- ¡No se puede morir!, yo quiero que sufra, decía una voz

Esa voz me era conocida. Identifique a Daniel. Había un señor mayor de edad que pedía que no me fueran a dañar mucho la parte de atrás.

-No me lo lastimen mucho el trasero, eso lo quiero intacto para mí. No sabes cómo lo vamos a disfrutar. Me dijo

-Maldito Daniel, Hp, gonorrea, me la vas a pagar. grite

Sentí como un martillo me dio en un dedo, el dolor de nuevo fue indescriptible.

Gritaba.

-Suplica que te maten, pero no lo lograras, seguirás vivo. Decía el anciano

Me amarraron a una cama de cemento, amarrado de pies y manos, boca arriba, me hicieron una herida, en las costillas, un sudor frio invadió mi cuerpo, grite trate de no sentir de no gritar, el cuchillo se clavó en mi costado, la sangre siempre escandalosa broto, mis hijos se inundaron de lágrimas, si mi dolor les complacía, no les iva a dar el gusto de oirme suplicar me apuñalaron los pies, el cuchillo penetraba mi carne, el dolor que producía estaba alterando mis sentidos, temblaba de dolor de impotencia, apreté mis dientes, no les iba a suplicar, saco el cuchillo y volvió a hundirlo de nuevo, grite, Todo es mental me repetía una y otra vez, todo está en mi mente, me creí muy tonto repitiendo esa filosofía.

- ¿Que quieren hp?, suéltame una mano les gritaba.

Las sogas que sujetaban mis manos me estaban quemando, ya no podía moverme, sentí que las sogas iban a destrozar las muñecas de mis manos. Me dejaron solo, la sangre corría por mi cuerpo, nuevamente estaba pegado de sudor y sangre a la cama de cemento, gemía hacia ruidos involuntarios, en mis momentos de alucinación vi a Daniela, acercase hacia mí.

-No te amé, solo fingí amarte, hacer el amor contigo me causaba repugnancia, después de alejarme de ti, tenía que bañarme, una y otra vez para quitar el asco que te tenia. Y el olor apestoso que dejabas en mí.

-Maldita Mujerzuela, no eres gran cosa, en mi vida ha habido muchas como tú, no estaba enamorado era por complacer a mis padres, eres tan hueca y vacía, no puedes ofrecer nada, nada recibirás.

Me dieron un golpe en mi estómago, me desmaye nuevamente. Me desperté

empecé a tener alucinaciones, sentía mucho calor, tenía fiebre, tuve frio, tenía escalofríos, cada vez que intentaba soltarme mis heridas sangraban, era una piltrafa humana, me hicieron varias laceraciones con un cable, estaba en un estado, que no sabía que era ficción o que era realidad, llegué a un punto que no sentí dolor. Mi boca se lleno de pus, estaba seca, por la falta de agua y la fiebre me salieron ulceras en los labios y dentro de mi boca, la sed no me dejaba dormir. No sabía si pasaron días, meses o semanas, en el lugar donde estaba no se sabía si era de día o de noche.

En unos segundos estaban cauterizando todas mis heridas. No comprendían, baldados de hielo caían sobre mi cuerpo y cara. Me pusieron suero con vitaminas

-Lo importante es desinflamarlo, van a negociar y el carbrón dice que el niñito no puede tener mayores muestras de cariño.

-maldito, negociare el día que me coja a tu madre. Daniel, Daniel grite.

Vi al doctor con una jeringa, venia hacia mí. Se llenó el lugar de policías, cogieron al doctor y a dos enfermeras eran los únicos que quedaron en el lugar.

Mi hermano, entro me abrazo, me sacaron en una camilla, en la puerta estaba mi padre.

-Hijo esto no se queda así, no las van a pagar. Me dijo mientras me abrazaba

-Padre fue Daniel, escuche su voz. Le dije

-Tranquilo te van a llevar a una clínica, solo preocúpate por recuperarte, nosotros nos encargamos de todos, pero te juro que tus enemigos los tendrás a tus pies.

Enci silva

LA CAIDA DEL CIEGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora