Jean Paul y mi hermana Alicía

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Capítulo 38


Yo luche contra este sentimiento, te lo juro, lo miraba desde lejos, el muchacho de los ojos tristes, tiene una pena en el corazón+, se le nota en los ojos, vive solo y necesita amor, compartíamos la soledad, él era como yo, no tenía a nadie, no encajaba en ningún lugar,

-Cómo puedes decir eso, si todos te queremos.

-Para ti es fácil, nana y todos pendientes de ti, mi mama se la pasaba todo el día en la iglesia, en el orfanato, con las damas rosadas, cuando estaba en la casa mantenía en la luna.

-Sí, yo la comprendo, ella quería escapar de Alexander, su vida no era fácil.

-Me sentía tan sola, tú con mi hermano Sebastián para todos lados, jugando en el Xbox, en el club siempre estaban juntos.

-Te veía tan contenta con tus amigas,

-Hipócritas, envidiosas, éramos muy diferentes, pero tenía que incorpórame con ellas. Si no me volvería loca, no encaje nunca en su mundo. No encaje en ningún lugar.

-Lo lamento, porque te callaste.

Alexander le pidió a Jean que me acompañara al laboratorio, la pasaba todo el tiempo conmigo me llevaba me traía, muchas veces me compro almuerzo y me llevo al laboratorio, mantenía todo el día allí entre formulas y compuestos químicos, la carrera de Medicina demanda mucho tiempo. La alterne con la Bioquímica, no quería tener tiempo libre.

-Uy si decíamos que teníamos a una hermanita nerd.

-Me levantaba y él estaba esperándome, desayuna en el laboratorio, me llevaba café, tomaba litros de café. Capuchino, milo, cualquier bebida caliente. Un día me invito a comer un helado. Yo estaba haciendo un experimento algo salió mal se estaño el tubo de ensayo, me tomo de la mano y me dijo:

-Vamos a comer un helado.

-No, ahorita no tengo tiempo, tengo que sacar esta fórmula.

-Sí, necesitas descansar, afuera, vamos el mundo siguió, la única se detuvo fuiste tú. Vamos, me jalo de la mano.

Le hice caso, fui al centro comercial, degustamos un helado, patinamos en la pista de hielo. Ese día disfrute mucho su compañía.

Ese día me di cuenta que el me gustaba, lo miraba, sentía que me iba a descubrir mirándolo, disimulaba, un día lo descubrí mirándome, le desvíe la mirada. Me miraba y lo miraba, nos reímos. Volví a sonreír.

Alexander lo trataba muy mal, él es esmeraba por complacerlo, pero no podía. Él era su esclavo y descubrí que ustedes también, les divertía molestarlo.

Un día mi padre lo golpeo, lo seguí, se sentó en las escaleras, tenía los ojos más tristes. Me pareció que estaba llorando. Me senté junto a él, no dije nada solo lo abrace, en silencio, ese abrazo me reparo, sentí que todos mis miedos se fueron. Fueron minutos, era el abrazo que espere toda la vida, el me retiro suavemente y me sonrió, yo estaba llorando y limpio mis lágrimas con sus manos. Me sonrió con una sonrisa que le salió del alma.

Desde ese día, cerraba mis ojos en la noche y tenía su rostro en mi mente, al despertar en la mañana mi primer pensamiento era para él. Me sentí rara, sabía que todas las mañanas todos hacían deporte, me preparé para ir a correr junto con ustedes, pero era para poder estar cerca de él. Dijo Alicia

-Sí, se me hizo extraño, tu no hacías deporte y de pronto, te levantabas temprano y corría con nosotros. Le dije

-Trataba, yo no era deportistas, ustedes siempre me dejaban votada. Pero el no, estaba pendiente de mí.

-Jean Paul, si él nos ganó siempre, tiene una rutina mortal, ese mano le gusta el deporte fuerte, deportista de alto riesgo. Le dije

-Sí, pero, me esperaba, luego me acompañaba al gimnasio y le dijo al instructor que me hiciera una rutina. Él se fue a hacer su rutina, si en pesas es tremendo. Siempre coloca más barras que todos. Él era muy especial conmigo, el día que tocabas que hacer bicicleta, el iba delante de ustedes, yo iba de ultimas, me caí, le avisaron y se devolvió a ayudarme, me cargo hasta la mansión. Busco a mamá, pero no la encontró, tampoco a la nana. Me subió a la habitación, me aplico linimento en las heridas.

- ¿Cómo te sientes? Deja secar el linimento. Descansa, me dijo

-Gracias le dije. Se me rompió la sudadera el me cubrió con su camiseta.

-Espera tu camiseta y se la di. Le agarre la mano. Sentí sus manos, me sonrió y nos dimos un beso. Era mi primer beso. Se fue rápidamente.

Ay comenzó todo. Me quede encerrada en el laboratorio. Llame a todos, como siempre no me contestaba ninguno, le timbre y me contesto fue en mi ayuda, ese día fui yo la que lo bese. Desde ese día, nació un amor prohibido, nos veíamos a escondidas, nos besábamos en el auto cuando cuando el me llevaba al laboratorio. En gimnasio, teníamos cuidado de que no nos descubrieran. Pero Jean no se sentía bien así, temía que nos descubrieran, por eso me convenció de hablar con Alexander. Fuimos a su despacho entramos cogidos de la mano. El no sabía nada de sus padres, al único papa que conocía era a Alexander y el único amor que le demostró fue cuando le puso el revolver en la cabeza, el amor se lo demostró al no jalar el gatillo. Odie a Alexander cuando eso. Tú no sabes de eso eras el consentido, si te picaba un mosco Alexander corría a socorrerte a mí no.

Alexander le puso un revolver en la cabeza, no nos dejó hablar. Yo le suplique que no, me dijo que no nos quería volver a ver juntos. Me aleje de él.

Pasaron unos meses, yo le hui todo el tiempo, Alexander me llamo a la oficina que tiene en la mansión, fui, estaba sentado, hablando con él.me invito a sentarme y me dijo:

-Hola hija, siéntate, Juan dice que está enamorado de ti. Me dijo Alexander

Tu qué opinas. Sentí mucho miedo, traté de disimularlo.

-No, yo, como se te ocurre. Dije con miedo.

-Qué pena hija porque el pedido tu mano y yo se la consedí. me dijo Alexander

Tuve mucho miedo le dije que no y Salí corriendo, fue cuando descubrí lo del laboratorio. No podía, no pude, odiaba a Alexander. El me descubrió y quiso controlarme por medio del amor que yo siento por Jean Paul. Se sintió rechazado y no me volvió hablar.

-Esto sí, es cosa de locos. Le dije

-Jean Paul no me volvió a hablar, pasaron los días, nos hablamos solo cuando ustedes me pidieron que lo contactara.

-Porque no me dijiste, debiste decirme. Le dije

-Cuando supo la verdad, yo me fui con el duré todo el tiempo con él, fueron como unas vacaciones, jugamos al papel de esposos, duramos ochos días encerrados, preparábamos juntos nuestra comida. Nunca fui tan feliz. Lo amaba. No me importo que fuera mi primo, la vida me debía mucho, pero sentí que me lo recompenso, no me importo el después, solo viví el presente.

-Hermanita perdóname, te dejamos sola. le dije. La abracé, la consolé, la dejamos sola, como le podíamos reprochar algo.

Vimos a mi hermano y carolina nos estaban escuchando.

-Quede en embarazo de él, no se lo he podido decir, cuando nos separamos, el tenía planeado seguir con Alexander, dijo que por mi bien era mejor separarnos. Decía Carolina

-Eso fue lo que acordamos, Le dije

-Yo lo busque para contarle, pero me dijo que el iba arreglar todo para que pudiéramos estar juntos. Que por favor le diera un tiempo.

Me abrazo llorando.

-yo voy a tener mi bebe, es mi bebe grito, no me importa su opinión.

-Claro y es que alguna vez te importo. No, yo sufrí lo mismo, pero fui y embaracé a nadie. Dijo mi hermano Sebastián

Salió corriendo.

-Puto espera. Trate de detenerlo, pero no lo logre.

-Cálmate, ya se le va a pasar. Démosle tiempo, hablemos con papá,

Duerme tranquila. No te preocupes tienes mi apoyo. Me abrazo, caro se acercó y nos abrazó. Nos abrazamos los tres. Nos fuimos a descansar

Enci Silva

LA CAIDA DEL CIEGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora