Nos reímos, dimos varias vueltas en la cama, de nuevo la bese.
-Te amo me dijo, gracias.
-Gracias yo soy el que tengo que dar la gracias.
La bese intensamente, me moría por estar con ella, la amaba, la deseaba, íbamos despacio, no me importo, no era una conquista, era la mujer que yo amaba, quería que cuando nos entregáramos fuera algo hermoso, que los dos estuviéramos consiente de pasar nuestra relación a un siguiente nivel. Lo que si estaba consiente era que la adrenalina, corría por nuestros cuerpos, se dejó tumbar en mis brazos.
La acaricie suavemente su cuello, mis manos deslizaron por su contorno, ella acaricio mi cabeza, me beso el cuello, deslizo su mano y me acaricio la espalda, las caricias fluyeron, la deseaba tanto con cada poro de mi cuerpo, se lo hacía saber. Me desabrocho la camisa botón a botón mientras me besaba, estaba encima de mí. Se dejó seducir o me sedujo, eso no importo, la retire un poco y le dije:
-Hermosa estas segura, yo quiero que nuestra primera vez sea maravillosa para los dos. La prisa no nos debe apurar.
Solo asistió con la cabeza, la tome suavemente y la acosté en la cama, le quite su camiseta, la bese dulcemente por todo su contorno, desabroche su pantalón, quedamos en ropa interior, desabroche su Brasil, acaricie sus senos, su piel se estremeció, terminamos desnudos en la cama, besándonos en silencio, sentía mi sangre fluir, era un torbellino que se quería salir, estaba tan sensible, sentí la pasión hasta en la punta de mi cabello. Había esperado este momento. Esto era lo máximo. La bese de punta a punta, no hubo lugar que mi manos y mis besos no tocara. Estaba tan bonita, sentí que me deseaba, tanto como yo a ella. Le toque su vagina jugué con mis manos dentro de ella, sentí como gimió al tacto de mi mano con su sexo. Le di la vuelta y quedo encima de mí. Me beso intensamente, tomo mi lengua y me acaricio el pene con su mano, era una mujer muy hermosa, su cara se encendió, al tocar mi miembro, estaba excitado mirándola, un cuerpo tonificado, la naturaleza había hecho una buena labor, sin cirugías, tenía un cuerpo muy armonioso. Era un bello ser, la observe desnuda, quería amarla sin prisa, la tenía desnuda encima mío, Le bese sus senos, lamí su cuerpo hasta llegar a su vagina de nuevo Gemio, lamí con mi lengua su vagina, estaba muy húmeda eso ayudo a que la penetrara con los dedos sin ninguna dificultad, mis dedos se deslizaban suavemente dentro de ella. Sentí sus manos encima de mi espalda calienticas era un fuego que empezó con una llamita y terminamos abrazados en un llamarada que quería consumirnos. Cuando la penetre, los dos estamos temblando de pasión y deseo. Nada se comparaba con ella, nuestros cuerpos se acoplaron fácilmente. Éramos uno solo, era un mar de sensaciones, sus movimientos se hicieron cada vez más rápidos, no había tenido amor mas impetuoso, muchas emociones juntas que descubrí, esa noche ella me hizo temblar de pasión. Tome sus manos y las puse arriba de su cabeza, ella rodeo mi espalda con sus piernas. Permitió que la penetrara más, Carolina gemía, apretaba sus manos en mi espalda, me besaba intensamente, ahogaba sus gritos con mi boca, le tome su lengua con mi boca, la penetre un poco más, sin soltar su lengua. No quería que se terminara, estaba en el momento más feliz de mi vida. Cuando sentí que se mojó más, eso me hizo tener mayor deseo, termine viniéndome dentro de ella. Dure unos segundos alejado de la realidad.
-Amor este, bien me pregunto.
-Si... amor, tu como estas.
-Bien amor, tengo un calor, estamos sudando. Me siento maravillosamente, nunca me había sentido así. Dijo
Eso elevo mi ego al máximo.
-Señorita yo también me siento como caminando entre nubes. Te amo le dije.
-yo te amo más, como quisiera, que el tiempo se detuviera aquí. Lástima la realidad está afuera.
-Nuestra realidad está aquí. Te voy a confesar algo, siempre le he tenido miedo a las adicciones, sea la que sea.
-La droga es una adicción, si es algo muy feo, el alcohol.
-Si pero mi adicción, es muy diferente.
-Si cual. No me asustes. Dijo algo nerviosa
-No te asustes, tú eres mi adicción, te metiste en mi cabeza y en este momento estas en cada poro de mi cuerpo.
Me miro tiernamente, profundamente y me beso.
-Conmigo este seguro me dijo.
-Yo te prometo amarte hasta con mis huesos. Siempre y cuando tú me lo permitas. No los demás. A mí me importa un cuerno todo alrededor, siempre he pensado así, nadie puede interferir en mis decisiones, no me dejo manejar la mente por nadie.
-Yo no soy tan segura, de lo único que estoy segura es que te amo, yo te ofrezco mi amor puro y sincero.
La bese y la atraje contra mi pecho. Nos quedamos dormidos hasta el amanecer. Se incorporó despacito para no despertarme.
La tome de cintura y la abrace.
-No te vayas le dije.
-Tengo turno en la mañana. Dijo
-No vayas, yo te cubro, quédate aquí conmigo. No me dejes solo.
Lo dije como un niño huérfano que le robaron a su mama y encontró compañía.
Se rio.
-Amor, deja de ser tan consentido, tenemos responsabilidades.
-por hoy le rogué.
Me abrazo y se dejó caer de nuevo junto a mí.
-No sabía del poder de convencimiento que tenía, bromee
-Señor es usted muy voluntarioso, y además convencido.
Se quedó dormida de nuevo en mis brazos. Estaba embriagado de amor.
Dormí de nuevo, estaba haciendo un helaje, mi alarma sonó a las ocho. Me desperté y la apague, Salí suavemente y fui a colocarle los regalos que había comprado en el árbol, estaban durmiendo, llovía intensamente, hacia frio, helaba, este clima invitaba a estar en la cama.
Me acosté de nuevo junto a Carolina. Se dio vuelta y me abrazo.
-Está haciendo un frio. Está lloviendo pregunto a media voz.
-Si llueve intensamente, quedemos haciendo pereza otro rato.
-Amor estoy de floja y tú me estas ayudando.
Le di un beso en la cabeza. La apreté junto a mi. Estaba calientica, su calor era reconfortante. "Donde habías estado" pensé.
Enci Silva
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LA CAIDA DEL CIEGO
ActionEn un mundo caótico, donde las personas tenemos que liderar, no importa sobre quien pasemos, solo lo importante es subsistir. Gabriel lo tenía todo, pensaba que el mundo y un Dios soberano, lo habían privilegiado. Tenía todo lo que un ser humano pod...