Comenzando a recuperarme

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Me dirijo hacia allí, timbre en el primer piso salió un señor, le pregunte por el apartamento que arrendaban.

-Si señor es una aparta estudio, pequeño para dos personas. Si quiere se lo muestro.

-Si claro que sí. Estoy interesado.

Subimos por las escaleras era el cuarto piso. Nos encontramos en el pasillo a dos niños, una niña con la cabellera enredada, pies descalzos de unos cinco años, vestía muy informal, blusa blanca y un sor amarillo, el niño era un moreno de ojos grandes, vestía pantalonetas, estaba también descalzo.

-este es cómo ve tiene buena vista, iluminación una pieza. Baño, cocina compartida. El lavadero y sitio de ropa es compartido.

- ¿Cuánto vale el arriendo? Pregunte

-$450.000 mensuales. Es muy barato, está recién pintado.

-Como se le ocurre, Don Pedro, como se le ocurre si este apartamento lo está arrendado en $250.000. Escuche decir

Era una joven se dirigía a nosotros muy enojada, tés morena, ojos cafés, pelo negro recogido en una moña, vestía unos janes y una blusa.

-Señor no se deje robar, don Pedro usted es un usurero. dijo

-Usurero, todo lo que te ayudo, junto con tus culicagados, eres una desagradecida. Dijo el arrendador

La joven me quito la plata de la mano y le pago a don Pedro.

-Haga el contrato para firmarlo. Le dije y me quedé mirándola.

-Yo soy su vecina, compartimos cocina y patio de ropas. -Mucho gusto Carolina Rodríguez.

-El gusto es mío, Gabriel Arango. Muchas gracias por ayudarme a negociar, me parece un buen precio.

- ¡Qué bueno es nuestro vecino! Llegaron corriendo los niños, se apoderaron de mi apartamento.

-Toca barrer, trapear. Para que traiga su cama me decía el niño.

-Bueno par de carajitos se salen de esta pieza. Ya hicieron tareas. Le dijo Carolina.

Los sacos de mi pieza.

-Qué pena Carolina, ¿dónde queda un supermercado?, necesito unos implementos de aseo. También necesito amoblar. Dije

-El supermercado queda a cuatro cuadras de aquí, en la avenida hay un almacén. Si quiere Diego te puede acompañar. Diego, ponte un buzo y unos zapatos y acompañas al señor Gabriel hacer compras.

-Bien, acepto muchas gracias dije con cara de asombro, con las fachas que tenía y confió en mí, pensé

Salimos a la calle, caminamos llegamos a un supermercado, compre escoba, trapero, jabón en polvo, ambientador y un trapero, bolsas para basura. Artículos de aseo.

-Señor, mire allá es la avenida allá queda el almacén grande allí puede comprar la cama. Dijo Diego

-vamos le dije.

Compre una cama en madera con colchón, un sofá. Me obsequiaron las almohadas. Compre fundas y tendidos. Contrate un camión para que me lo llevara al apartamento.

Llegue y me dedique a armar la cama.

-Señor Gabriel, que venga un momento mi hermana lo necesita dijo Diego.

Fui hacia la habitación de ellos.

-Aquí, Pol aquí dijo la hermanita.

Había un juego de sillas de rima y una mesa del mismo material, había tres platos servidos.

-Siga señor Gabriel, eso sí perdone lo poquito, pero es con mucho cariño.

-No, qué pena con usted. Les dije

-Tranquilo. Bienvenido. Siéntese. Con confianza.

Me senté acompañarlos almorzar, tenía hambre y no quería despreciarlos. Era un espagueti con pollo, estaban ricos.

-No les serví el jugo, ve me apendeje dijo Carolina.

Nos trajo una jarra con jugo de naranja, Bebí licor en la noche tenía mucha sed. Terminé y le di las gracias.

-De nada por aquí a la orden, me tengo que ir a trabajar dentro a las 2 y salgo a ala diez, se portan juiciosos.

Yo me despedí y me dirigí a mi apartamento, me acosté a dormir un rato, dormí hasta las seis de la tarde, me pare y fui a comprar un refresco, cuando pase por el apartamento de Carolina, los niños estaban viendo televisión.

-Hola chicos que hacen.

-Viendo tele, a las siete hacemos la comida, nos ayudas.

-Que hacen de comida pregunten, me hizo gracias esos jovencitos haciendo comida. Y pidiendo me ayuda a mí que no se hacer si no café y en cafetera eléctrica.

Bueno que necesitan para la comida.

-Nana dejo huevos, plátanos y hay arroz hecho.

-Ok, voy por el jugo y vengo y les ayudo. Así quedamos.

Salí compre un litro de jugo, pan y un paquete de papas. Al subir a mi departamento estaban los niños batiendo unos huevos, el surten lo tenían en la estufa con un poco de aceite, les ayude a freír los huevos revueltos, la niña se quejaba.

-Yo quiero patacones decía, con rabia y deserción al notar que el hermano no le quería hacer.

-No sea cansona, fastidiosa, eso tarda mucho, tenemos que dejarlas freír un rato, luego aplastarla y volverlo a freír.

-Si me dicen como yo les ayudo. Dije para solucionar el conflicto.

-plátano maduro en tajadas es más rápido.

Saco un plátano lo pelo y se lo ayude a colocar en un surten con aceite caliente.

Cuando estén doraditas se les da la vuelta, aceite moderado, así no quedan crudas por dentro. Me estaba dando una clase de cocina un niño de 12 años que bien me dije, como ha cambiado tu vida, había un chef en la casa de mis padres y nunca le puse cuidado a ninguna de sus recetas, me encontraba en otra etapa de mi vida. Estaba absorbiendo todo cuanto podía esto me podría ayudar en alguna ocasión, era supervivencia. Comimos y le ayudé a arreglar cocina y los deje acostados en la cama y me fui a mi habitación a dormir.

LA CAIDA DEL CIEGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora