La Fábrica de Cemento

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Pasaron varios días y Carolina llego del trabajo y me mando a llamar con los niños.

-Hola Caro como te fue.

-Bien, ya le tengo trabajo como operario, tiene que presentarse mañana a inducción, felicitaciones ya tiene trabajo.

Ahora si tenía problemas, lo único bueno era que entraba en bajo perfil tenía tiempo para pasar desapercibido bajo perfil.

Madrugue me levante a las cinco de la mañana, fui a la cocina, estaba Carolina, haciendo el almuerzo, me sirvió café y me hizo un sándwich.

Se fue a bañar y yo le ayude a lavar la losa sucia y demás trastes. Salimos los dos en la madrugada hacia frio, el aire golpeaba nuestro rostro, apareció un microbús blanco, recogían a todos los que Vivian en esos sectores en un punto de encuentro, era la avenida donde estaba el supermercado, nos recogieron a las 5 y 30.

-Buenos días muchachos, él es un nuevo compañero. Saludo Carolina.

-Hola caro, quien es tu acompañante y quien autorizo para que lo lleváramos, no tengo esa novedad dijo el chofer.

-El señor Molano, si quiere llámelo,

-No hay espacio dijeron varios en la parte de atrás.

-Tranquilos yo me voy en la bodega y sigue Gabriel. Dijo

Quise objetar, pero no me dieron tiempo, me subí y arranco, recogimos a varios más y se fue rumbo a la planta. Era una planta muy grande, yo ya la conocía, a principio de año nos reunimos con el gerente, citaron a todos los socios, mi padre me trajo a conocerla.

Llegue y me llevo el conductor donde unos ingenieros para que programaran mi trabajo.

-Buenos días ay les traigo el nuevo.

-Buenos días Gabriel Arango mucho gusto.

Me observaron y me invitaron a sentarnos en unas sillas rimas, el ingeniero a cargo nos explicó cómo iba a ser el sistema de trabajo. Las planillas que teníamos que llenar, Todo se maneja milimétricamente, nada podía fallar.

Me incorpore a mi trabajo, me tocaba estar pendiente de una báscula donde se subían las mulas al llegar, tenía que pesar vacías y con el cemento, anotar ambas medidas y estar pendiente de que las mulas fueran despachadas a tiempo, todo fue muy normal, pintaron y me vinieron a reemplazar para ir almorzar, fui al famoso casino, busque con la vista a Carolina, no la encontré, tome una bandeja y empecé a pasar por la barra, éramos muchos, el almuerzo era muy variado, habían tres clases de almuerzo, tres clases de jugo y fruta. No me queje serví sopa de pastas, arroz con verdura, pollo asado, papa y un maduro, jugo de naranja y me dieron una pera.

Me senté en una mesa rima con varias sillas junto con cinco compañeros de otro departamento.

Los escuché hablar y comí en silencio, de pronto vi a carolina, colocando cuchara, llego otra cantidad de empleados a almorzar. La vi alejarse arrastrado un carrito con losa para lavar, esas gentes también trabajaban muy coordinadas, cuando ella entro salía un empleado empujando otro carro con losa limpia. Las bandejas también, no podía faltar nada. Otros se encargaban de los jugos y de llenar las bandejas de las comidas. Era la hora pico para ellos.

-La comida es bueno para que, nos toca pagar $900 pesos el resto lo paga la empresa, nos dan desayuno y almuerzo. Si te toca el horario de la tarde te dan comida y café en leche, hasta las diez de la noche. Si te toca en la noche litros de café, te tomas todo el café que quieras.

-Bueno, me parece bien.

-No te fijes en las empleadas de este casino, esa que te quedaste mirando, no le te da ni un as de espadas, y la que está en la barra le dicen vasito de agua, no se le niega a nadie.

-Jajaja todos se rieron.

-Gracias por el dato. Les dije. Me dieron una hora de almuerzo, nos retiramos a un sector donde había sombra para descansar. A la una entre de nuevo hasta las dos. Salí y pensé encontrarme con Carolina para irnos juntos pero el ingeniero me indico la camioneta que me recogería todos los días, era transporte diferente, uno lo pagaba la fábrica y el microbús, lo pagaba la que tenía alquilada el casino.

Llegue al apartamento y los chicos me esperaban para interrogarme.

-Como le fue, si lo contrataron le gano a nana, no ha llegado.

-Bien, ella no se demora en llegar.

-Pongamos a calentar el almuerzo a fuego lento dijo Diego.

-Los dejo chicos, voy a descansar.

Me acosté un rato, en la noche la vi en la zona de ropas estaba lavando. Aproveche y lleve mi uniforme para lavarlo.

-Como le fue.

-Hola, buenas noches. Bien gracias y a usted.

-Lo mismo, todos los días es lo mismo. Dijo entre mezcla de aburrida y tristeza.

-Bueno, puedes buscar otro trabajo. Le dije

-No, no puedo, usted no sabe todo lo que yo anduve buscando. El desempleo en esta ciudad va en aumento. Dijo

-entonces agradezcamos que estamos aquí no. Le dije.

La semana trascurrió igual el domingo, el señor Molano, estaba necesitando quien le leyera un plano. Le pregunto a unos técnicos de ingeniería civil y no supieron ayudarle. Yo le dije

-Señor Molano si quiere yo le ayudo, póngalo aquí en el piso.

Lo hizo mas no porque creyera que yo lo podía ayudar si no por curiosidad.

Le di varias observaciones estructurales, le dije:

-Señor Molano está mal acotado, miré la escala no concede, lo medí con la regla escala y no daba decía estar acotado a 1.50 y no me dio, no lo platearon a escala o está mal, lo tiene en una USB o en el computador, si quiere le ayudo.

-Joven pues está en mi portátil, camine y me ayuda.

-Sí señor, pero quien me reemplaza aquí.

-Joven usted encárguese de la balanza, explíquele como me ordeno.

Le esplique y lo acompañe a su oficina.

Abrí el AutoCAD, el diseño del plano y empecé a trabajar, si estaba mal acotado, y me imagino que lo imprimieron a diferente escala. Termine y lo envié a la layout para que lo imprimieran, lo guarde en una memoria USB.

-Señor Molano ya terminé, en esta memoria está guardado como proyecto obras. Y en el computador quedo guardado en el escritorio.

-Señor Gabriel o debo decir Ingeniero Arango, no me salga con que no es ingeniero, ¿de qué universidad se graduó? ¿Arquitecto o Ingeniero Civil?

-Sí señor, de la universidad de los Andes, Ingeniero Civil, con maestría en obras civiles. Ya no valía la pena seguir mintiendo. El señor Molano no tenía un pelo de tonto. Y estaba cansado de tanta mentira.

Enci Silva.


LA CAIDA DEL CIEGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora