El reencuentro de dos hermanos

35 4 0
                                    

dos hermanos.

Mi padre llego en las horas de la mañana, nos reunimos con mi tía Alicia en el Café del oriente, era un lugar muy visitado, llegamos mi tía ya estaba sentada en una de las mesas esperándonos.

Miro a mi padre y se abrazaron.

-Hola Alejo. Me alegra, me alegra mucho verte, en serio. Le dijo mientras lo abrazaba.

-Hola Alicia el gusto es mío, te lloramos tanto tiempo. La vida me dio la oportunidad de verte de nuevo.

- ¿Victoria como esta, que ha sido de tu vida? Pregunto mi tía

-Bien, hace rato que no hablamos, pero la he visto y se ve bien. Lo mismo de siempre todo igual, luchando en contra de Alexander, tratando de que razone, pero con él es imposible. Mi padre hizo bien al no dejarle todo el poder a él.

-Sí, lástima que mi abuelo siempre quiso que las riendas de nuestros negocios la tuvieran solo los hombres, nos dejó a las mujeres sin voz ni voto. Dijo Alicia

-Mi abuelo tenía sus razones, discutibles, no las comparto. Dijo mi padre

-Si mi abuelo, siempre presionando a mi padre, tan machista, lo que él decía era ley, no había forma de discutirlo. cuando yo nací, mi abuelo, dijo que mi padre que tenía que tener otro hijo, que fuera varón, por eso nuestro padre se vio obligado hacer lo que hizo. Dijo Alicia

-Mis padres lo complacieron, cuando nació Alexander, le dio el nieto varón que necesitaba. Dijo mi padre

-Sí, pero la presión que ejercía mi abuelo sobre él, lo impulso a cometer tan terrible error. Si vieras como le peso, sus últimos años fue tratando de remediar su error. Dijo Alicia

-Parece que tú y yo no hablamos de lo mismo, ¿cuál error? Pregunto mi padre

-Mi padre adopto a un niño del orfanato que mi abuela ayudaba, lo busco de rasgos similares a nuestra familia. Dijo Alicia

- ¿Como, estas seguras?, ¿quién ese niño, vive?,

No podría creer lo que contaba mi tía.

-Si claro y tu peor enemigo, digo nuestro peor enemigo es Alexander, mi madre quedo en embarazo por fin de ti, pero él ya le había dicho a nuestro abuelo, mi abuelo estaba muy encariñado con el y había presentado a Alexander a toda la familia como el primogénito.

-No es mi hermano, ahora entiendo, nunca lo pude ver como mi hermano.

-Gracias a Dios, porque le he deseado la muerte muchas veces, desde que me quito a Jean Paul, vino con sus secuaces y me lo arrebato, Juan fue hablar con él, fue peor, Juan no volvió, no sé qué hizo con él. Alejandro, lo dijo tapándose la cara con la mano, llorando.

-Tranquila, mujer porque no me buscaste, hubiéramos luchado los dos contra él. Con ese secreto que sabes lo hubiéramos neutralizado.

-No pude te juro que no pude, Juan se desapareció, estaba en embarazo, sin dinero, mi padre había muerto. Lo único que hice fue proteger a Antonio. Te lo voy a presentar.

Hizo una llamada desde su celular. En minutos estuvo Antonio con nosotros.

El abrazo, la vio llorando.

-Hijo él es mi hermano Alejandro y ellos tus primos.

-Tus primos Gabriel y Sebastián. Mis hijos. Yo sé que no iniciamos con pie derecho, pero somos familia, y estamos para ayudarnos, ahora nos vamos a unir con un mismo objetivo. Dijo mi padre

-Qué bueno, a bonita hora, cuando mi padre y mi hermano quizás estén muertos. Dijo Antonio.

-Nos dijeron que tu madre había muerto, El cuerpo estaba calcinado, el dictamen del forense fue que era mi hermana. (se notaba que estaba muy contrariado). Claro todo lo planeo Alexander. Tiene su sello, lo dijo mientras apretaba los puños, no sabía de la existencia de tu hermano, sino hasta hace poco, de ti si no sabía nada. Dijo mi padre

-Vamos aceptar su ayuda, porque quiero saber que paso con mi padre y mi hermano. Pero de nosotros no espere nada, le soy claro. Dijo Antonio

-Hijo cálmate, guarda tu carácter para cuando veas a tu tío Alexander. Dijo la tia Alicia

-Qué pena con ustedes, pero no me siento orgulloso de la familia Arango. Si pudiera me sacaría la sangre que me une a ustedes. Dijo Antonio

Mire a mi Padre y le toque el hombro.

-Padre ahora lo importante es saber dónde está mi primo, quien es, le tome la mano a la tia mientras le dije: después veremos tía si nos quieres ayudar, Créeme que, si no quieres ayudarnos, lo comprendo.

-Gracias sobrino, en verdad necesitaba conocerlos.

Decidimos, irnos para la mansión de mi padre, mi tía y mi primo volamos directamente hacia allí. Llegamos a la madrugada. Tenía que explorar el terreno, convencí a mi padre, y me fui a saludar a mi madre y a enfrentar a Alexander. Quería saber cómo estaba mi madre.

Enci Silva

LA CAIDA DEL CIEGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora