El secuestro de Carolina

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Capítulo 20.

En la hora de la tarde, estábamos hablando con un sargento amigo de la familia, sobre la patrulla cuando me llamaron de un numero privado.

-Hola hijo, como sigues sobrino.

-Tío bien cómo vas, jale a mi hermano hacia un lugar más y me disculpe con el sargento, le pedí un momento a solas con mi hermano.

-Es mi tío.

-Ya tienes la respuesta él la tiene.

Coloqué el altavoz y seguí su juego

-Tío dígame para que soy bueno.

-Hijo, tengo una persona que quiere hablar contigo.

-Gabriel soy yo Carolina, es que ay dos señores que dicen que yo soy tu novia, dicen que van hacer un intercambio, tienen a mis hermanos. No entiendo nada estoy muy confundida.

-Tranquila, no te preocupes, cálmate, te han hecho daño.

-No solo estamos encerrados, no me hablan, se llevaron a mis hermanos, se presentó este señor dice que es tu tío y que puede ayudarnos.

-Linda, no va a pasar nada. Pásale el teléfono a mi tío.

-Que quieres, no se atrevan a hacerle daño. Le dije en tono amenazador.

-Yo solo soy un intermediario. Desean un corazón humano, en buen estado, necesita hacer un trasplante. Lo único que piden es que cumpla todos los objetivos para el trasplante. Yo les daría el mío, pero no les interesa.

Mi hermano estaba escribiendo en su celular, pude leer lo que escribía.

Pídeles el tipo de sangre.

-Qué tipo de sangre tiene que ser el donante.

-No importa el que lo necesita, es donante universal. No te tardes, porque tienen a los hermanos de Carolina, y si no les traen lo que pides utilizaran el de ella. A penas lo tengas le dices a tu padre, él se encargará de hacerlo llegar.

Me colgó. Nos miramos con mi hermano. Cambiamos de semblante, pusimos nuestra mejor cara y le dije al Sargento.

-Sargento Cadáveres la encontramos, se trataba de un mal entendido, ya está en casita con sus hermanos.

-Qué bueno muchachos, salúdenme a su padre. Diciendo esto se fue.

Llame a mi padre.

-Padre, como estas.

tenemos poco tiempo, el reloj ya comenzó a andar.

-Bueno hijo así quedamos

-Hola Papá que tal tu día.

-Hola hijo, como está el heredero de la familia Arango.

-Padre, necesito de tu ayuda, secuestraron a Carolina. Mi tío hablo con los secuestradores, no me preguntes como hizo para localizarlos, me quede en silencio.

-Continua hijo te escucho.

-Desean un canje.

-Claro hijo esos desgraciados, se toman mucho trabajo y cuanto están pidiendo.

-Quieren un corazón humano, para un trasplante, se me quebró la voz, no era normal lo que pedían.

-Un órgano para un trasplante, no se van por las raíces, vuelan alto, ya van en las ramas. Hijo mira, te mando al alemán, él te ayuda con este trabajo. El sabrá que hacer.

-El Alemán. Ese tipejo no me gusta, no quiero quedarle debiendo nada.

-Él es el único que te puede ayudar, él es mi hombre de confianza, no le deberás nada, yo le ordeno, el obedece, para eso lo tengo a mi servicio. Estamos a tu disposición

-Bueno, voy a estar en el apartamento de mi hermano, mándalo allí. tenemos poco tiempo, el reloj ya comenzó a andar.

Nos fuimos para el apartamento con mi hermano, nos tomamos un wiski. Llego el alemán

-Hola los hermanitos Arango, que maravilla. Mis cuñaditos.

-Hola alemán como vas, mi padre ya te puso al tanto.

-si es un trabajito algo pesado, delicado y de mucho tacto,

-Qué bueno, tacto como el que tú tienes.

-Delicado, toca escoger a la víctima ir por ella, llevarla donde tijeras, desaparecer toda evidencia que nos involucre y ya.

No, no, definitivamente no, primero tú y luego el tal tijera, ya parecemos el coleccionista de huesos.

-Entonces el niño como pretende conseguir un corazón humano latiendo, no se les olvide que debe estar calientico, no se puede dejar enfriar. Si es posible sacarlo y en cuestión de minutos entregarlo para que sirva, es un trasplante.

-Hermano, mira él tiene toda la razón, es la vida de Carolina, mira ve con él y siguen su plan, yo voy a estar averiguando por otro lado con mi hermana, no se te olvide que ella es médica.

-Mi consejo es que no involucres a tu hermana, ella tiene ética, y eso es lo que no necesitamos aquí. Con la que tienen ustedes es suficiente.

Le hice caso, nos dirigimos en la búsqueda del corazón. Llegamos a los suburbios, era la calle del cartucho, Vivian indigentes, recicladores, limoneros, gente de toda clase. Desde lo alto a lo más bajo, el alemán se decidió, por un joven fornido. Lo miro, lo observo de pie a cabeza.

-Este puede ser, se ve sano, fornido, un corazón debe bombear arte sangre, les ordenó a sus hombres que se lo trajeran. No me sentí bien.

-Nos lo llevamos al ir llegando donde tijeras le pegamos un pepazo y listo. Le sacan el corazón, planeamos la entrega en bombas y terminamos tu misión.

-No ese chico no me gusta es un drogadicto el corazón tiene que estar sano. Dile que lo suelten, el alemán no me escuchaba, le pegue un empujón.

-Que lo suelten no me oíste.

-No te las des de listo, no me vuelvas a tocar, sé que eres el heredero, si quieres que te respete, respétame. Muchachos vamos. Se cancela el operativo.

Quien sabe que le habrían dicho para atraerlo hacia nosotros porque grito.

-Espérenme soy su hombre, yo les puedo ayudar.

Nos subimos a la camioneta y salimos hacia otro sitio.

-No el señor quiere un corazón sano, toco ir al barrio obrero, allí ay gente pobre pero sana, vamos a ver que le gusta al caballero.

No quería hacerle daño a nadie, lo que pretendía era ganar tiempo, no pretendía matar a nadie, no me creía el dueño de la vida, de ningún ser humano sobre la tierra, eso ya era pretender mucho.

Enci silva

LA CAIDA DEL CIEGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora