Entre amigos

31 2 0
                                    

Capítulo 49

Ordeno que nos dieran comida. Comí carne hasta que me dolieron las muelas.

Jean me miraba.

-Como te gusta el tapires o tapir.  Me dijo

-Qué cosa, pense que era carne de cabrito. Pero esta muy rica.

-El mejor aliño de la comida es el hambre. Este animal es muy limpio, se alimenta de pasto, algas, yerba del pantano. Se la pasa en los ríos y pantanos.

-Bueno y como sabes tanto de estos lugares.

-Gabriel llevamos un año refugiándonos en estos lugares, hablando con los protectores de este lugar se aprende mucho.

Comí me recosté a dormir. En la mañana el guía nos prestó una balsa y nos guio rio arriba donde estaba la aldea de los huitotós, nos despedimos nos embarcamos en una nueva aventura. El sol nos abrazaba. La barca se zambullía dentro de las aguas.

Navegamos durante todo el día, en la noche, acampamos Jean hizo fogata, comimos, dormimos de nuevo en la intemperie, arrullados por los grillos, AL amanecer, Jean aso hongos, comimos, emprendimos de nuevo nuestro viaje. Ya estaba anocheciendo, dejamos la barca amarrada cerca al rio, nos dirigimos a la aldea de los huitorós, vi el humo salir de sus chozas, nos vieron Caro venia corriendo junto a Alicia al cuadrado, mi padre, Sebastián y Solean correr hacia a nosotros. Caro me abrazo llorando.

-Dios llegaste, tenía tanto miedo. Pero tenía fe de que vendrías. Dijo Caro

-Qué bueno, me alegra verte, la abrace, que bien se sentía estar en sus brazos, mi padre me abrazo. Dándome la bienvenida, lo vi triste, había mucha tristeza en su mirada.

-Hola puto, no te pregunto cómo estas porque te ves fatal y hueles, terrible. Dijo Mi hermano

-Hola puto, abrázame, le dije bromeando.

-Me dan unas ganas, pero me las aguanto. No se te arrima ni un chulo con cigarrillo. Bromeo.

Llegué a la aldea, me di un bue baño en el rio. Necesitaba muchas respuestas quería saber dónde habían enterrado a mi madre. Fui y saludé a mi hijo,

-Hola campeón, que tal esta mi campeón.

-Papi, viniste. Se me lanzo encima.

-Te portaste bien, Te amo hijo.

-Te amo, papá, me dijo con una sonrisa, se me acomodo en el pecho.

-Sí, mi mamá, lloraba, lloraba todo el tiempo. Mi abuelo le dijo que no llore, él va a venir, ella rezaba a la virgencita decía tener fe, pero no dejaba de llorar.

Caro vino y me abrazo. Nos abrazamos los tres.

-No te preocupes, siempre voy a volver a ti, así sea muerto, pediré que me traigan a ti, tú debes cerrar mis ojos cuando yo muera.  Amor voy hablar con mi padre, necesito hablar con él. Salí de la choza y me encontré con mi hermano

-¿Que hicieron con el cuerpo de mi madre? le dije a mi hermano.

-Los huitorós le hicieron una ceremonia especial en la maloka, danzaron cantaron, como si ella fuera un miembro de ellos. Mi madre tenía el don de hacer amigos por donde iba.

-¿La enterraron aquí?.

-No, en una ceremonia le hicieron una especie de cremación, las cenizas se irán con nosotros.

-Me duele mucho su muerte, no me puedo resignar.

-A mí también, dejo un vacío difícil de llenar. Alexander por fin logro su cometido la alejo de nosotros.

Llego mi padre.

-Vamos a ayudar a reconstruir todos los daños que causamos, abonamos la tierra, reconstruimos las cosas. Desde ese día empezamos a trabajar

Como ingeniero civil, busque un mejor terreno, construimos las chozas, caro y mi hermana Alicia, ayudaron en la huerta sobraron arveja, se demora tres meses en dar cosecha, sobraron maíz y arroz, dura lo mismo de 60 a 90 días.

El hijo del cacique, nos felicitó, se sentía satisfecho, ya éramos amigos nuevamente.

-La tierra madre está contenta, habrá muy buena cosecha.

-Qué bueno por todos ustedes, nosotros nos retiramos.

-Agradecidos por recibirnos, por darnos la mano cuando más lo necesitamos.

-Hermano, ser un gran hermano, vuelve cuando quieras, aquí serás bien recibido dijo el Cacique.

Esa noche hicieron una ceremonia en la maloca, para aprender a soltar, soltar nuestros, miedos, dejar ir nuestros seres queridos, para que puedan descansar en paz.

La ceremonia la precedió el chamán de la aldea. Nos dio manillas que significaban un nuevo comienzo, Mi hermana dejo en el altar un ramito de flores blancas, unidas con una cinta, en memoria de su hijo, quería dejarlo descansar en paz, era lo mejor para el descanso del alma de él y de ella. Yo hice lo mismo con mamá, pedí por el descanso de su alma, ella sufrió mucho, debía descansar, mi padre, se despidió de todos sus muertos.

Nos fuimos a descansar.

En la mañana las jóvenes de la aldea se preparaban para la ceremonia de paso de niña a mujer, en esta ceremonia danzan y se muestran para buscar marido. Danzan alegremente todos los jóvenes. Se vistan con la mejor gala.

Caro se vistió muy bonita lo mismo mi hermana, danzaron junto con las jóvenes, yo las observe.

-Mira hermanito cuñado, se van a quedar solteros, ellas están buscando nuevas parejas. Bromeo.

-El que debes buscar parejas eres tú, mira las jóvenes se ven muy bonitas, tienes un ramillete de donde escoger.

-No, paso, yo y el amor tenemos un pacto, yo no lo busco, él no me encuentra.

-Uy que aremos, tan irresistible, ya te echaron el ojo.

Una jovencita lo miraba sonriente, mi hermana vino por él y lo unió a la danza, nos reímos un rato de Sebastián.

La joven no se le despego en toda la noche.

-Estas pegando retaso le dijo Jean Paul.

-Como te llamo el cacique Sebastián le dije bromeando.

Toma chicha, toma chicha, le dijo mi hermana, la chicha era una bebida de Maíz, se dejaba fermentar el maíz por varios días, con esta bebida se embriagaban los nativos.

Tomamos chicha hasta el amanecer, me quede dormida en la hierba junto con mi hermano y Jean, en la mañana Caro me estaba despertando.

Tenía un dolor de cabeza , me fui al rio y vomité, Jean y Sebastián hicieron lo mismo, formamos una vomitada colectiva en el río.

En la tarde me sentía mejor, jamás había tenido un guayabo o cruda como decían ellos, de esta manera.

Nos dispusimos a empacar para emprender nuestro viaje a la mansión Arango. Nos despedimos de nuestros nuevos amigos, Caro y mi hermana se despidieron de sus alumnos, dejaron de reemplazo a dos jóvenes.  Ana miles y a Diego, ellos se quisieron quedar allí. Caro estuvo de acuerdo, traerlos a la fuerza sería un problema, Diego le encantaba todo lo que tenía que ver con la naturaleza.

-Cuando decidan volver me avisan, yo mandare por ustedes. Los quiero mucho me siento muy orgulloso, que quieran ayudarles a los nativos. Felicitaciones muchachas les dije dándoles un gran abrazo. 

Cada persona tenemos nuestro destino, y si queremos cambiarlo depende de nosotros, ellos querían cambiar el de ellos, tenían dones y los querían compartir.

Sebastián, Jean y yo nos despedimos de todos con gran agradecimiento del guerrero Nahuel, nos regaló su lanza, como símbolo de amistad. Yo le di mi pistola, me acompaño mucho tiempo desde el secuestro de Caro. No quería tener armas en mi casa, por mi hijo, quería iniciar una nueva era.

Enci silva

LA CAIDA DEL CIEGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora