Alexander y Daniela

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Capítulo 34.

En la mañana fui en la moto de mi hermano a la mansión de Alexander.

-Hola nana, mi madre.

-Tu madre, hijo en que planeta vives, viajo, no se comunicó contigo, se fue a viajar a Jerusalén, salió con las damas de la iglesia.

-No me llamo, y mi padre, Alexander donde anda.

-Está en su despacho, si quieres ve y lo visitas, esta algo bravo, con tu hermano, se desapareció, no contesta celular, por eso tu mama se fue. Para poder escapar del malgenio de tu padre, es que anda de un genio.

-Nana gracias, regálame un abrazo. La abrace no sabía cuándo la volvería a ver.

-Mi niño que te vaya bien. No te olvides de esta pobre vieja que te ama.

Fui a la inmobiliaria, vi al alemán sabía que estaba allí.

-El ingeniero Arango me dijo

-Hola alemán, mi padre se encuentra. Está ocupado en su oficina.

-Lo voy a esperar necesito hablar con él.

-Porque no te anuncias con la secretaria. Me dijo

-Hola Inesita, que tal tu día. Mi padre. Está ocupado, espera te anuncio.

-No es necesario, yo espero.

A la hora vi salir a unos proveedores de su oficina. Me incorpore y me dirijo a la oficina.

-Ingeniero espere lo anuncio.

-No es necesario, esta solo no te preocupes asumo toda la culpa.

Le sonreí, El alemán me detuvo, es mejor que te anuncies.

-Cuál es tu problema, él es mi padre, necesito con urgencia hablar con el tengo una antesala de una hora, y todavía me toca anunciarme.

- ¿Vienes armado? entrégame la pistola,

-Ni te atrevas a requisarme. Aléjate de mí. Nos has hecho si no retrasarme, ahora falta que se haya evadido por el ascensor.

Me apresuré a abrir la puerta, el cuadro que vi, me dejo paralizado. Daniela estaba encima de Alexander medio desnuda, estaban comiéndose a besos. Empuje al alemán y entre cerrando la puerta.

-No, pero esto es el colmo, como se te ocurre, engañando a mi madre con Daniela. Que poca vergüenza, aquí en tu oficina. Les grite

-No grites hijastro, tu papá y yo nos amamos, cual es el problema. Dijo Daniela

-Hijo dame un momento ya te atiendo. Dijo mi padre

-No te preocupes, ya entiendo todo, por esto les diste mi empresa, por esto no hiciste nada cuando me secuestraron. Me da pena con el tonto de Daniel, siento compasión por él, pero cada quien obtiene lo que se merece, ustedes dos se van a encargar de eso. Pobre mamá, ella es la victima aquí. Solo venia hacerte una pregunta, porque me mandaste a matar.

-De que hablas, lo dijo mientras retiraba a Daniela de su cuerpo. Dijo Alexander

-mandaste al gallego a matarme, me dio un disparo certero.

-No sé de hablas, no conozco a nadie con ese nombre. Dijo Alexander

-Qué bueno, no te preocupes, para tu desgracia no me paso nada.

-Estás loco Gabriel, por eso no me case contigo. Dijo Daniela vistiéndose

-Es lo único que tengo que agradecerte, No sabes cómo te lo agradezco.

-Es evidente, que ninguno de ustedes me complace como lo hace Alexander, de pronto me animo y te doy un hermanito. Dijo Daniela

-No te preocupes viejo desde hoy no vas a saber de mí, me canse ay cosas que tienen un límite y el mío llego hasta aquí. Te juro que trate de entenderte, pero no acepto ninguna explicación. No digo que fue un placer ser tu hijo. Me duele porque eras mi ídolo, mi cariño era sincero. Lo dije y me sentí, que algo se rompió dentro de mí, no era mi padre, pero el cariño que le profese era sincero, yo sentía que él me quería. Durante mi niñez me demostró mucho amor, era un padre ejemplar, mis amigos lo querían y me envidiaban.

Salí corriendo de la oficina, el alemán, salió detrás de mí. Sentía que me faltaba el aire.

-Gabriel espera, cálmate si quiere te llevo, tranquilo. Me jalo hacia la pared.

-No, te preocupes, le dije respirando profundo, quiero estar solo.

Bajamos en el ascensor, le agradecí que no hiciera ningún comentario

Llegamos al parqueadero.

-Mira llamemos a tu hermana, o a tu hermano. Es mejor que no estés solo, Súbete te llevo.

Me subió prácticamente al carro, le ordeno a uno de sus hombres llevar la moto. Llamo a mi hermana.

-Buenos días, estoy con tu hermano, discutió con tu padre, puedes pasar por él. Bueno nos encontramos allá.

Me llevo a la avenida, esperamos una media hora. Apareció Alicia y Sebastián.

-Hola Gabriel, vamos, tranquilo me dijo mi hermana.

-Gracias Alemán por avisarnos. Dijo mi hermano

-Frescos muchachos es mi trabajo, los dejo su papá debe estar buscando para matarme.

Mi hermana Alicia le dio un abrazo, se marchó, mi hermano se montó en la moto y partió, me fui con mi hermana, seguimos a mi hermano, salimos de la ciudad, fuimos a un paraje solitario.

-Estas bien pregunto Alicia

-No sé, creo que sí.

-Que paso puto, te hubieras quedado con nosotros.

Me abrace a mi hermana y llore, llore.

-Él no es tu papá, no es nuestro papá,

-Yo lo sé, pero es que no se mide en hacer daño, mamá no está,

-Se fue de excursión pensamos que era lo mejor.

-Que bien es lo mejor- Hoy me trato mejor el alemán que él, fui a buscarlo y estaba en su oficina teniendo sexo con Daniela.

-El colmo, ese si es una BANDIDA con letra grande. Dijo mi hermana.

-Sin palabras, lo único que me da un respiro es que se están burlando de Daniel. Eso sí me alegra, pobre cabrón. Dijo mi hermano

Nos fuimos para la mansión de mi padre, me duche, mi hermano me presto ropa de él. Fui y saludé a Carolina.

-Hola hermosa. Se lanzó a mis brazos.

-Amor viniste, me dijo tu hermano que te quedaste en España.

-Decidí volver, te extraño, me encanta verte. Te amo.

-Yo a ti amor. Me dio un tierno beso.

Enci Silva

LA CAIDA DEL CIEGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora