Festival del Fuego IV: Dioses, Destino, Decisiones.

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Para la tarde, salí un rato con Karen. Mi hermano se consiguió a su amiga la cazadora en el festival y Beck quiso hablar un poco con el Maestro Mesos, por lo que la única persona que me quedaba de compañía era ella. No me molestaba pasar tiempo con mi amiga, pero desde que llegó al festival había mostrado más de su actitud despreocupada, entrando a algunas tiendas, concursos e incluso intentando probar bebidas y comidas en distintos lugares. Era divertido al comienzo, pero luego se hacía cansino.

—¡Anímate! ¿Cuántas veces puedes salir de tu rutina y disfrutar con libertad? —me decía, tratando de convencerme de unirme a ella en sus locuras.

Yo me rehusaba, pero ella sólo seguía, tuve que detenerla algunas veces sin mucho éxito. Beck y Mesos sabían controlarla mejor, pareciera que era yo quien la cuidaba a ella y no ella a mí. Después de todo, no parecía haber bestias, ladrones o peligros alrededor. Seguí caminando junto con ella, buscando la flor que me habían recomendado para dormir y ayudar a mi hermano. La Madre Noble, una planta la cual apenas había escuchado sobre ella y cuya infusión cubriría todos los problemas de las pesadillas y sin ser una planta ilegal, aunque sí una salvaje que no crecería con facilidad en la ciudad.

—¿Sabes para qué es esa planta? —se cuestionó Karen, observándome de arriba a abajo con un ligero juicio

—Un somnífero —respondí sin entender a qué se debía su mirada—. Christopher sufre de pesadillas y pensé que podría ayudarlo

Karen se rio, burlándose de lo que en ese momento aún ignoraba y explicando luego

—Es un relajante muscular, ayuda a los dolores mensuales —susurró, buscando hablar en privado conmigo debido al tema que ahora tocábamos, un tema que no hablé con nadie más que con Rozen—. También suele usarse como abortivo.

—¿¡Insinúas que la busco por esa razón!? —reclamé, con mis mejillas calentándose y tratando de dirigir mi mirada al frente, buscando en los herbolarios—. ¿Cómo sabes de eso?

—Mi familia es comerciante —hizo notar, asumiendo que en el comercio entran todo tipo de materiales más allá de los minerales.

Me mantuve en sonrojo durante todo el rato, entrando en cuenta del porqué el nombre de Madre Noble, esa función de relajante muscular era una ayuda a la matriz femenina y para evitar un embarazo no deseado. ¿Cómo mi padre me iba a sugerir esa planta? ¿Era alguna clase de indirecta o qué? Estaba parada frente a la tienda, incapaz de entrar con todas aquellas ideas en mi mente, pensando en si valdría la pena comprarla o sería más fácil soportar todo aquello que ya había soportado. Arrullar a mi hermano por las noches se había vuelto el único momento del día en el que podía darle alguna especie de cariño, y con aquella planta esa necesidad se perdía, para ambos...

Sin darme tiempo a meditar, Karen me empujó y se dedicó a ver todas y cada una de las plantas, raices, infusiones y mezclas que vendían en el lugar. El olor del lugar era fuerte, y algunos humos extraños surgían de los inciensos quemados alrededor. La dueña del local nos atendió con suma amabilidad, notando nuestra cualidad de visitantes por el festival y señaló su colección de Madre Noble.

—Es una planta poco común, aunque podrías plantarla en tu jardín, tardaría un año en crecer —decía ella, interesada en venderme algunas semillas— lo mejor sería tomar su té diariamente para las pesadillas, pero a menos que me vistes cada semana, nunca tendrías suficiente —bromeó, sabiendo que sería inútil buscar una dotación de un año, pues no estaba en sus capacidades.

Tras una larga explicación sobre cómo preparar aquella bebida, compré con el dinero de la mañana unas cuantas flores y otras hierbas curativas. Alguno de los sirvientes de la casa sabría usarlas y más cuando mi hermano volviese de cacería o entrenamiento.

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