Festival del Fuego I: Espejos

8 4 0
                                    

Un vestido blanco, largo, adornado por una larga cabellera rubia y mis ojos violeta, eran lo que adornaba aquel espejo. Detalles en la joyería y vestimenta que eran arreglados por el Maestro Mesos, quien verificaba una a una cada prenda. Ví a Chris, su armadura de cuero estaba pintada de plateado, como si fuera un peto de acero, aunque su mirada estaba fija en el Maestro, con esos ojos extraños que no lograba comprender. Pedí en silencio que se alejara, Mesos sólo acomodaba la ropa, no me tocaba, ni a mí ni a Karen, incluso lo arregló a él; quizá fue eso lo que lo detuvo. Suspiré de alivio y esperé a las señales, Beck vestía con un vestido sencillo, haciendo más énfasis en su rostro, y Karen usaba una armadura con una máscara, parecía ser la misma armadura de Chris pero en negro. Ambos con una lanza en sus manos; Beck leyendo un libro de narración y Mesos acomodando cada pequeño detalle. El anfiteatro era pequeño, no superaría las doscientas personas, no podría contarlas, pero era una cantidad grande. Todo estaba listo, asentí ante mi hermano y mi amiga, y esperé el llamado. Aún conozco la narrativa al pie de la letra, entre diálogos más extensos y acciones...

«Fue en aquellos días, en los que los titanes aún recorrían el mundo, construyendo a su antojo, apenas habían nacido los primeros precursores de nuestra era, y entre ellos, se cuenta una leyenda.

Un joven guerrero, practicaba la lanza a las orillas del río Pulchri, donde día y noche practicaba para impresionar a las hadas de la pradera. En una de sus hazañas, descubrió que al otro lado del río, se encontraba un hombre similar a él, un guerrero que practicaba por sus mismas razones. Desde ese momento, se decidió por conocerlo, y tener un compañero de práctica.»

Mi hermano y Karen se movían al unísono, al mismo tiempo y de forma que uno parecía el reflejo del otro. Aunque ella usaba la lanza en su mano izquierda, pudo hacerlo con una excelente destreza al punto que ni un sólo movimiento se había perdido.

«Al acercarse ambos, y conocerse, supieron que estaban hechos para ser amigos y rivales, y que los mismos dioses les habían puesto allí por una razón.

—¿Quién sois? —preguntó el joven.
—No soy más que un solitario artista en busca de la mejor de las musas —bromeó en respuesta el otro.
—Pues habéis hallado mal, artista. Aquí sólo estamos el río y yo.
—Y vos habéis sido engañado, guerrero. Aquí de este lado, estan las hadas y los espíritus.

De un momento a otro, el hombre ayudó a aquel desconocido a cruzar el río de su lado, para que conociera a los espíritus de los que hablaba. Él no podía ver nada, la pradera estaba vacía, pero asintió para su amigo artista, y cumplió con ayudarlo a impresionar a las hadas.»

Era el momento de entrar y actuar, respiré profundo y traté lo mejor posible de no pensar demasiado. Era una obra sencilla, una leyenda vuelta teatro, no tenía nada que temer, no iba ser juzgada tan fuertemente... ¿O sí?. Salí a mi posición y esperé el momento justo.

«—¿Pero qué ven mis ojos? Una verdadera hada ha aparecido ante mí.
—Así es, joven humano —dijo el hada, acercándose al artista que había cruzado el río—, os he estado observando. Y veo que he quedado impresionada con usted y su amigo.
—Mi amigo también ha buscado una como usted, y sin embargo he sido yo quien la ha encontrado primero. Usted es ahora, a quien dedico mi vida»

Aunque era un guión por quien decía esas palabras, no pude evitar sonrojarme. Era como si alguien más lo hiciera, no sonaba en absoluto como él; casi ni sonaba como alguien que yo conociera a decir verdad. Era un diálogo extenso, un intercambio de palabras y coqueteo entre él y yo, que causaba apenas una reacción entre los visitantes.

«—Juro ante el Sol y mi lanza, que he de cuidaros. Pues los cielos me han perdonado mis pecados, y han traído ante mí a la belleza pura. Mi cuerpo y ser os pertenecen, mi corazón es vuestro, y mi lanza estará contra cualquier enemigo que venga a quitaros de mi lado.

AdolescenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora