Una Lenta Caminata por Ruhmewig

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Rozen y yo estábamos a la espera, a una distancia razonable de la casa señorial, para esperar a Sir Guillaume y el paseo que me había prometido. Mi mente recorría los lugares a los que me podría llevar, haciéndome sentir como una niña pequeña. Mi corazón incluso palpitaba con fuerza. ¿Estaba haciendo algo malo? Más allá de desafiar a mi padre, estaba faltando a Christopher en cierto modo. Aunque nunca nos prometimos nada, le juré a Ágama su lealtad eterna y unión... No, esto no estaba mal. Sólo iba a pasear con un amigo, y le rechazaría, ya no tendría razones para buscarme ahora que mi padre se rehusó a aceptar.

-Es una lástima, es un muy lindo regalo -comentó Rozen, viendo el broche negro que me había regalado.

Aún conservaba la gema en su interior, un pequeño zafiro que resaltaba en medio de aquel color negro, rodeado de varias piedras azules que se unían en lo que a simple vista parecía una sola joya. Claramente, no me entregaría una joya de alto valor, aunque había sido apresurado en la relación que teníamos, no iba a hacer una promesa vitalicia... ¿O sí? No, la verdadera pregunta es si yo estaría dispuesta a aceptarla. Rozen vió mi rostro y puso su mano en mi hombro, confortando un poco mis preocupaciones.

A los minutos, el caballo castaño de aquel caballero aparecía entre las calles del distrito, en una lenta caminata buscando acercarse a la casa de mi propiedad, pero con una seña de Rozen, se detuvo en sus pasos.

-Señora Rozen, ¿Ha sucedido algo? -preguntó desde lo alto, girando un poco su cabeza y levantando el yelmo para ver mi presencia. Le dediqué una sonrisa, junto con una reverencia que su caballo respondía con cordialidad- ¡Mi Lady! Una hermosa bienvenida de su parte.

Bajó del caballo y se retiró el casco, acercándose a mí para besar mi mano. No preguntó, no la solicitó, sólo la tomó y la besó levemente. Se arrodilló ligeramente y me miró a los ojos al hacerlo, dedicando cada ligero paso de su devoción personal hacia mí. Sostuve su mano con fuerza, no quería soltarme, que repitiera esa acción hubiera sido maravilloso, pero un sonido de la garganta de Rozen me hizo volver a la realidad en pocos segundos. Había algo más importante de lo que hablar, y no podía seguir con rodeos. Miré a Rozen a los ojos, y con el hechizo aprendido hace pocos días conversé con ella en esos mensajes cortos.

«Le diré sobre Lord Padre durante el paseo» pensé, viendo como ella asintió con su cabeza. Aunque fuera un hechizo tan sencillo, y llevara poco tiempo, desde que lo aprendí había sentido como si todo se hiciera más sencillo. Cada frase secreta que quisiera decir, tanto para Chris como para Rozen, estaba a mi disposición completa. Quizá podría usarlo con el mismo caballero, una forma de expresar mis sentimientos hacia el en medio del ambiente social, quizá en algún baile o fiesta próxima. Aunque como extranjero, es poco probable que él fuese invitado.

Con su ayuda, monté el caballo justo detrás de él. Una experiencia que no había tenido desde mis cortas clases de equitación, pero esta vez yo estaba atrás, sostenida de la cintura de aquel hombre que pretendía cortejarme a espaldas de mi familia. Apenas con el suficiente equilibrio para la suave caminata alrededor de la ciudad que ya conocía por completo. Cada zona dentro de las murallas, desde el castillo hasta los campos sagrados, disfrutando por primera vez en mucho tiempo, de mis alrededores. No tenía nada que cumplir, ninguna obligación, sólo pasar mi tiempo alrededor de los lugares que Sir Guillaume me mostraba, entre halagos y comparaciones de belleza. ¿Cómo podría rechazar a un hombre que compara una obra de arquitectura con mi propio ser?

-Es usted muy noble y, diría, encantador -dije, intenté hacer otros tipos de conversación, mayormente sobre nuestras familias, con eso abriría lo necesario para contarle sobre el rechazo-. ¿Su familia aprueba una relación con una extranjera?

-Mi hermano mayor es el patriarca familiar ahora -comentó, señalando su linaje noble más importante hasta ahora-, y me ordenó buscar una hermosa dama para pedir su mano tan pronto fuera posible.

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