10. ¿Te gustan los gatitos?

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El martes llegué animada la universidad, la idea de pensar que vería a María José le daba cierto entusiasmo a mi día.

Lamentablemente, ese día no fui a clase, el doctor nos explicó que había tenido algunos problemas personales para llegar y sólo estaría el en el salón; me daba demasiada curiosidad saber qué significaba "problemas personales", pero sabía que el doctor no nos lo diría y no había posibilidades de que María José lo hiciera.

En ese momento, fue que caí en cuenta que María José debía tener una vida fuera del hospital; Estaba siendo demasiado ingenua, ¿ cómo podía asegurar que me gustaba alguien de quien sólo sabía un puñado de cosas?

Si lo pensaba bien, ¿que era lo sabíamos de María José? Que es R2 de cirugía, que era malhumorada, pero tenía sus ratos de buena persona, que era hermosa y le gustaba el café. Solo eso.

¿Qué pasaba si en sus ratos libres se dedicaba a torturar gatitos o alguna cosa peor?

Algo tenía que cambiar, y si me tenía que volver una acosadora, lo haría para conocerla un poquito más a fondo como Mario me lo había dicho, tenía que ganarme su confianza.

Ese día por la tarde pasé "casualmente" por el hospital, en el piso que siempre la veía, pero no la encontré y no me animé a preguntar por ella con las enfermeras, así que me fui a casa resignada a esperar hasta el día siguiente esperando tener más suerte.

En la noche no pude dormir nada, me dejaron montones de tarea y encima, María José me daba vueltas por la cabeza y no me dejaba dormir, así que llegué tarde a mi primer clase de las 7 am.

Pasé el resto de la clase tomando mucho café intentando no quedarme dormida, lo que no resultó muy bien, porque mis profesores de medicina interna y dermatología me regañaron por dormir en clase.

Para las 3 pm, me sentía que ya había pasado una eternidad en la universidad y lo único que me motivaba a no quedarme dormida en algún jardín era que tenía la posibilidad de ver a María José.

Llegué a la sala con más energía que en todas las demás clases, pero María José tampoco estaba ese día.

Así que el profesor comenzó a dar su aburrida clase, mientras intentaba no dormir.

Al final de la hora, el profesor comenzó a decir que teníamos que entregar dos firmas de guardia para el siguiente viernes, Por lo que todos entramos en pánico, teníamos sólo tres días y nadie tenía una sola excepción de mi, ¡ay María José! Si estuvieras aquí quizás quitarás al doctor de su delirio, o quizás, quizás sería peor, seguramente ella nos pediría más.

Salimos a la sala resignados, todos se fueron a sus casas, yo solo le llame a mi madre para avisar que me quedaría la noche en el hospital, mientras más rápido mejor ¿no?

Subí a buscar a algunos de los residentes del profesor y encontré a Samuel, que buena suerte.

- ¡Daniela!- dijo cuando me vio.

- Hola, yo vengo a guardia, el doctor nos mando- dije lo más neutra posible.

- ¿Y tu residente? ¿No debería ser ella con quien vallas?

- No fui a clase, pero aquí estoy, Daniela- me dijo María José llegando a la oficina donde estábamos.

Mi rostro cambió por completo y sonreí por su presencia.

- Creí que tampoco estaría aquí, lo siento.

- No te preocupes, ven, estoy a punto de ir a revisar algunos pacientes, ¿me acompañas?

- Claro- le dije emocionada- ¿María José?- pregunté insegura.

- Dime.

- ¿Por que no fuiste a las clases estos días?

- ¿Nunca te han enseñado a no preguntar cierto tipo de cosas?

- ¿Que?

- No pude ir- la mire entrecerrando los ojos dudando de lo que me había dicho.

- Todos tenemos problemas aveces.

- ¿Que clase de problemas?

- Daniela- dijo con tono enfadado- no son tus asuntos.

Me dolió que lo dijera, pero era exactamente eso, no era mi problema.

- Entonces...¿Me respondes otra cosa?- lo dudo unos momentos.

- Claro.

- ¿Te gustan los gatitos?- me miro como estuviera loca.

- ¿Si has dormido bien estos días?

- Respóndeme- le pedí.

- Supongo que si- uff, que alivio.

- Y... ¿qué haces cuando no estas en el hospital?

- ¿Te interesa?- respondió incómoda.

- En realidad si, María José- dije mirándola fijamente.

- Eh, pues estudio casi todo el tiempo, aunque también me gusta ver películas, leer otras cosas que no sean del hospital, otras veces salgo a correr y si no tengo ganas, siempre hace bien ir a Starbucks, ¿no? Solo a perder el tiempo, aunque casi nunca puedo hacerlo, estoy mas tiempo dentro que fuera del hospital.

- Eso es interesante- le dije feliz por haber respondido.

Me miro sonriendo y seguimos caminando.

María José comenzó a ver los pacientes que me había dicho y me hacía preguntas ocasionales, aunque nada como la última clase en la que estuvimos. Me agradaba más María José del hospital que en clase.

Cuando termino, le hice preguntas sobre los pacientes que vimos y fuimos a sentarnos a la sala de residentes, mientras María José anotaba algunas cosas que parecían importantes.

- Ire con Mario, vuelvo en un rato- le dije mientras me levantaba.

- No, tu no irás a otro lugar- me dijo sosteniéndome del brazo y la mire ilusionada, ¿María José me quería cerca?- sacó un papel y lo firmo- ve a estudiar, en serio que lo necesitas- bromeó, falsa alarma, Daniela.

- Ah... Si claro- dije algo decepcionada.

- ¿Daniela?

- ¿Que pasa?

- ¿Me prestas tu celular?- lo saque y se lo pase.

Ella anotó algo y me lo devolvió.

- Si algún día vuelvo a faltar y necesitas algo, me puedes mandar un mensaje.

Oh dios, ¡anotó su número! ¡Tengo el número de María José!

- ¿ Y si solo tengo ganas de hablar contigo?

- Hazlo- me dijo y sonrió- Oye- me dijo después de pensárselo- Todos tenemos nuestros momentos de sentir que la vida no vale- dijo algo triste.

- Oh, yo... lo siento, María José.

- No pasa nada, nos vemos mañana, Daniela- me dio un beso en la mejilla y salí de la sala.

Mi doctora favorita (Calle y Poché)- Pausada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora