14. Me gustas

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Odiaba la voz del profesor Cuevas, especialmente cuando eran las tres P.M., no había comido, moría de sueño y sobre todo, si no estaba María José.

Así es, después de lo que pasó en el hospital, esperabas que hiciera lo posible por llegar a clase para verla, pero no fue así, intente enviar un mensaje, pero ni siquiera los recibía, resignada escuché la clase, con la intriga de saber dónde se había metido María José.

Pensé en ir al piso a buscarla por si tenía guardia, pero decidí no hacerlo, si María José hubiera querido verme, habría pasado al menos por la clase, quizás está evitando sentirse mal por lo de ayer.

Regresé a mi casa con el ánimo por los suelos, tenía muchísimo tiempo sin sentirme así por alguien más.

En casa, mi familia estaba viendo una película, no sé cuál ni por qué, sólo en tren rápido para que no se dieron cuenta y no verme obligada quedarme con ellos. Necesitaba guardar mi tristeza para mí sola.

Pasé lo que quedaba de la tarde haciendo tarea que había olvidado durante la semana y me llegó un mensaje de María José.

Quería hacerme la difícil y no verlo hasta unas horas después, pero mi curiosidad y abrirlo de inmediato; Preguntaba si iría hoy al hospital... ¿ es en serio, María José?

De cierto modo, la entendía, sabía que debía ser difícil ser la residente mala y terminar besando a una alumna de tu doctor a cargo.

Aunque me molestaba su falta de interés, quizás estaba exagerando, pero, Dios, María José en serio me gusta y me mata la idea de que vuelva a ser la persona fría que ha sido.

Le contesté que no iría ni tenía planes de hacerlo, ya que tenía tareas, exámenes y encima, tenía mucho sueño.

Me envió otro mensaje y me pidió si podíamos vernos en la cafetería donde compré el último café que le había llevado, tentador, así que acepté, aún cuando cierta parte de mí, no quería aceptar tan fácil; quién sabe y todas mis ideas sobre María José estaban equivocados.

Me cambié de ropa, tome dinero y salí corriendo de mi casa.

Llegué antes que María José y la esperé impaciente, ay, Dios, ¡ni siquiera me reconozco! ¿como alguien podía causar tanta euforia en mí?

Después de 10 minutos que parecieron eternos la vi acercándose, la calle no tenía mucha luz, pero me sentía capaz de reconocer su hermosas acciones en cualquier situación.

Cuando estuvo cerca sonrió ampliamente y me saludo con un beso en la mejilla, al parecer, hoy estaba de buen humor.

- Hola- dije con una torpe sonrisa en la cara- ¿vamos adentro?- le pregunté, ella asintió y entramos a ordenar algo.

Yo no tomaba mucho café, por lo que me consideraba inexperta en lo que debía pedir, así que esperé a ver lo que ella elegía y pedí uno igual.

Nos sentamos en una mesa cerca del mostrador; Estaba demasiado nerviosa, ni siquiera sabía dónde debía sentarme, así que termine por quedarme a su lado.

- El piso se siente diferente si no estas- Comenzó a decir María José para romper nuestro incómodo silencio.

Sonreí. Creo que era la primera vez que me decía algo lindo así.

- ¿Enserio?- me limite a preguntar mientras levantaba una ceja; no quería hacerla sentir incómoda con algún tonto comentario. Asintió- supongo que debo ir más seguido a visitarte entonces- dije con confianza.

- Por favor- dijo con una sonrisa pícara.

Nos llamaron del mostrador con nuestro pedido listo, yo fui a buscarlo y volví a la mesa. Deje el café de María José en su lugar y volví a sentarme.

- ¿Y como llevas lo de Mario?- pregunto después de un sorbo a su taza.

- Mejor, creo qué estaría feliz de saber lo que pasó, o sea, lo de la sala de residentes- me sonroje y baje la mirada incómoda.

- ¿lo del beso?- lo preguntó como si fuera divertido, ¿such?

- Si.

- ¿porque hubiera estado feliz?- me preguntó

- siempre hablábamos de ti, la primera vez que me llevaste a verlo, se dio cuenta que de alguna manera me... gustabas y... bueno...eso, estaría feliz por saber que pasó lo que yo moría de ganas por que pasara- me sonrojé aún más.

- Ahora todo tiene sentido- dijo sin mirarme y sonriendo.

Volvió a tomar de su café y hubo silencio.

- Ya vengo- le dije y me levanté a comprar algunas galletas para respirar tranquila.

- ¿Daniela?- me hablo María José una vez que volví a la mesa y me senté.

- ¿Si? - gore mi cabeza para mirarla de frente.

Me tomó de las solapas de mi sudadera y me acerco a ella para besarme.

Sentía demasiado bien y nuevo. Sentí esa electricidad recorrer mi cuerpo y como cada bello de mi cuerpo se erizaba.

Sus labios debían tener algo especial para provocar todo eso.

Se alejó un poco de mí y sonreímos.

- Me encanta la nueva María José.

- Poché- dijo ella.

- ¿Que?- dije algo confundida.

- Dime Poché, suena raro que me llamen por mi nombre, solo lo de los trabajo lo hacen, tu me puedes decir Poché.

- Bueno, me encanta la nueva Poché.

- Todo este tiempo he sido la misma- dijo mirándome fijamente.

- Poché...- dude- me gustas y me gustas mucho- dije sintiendo el calor del rubor en mis mejillas- pero...- negó para que no siguiera hablando.

- Tu me encantas, Daniela, supongo que eso es suficiente- dijo segura.

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Chicos he pasado los exámenes, todo salió bien. Pero lo que está pasando, el problema ese del Coronavirus es todo un caos, me tiene mal. Estamos libre de escuela hasta nuevo aviso así que creo que tendré tiempo para subir más.

Eso era todo espero que les haya gustado este capítulo no olviden de si tienen una duda déjenmela saber. Y voten!!!

Estaré publicando otra el DOMINGO, estén pendientes!!

Mi doctora favorita (Calle y Poché)- Pausada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora