29. Te quiero muchisimo.

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El viernes a la clase, no llegó María José, el doctor dijo que tenía una cirugía programada algo importante y no podría estar con nosotros, muchos de mis compañeros resoplaron; aunque María José podía ser la mala residente de vez en cuando, también podría ser en la reciente más linda y nos explicaba todo de una manera en que todos entendíamos y le habían tomado cierto cariño, lo que me hacía enojar, puesto que María José era mía.

Durante la clase del doctor, que se hizo algo aburrida, le mandé mensajes a María José, supongo que cuando saliera de quirófano lo vería. Pasó la siguiente hora de clase y no contestó, así que me fui a casa. Ya sería otro día cuando la pudiera ver.

Perdí el tiempo en mi casa hasta que unas horas después, como a eso de las 9 pm llegó un mensaje de María José:

"Acabo de salir de cirugía, vi tus mensajes, ¿hacemos algo?"

Mi rostro se iluminó con una sonrisa y le contesté de inmediato con un "Por supuesto".

"Te veo en nuestro café, tengo algo para ti"

Sonreí aún más.

En realidad no me importaba si tenía algo, sólo verla era suficiente para mí.

Me vestí en tiempo récord y salí a buscarla. La ventaja de esa cafetería era que estaba relativamente cerca, así que un taxi me podía llevar en 10 minutos.

Cuando llegue, ella ya esperaba en una banca afuera del lugar, sonrió y se levantó al verme cerca después de bajar del taxi.

- ¿Esperas a alguien?- pregunté divertida.

- Sí, a una chica, es muy parecida a ti, bastante guapa, por cierto- dijo y termine por sonrojarme.

Me tomó de las manos para acercarme a ella y dejar un cálido beso en mis labios, definitivamente me gustaban este tipo de saludos.

- Ven, vamos a pedir algo para llevar me- dijo cuando se alejó de mí.

- Creí que tomaríamos algo aquí.

- No, vamos a tomarlo a mi casa- me dijo y me dio un beso en la mejilla.

Sentí algo confundida y la seguí tomándola de la mano.

Entramos a la cafetería, María José pidió nuestros cafés y los esperamos para llevar, aunque fue cuestión de cinco minutos para que no se los dieron y estuviéramos asunto en camino a su casa.

- Si no dices nada, terminaré por quedarme dormida, Daniela- dijo ante nuestro silencio en su auto.

- Lo siento- dije riendo- ¿Como te fue hoy?

- Genial- Me dijo emocionada- hoy hubo un recesión gástrica, lo hice casi todo yo, supongo que comienzo a ganar el respeto de los doctores.

Siguió manejando hasta su casa, diciéndome algunas cosas de su guardia, se veía bastante feliz con lo que hacía.

Cuando llegamos, metió el auto a la cochera y bajamos, a veces me sentía culpable con María José, porque sabía que llevaba al menos 24 horas sin dormir y aún así tomaba tiempo para verme.

- No es algo del otro mundo pero eres la primera persona por la que hago el intento de hacer algo lindo- dijo cuando entramos a su casa y le di un beso rápido en los labios como agradecimiento.

María José puso el café sobre la mesa y fui a la cocina para regresar con un plato lleno de cupcakes. Fue lo más tierno que había visto en mucho tiempo.

- Sé que es algo tonto, pero nunca lo hago, así que, siéntete especial, cariño- dijo riendo y dándome un beso en la mejilla.

Tome el plato de sus manos y lo dejé en la mesa para que ella no estuviera ocupada y la jale hacia mí para poder besarla en serio, todos los besos de la noche no habían sido suficientes.

La abracé por el cuello y me pegue lo más que pude a ella, me gustaba sentir el calor de su cuerpo y su perfume; era simplemente perfecta.

Pegue mis labios a los suyos con cuidado y solo deje que estos me envolvieron sintiendo su labial y su lengua dentro de mi boca; hasta que nos separamos antes de que se me ocurriera comenzar a sacar su ropa.

- El café se enfría, Daniela, podemos dejar eso para después- dijo que ya no un ojo y llevándome al comedor otra vez.

- Cierto- dije ruborizada.

No sentamos a comer intentando ignora lo de hacía unos momentos. Había encontrado otro talento de María José además de ser una excelente cirujana.

- Están muy buenos- dije cuando termine de comer.

- Que bueno que te gustarán- respondió sonriendo- ¿Quieres ver una película?- preguntó cuando ella también terminó.

- Eso depende.

- ¿De que?

- ¿En realidad veremos la película? ¿O sólo fingiremos que estamos viendo la película mientras nos besamos o hacemos algo más interesante?

- ¿Algo más interesante?- Preguntó María José riendo mirándome con los ojos entrecerrados.

- No te diré nada porque me encantas, pero yo no estaba pensando en lo que tú en este momento, ¡eh!- dije después de procesar lo que había dicho.

- Si, claro- dijo con tono sarcástico.

Recogimos la mesa y fuimos a la sala, ella buscó una película para ver y nos sentamos las dos en un sillón.

Yo no tenía mucho interés, así que me acosté recargando mi cabeza sobre sus piernas y me dediqué a verla a ella.

- Para, Daniela- dijo después de un buen rato.

- ¿De que?

- De mirarme así- respondió nerviosa.

- Tengo derecho de mirarte, eres mi novia- dije un poco insegura.

Me miró sorprendida, nunca habíamos usado ese término para referirnos a nosotras.

Sonrió y se inclinó para avisarme; era bastante incómodo así que me reincorpore y quedé sentada frente a María José para poder besarla.

Deslice una de mis manos a su espalda por debajo de su ropa y sentir su piel erizarse ante el contacto.

- Daniela...- Susurro María José entre nuestros labios- te quiero muchísimo.

Estoy segura que terminaría por volverme loca.

Mi doctora favorita (Calle y Poché)- Pausada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora