46. Todo bien

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Me despertó el movimiento de mi cuerpo sin sentir el suelo bajo mis glúteos, así que instintivamente brinqué del susto y por poco caigo dentro los brazos de María José.

- Pero que caballerosidad la tuya dije intentando sonar divertida pero arrastre las palabras y sonó como si fuera una simple borracha graciosa.

- Es un don natural- respondió María José riendo.

No se desde cuando María José tenía tanta fuerza y nunca lo note, supongo que se gana el mover pacientes mucho más pesados que yo cuando entran en paro o cuando los mueven de camilla. Ojalá algún día tengas un misma fuerza y deje de tener mis brazos debiluchos.

Regresamos a la sala de residentes que estabas sola otra vez y bajé de los brazos de María José.

- ¿Qué pasó?- Pregunta curiosa.

- Sólo quería saber si lo que dijo Samuel era cierto.

- Y ¿que dijiste?

- Que sí. Cuando tienes un tipo como Cuevas, no sirve de nada mentir, sabes que el ya sabe la respuesta y sólo quiere toda la ciudad para hacer menos severo contigo. Le dije que salía con su brillante alumna de quirúrgica y sólo me miró pensando las cosas.

- ¿Si aclaraste que era yo? Digo, no todos usan la palabra brillante para mí- intenté bromear.

- Claro que sabe que eres tú, torpe, Cuevas ya sabía todo, tus compañeros no lo controlaron sus impulsos y comenzaron a decir que había cierto trato diferente contigo, me sorprende que no sean unos tontos adolescentes aun- hizo una pausa para quejarse para sí misma y continúa- el no me dijo nada, dijo que si sabía ser profesional él volvería a dar mis clases y no tendríamos más problemas.

- Supongo que eso es bueno, ¿no?- Dije aliviada, siempre había sentido admiración por Cuevas y esto sólo incremento. Aún hay doctores de lo que valen la pena como seres humanos.

- Definitivamente lo es.

Se sentó a mi lado y yo aproveché para lo de su cintura con mis brazos y acomodarme en el perfecto espacio entre su cuello y su hombro.

Me volví a quedar dormida. Necesidad de dormir tanto, ¿porque no podía ser como María José que sólo necesitaba cinco horas para verse también como siempre lo haces?

Desperté algo desconcentrada, tuve un sueño extraño, ayudaba si era lo mejor seguir con ella, inmediatamente borre ese pensamiento. Si ya habían pasado por todos en que nos habíamos metido, se debe hacer las chicas correcta, al menos eso era lo más justo.

Recorrí con la mirada el lugar, aún estaba en la sala de residente y estaba María José con Judith hablando de no sé qué cosa.

- ¡Buenos días!- Me saludo al verme despierta y sonreí.

- Buenos días- contesté con mi voz ronca de las mañanas.

María José no dijo más y continuó hablando con Judith, al parecer tenía un nuevo ingreso y no sabían su diagnóstico aún, pero estaban preocupadas por lo rápido que pudo empeorar su cuadro inicial.

- ¿En que cama está?- Pregunto María José.

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- Iré a verlo- le dijo a su amiga- Daniela, tengo que irme, ¿nos vemos en la noche?

Hubiera esperado que me invitara a ir con ella, pero que más daba, sabría el diagnóstico después.

- Claro- Judith me miró como burlándose de mí y María José se acerco para dejar un corto besos sobre mis labios.

Las dos salieron y las perdí y inmediatamente. Tome mi mochila, guardé las pocas cosas que había dejado en el sillón y me levanté dispuesta volver a casa podría dormir un rato o estudiar, lo que llevaba evitando algunos días.

Abrir la puerta para salir y vi al doctor Cuevas frente a mí. No pude hacer nada hasta después de un par de segundos en lo que sonreír nerviosamente.

- Que sorpresa verte por aquí, Daniela- dijo con un tono sincero.

- También es bueno verlo, doctor- respondí más tranquila.

- Estoy buscando a María José, ¿sabes dónde está?

- Fueron a ver el paciente sin diagnóstico.

- También ella, todos están con él y no hay ni siquiera internos disponibles, ¿tienes algo que hacer?

- No, doctor.

- Genial, hoy tú serás quien me ayude, vamos me- dijo y prácticamente me arrastró al piso 10.

Me sentía cansada y no tenía muchos ánimos de platicar o hacer lo que fuera que hacían una alumna y su profesor.

- Hablé con María José hace un rato- me dijo mi profesor.

- Si me lo dijo- dije sin más, no sabía qué decir.

- Deberías ser más inteligente Daniela, igual ella. Entiendo lo que pasa entre ustedes, pero ¿qué hubiera pasado si no fuera yo hubiera sido un doctor al que no le agradara? Sean prudentes- dijo finalmente, me guiña un ojo y sonrío.

No entendía del todo a lo que se refería, pero si veía su punto general. A la gente no le agrada del todo ver a una residente con una semestrosa.

- Iremos a ver en la evolución de mis pacientes ingresados ayer, es muy fácil, me ayudarás a tomar signos y hacemos la exploración entre los dos, fácil, ¿no?

Para hacer las siguientes dos horas con sus pacientes y entre papeleo, ¿donde estaban sus internos?

Mi doctora favorita (Calle y Poché)- Pausada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora