56. Panico

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- Es un estúpido y siempre lo ha sido- me dijo María José casi escupiendo las palabras después de contarle lo sucedido en la cafetería con Ana y Victor (de quien acababa de descubrir su nombre).

- No lo sé, Ana simplemente está obsesionada contigo y siento como me culpa porque no puede tenerte o algo así- dije arrugando el entrecejo.

- Es una reacción normal, creo, las dos pasamos por mucho juntas-explicó María José.

Arrugue aún más mi expresión, no me molestaba eso. Diego me había explicado que Ana era "esa ex" de mi novia, esa que aunque lo intentes nunca olvidarás por todo lo que fue.

No era justo si considerábamos que yo no tenía alguien así. Aunque ni siquiera sé si lo que Diego me decía era cierto o sólo se lo sacó de la manga para hacerme sentir mal.

- ¿Puedo hacerte una pregunta? Espero que seas sincera, por favor- asintió cautelosa

- ¿Sientes algo por ella aún?

Tomó un minuto para entrecerrar los ojos y mirar en otra dirección hasta que volvió a mirarme.

- Siento cariño por ella, sí y quizás me gustan los recuerdos que forme con ellas.

Apreté mi mandíbula y ella se dio cuenta.

- Pero no lo tomes así, pequeña, si pienso en lo que siento por ti, a ti te amo y eres la persona más importante para mí. Ella fue cosa del pasado y ya- dijo tranquila y toma un poco de café para seguir hablando.

Después de su guardia salimos a la misma hora y me invitó al café donde íbamos para poder tener una plática tranquila.

- Ah no puede hacer que te vuelvas loca por ella, pero eres tú con quien yo decidí estar, ¿sí?

La miré pensativa. Sabía que podía confiar en María José, pero quién sabe si Ana pueda jugar sucio.

- No puedo confiar en ella- le dije a rogando mi frente.

- Entonces confía en mí- me guiño un ojo.

- ¿Qué fue lo que pasó entre ustedes que está tan loca?- Le pregunté.

- Nuestra relación era muy...- hizo una pausa buscando la palabra ideal- intensa, quizás. Éramos residentes casi nuevas, no conocíamos a mucha gente y cuando iniciamos nuestra relación siempre estábamos juntas, no importaba que ella fuera de medicina interna porque en cierto modo, ella es como yo, pero en su especialidad.

- ¿Qué tiene que ver?

- Todo. Al ser muy parecidas, los demás residentes esperaban que chocáramos, pero en vez de eso, al estar juntas algo hizo click y de teníamos la relación más envidiada del hospital. Ella tiene algo. No había sabido entender que es, ni siquiera yo. Pero es imponente, inteligente y si puede intimidarte si se lo permites, conmigo no funcionó, supongo que eso fue lo que dio el impulso y así fue como logramos mantenernos por mucho tiempo.

Su manera de hablar hizo que me sintiera celosa. Yo no era una residente así, no podía decir lo mismo de mí.

- Creo que sorprendimos a los demás, porque había sido interna aquí mismo y todos sabían que nunca estaba más de un mes con la misma chica y luego pasé a tener una increíble estabilidad con Ana.

Sonrió al recordar todo aquello.

No dije nada. Sólo podía mirar mi taza de café si nada más. Sentía como mi corazón se encogía.

- ¿Daniela?

- Dime- dije buscando su mirada con la mía.

- Son muy lindos recuerdos, pero lo que he vivido contigo es mejor.

- No lo creo- dije sin ánimo- no soy residente, ni siquiera interna, no soy guapa como Ana y a veces me pregunto porque estás conmigo pudiendo tener a todas las estúpidas que babean por ti en el hospital- dije molesta, más hacia mí que a ella.

Y yo por mi comentario y negó con la cabeza.

- Mi amor, ¿te has puesto a pensar realmente en ti? Quizás eres semestre osa, pero eres la que más sabe de tu grupo, he visto como tratas a los pacientes, tienes una bondad increíble y un sentido humano que todo el mundo debería tener- comenzó a decir- además, ¿no te han dicho lo guapa que eres? Tienes esos ojos tan hermosos y una sonrisa que opaca a cualquiera junto con unos labios que- no terminó de decir pero mordió su labio inferior y me ruboricé- tienes unas pequitas hermosas y un trasero espectacular- dijo lo último con una sonrisa lasciva.

- ¿En serio es lo que piensas?

- Claro, cariño, crees que si no, ¿te hubiera aguantado tanto tiempo?- Preguntó con una sonrisita burlona y la miré enfadada- Claro que lo creo. Además todas las otras no te llegan ni a los talones. Eres perfecta. Eres la chica de mis sueños- dijo con una dulce sonrisa y tomó mi mano.

Mi corazón dio un vuelco y no pude hacer más que levantarme y sentarme en sus piernas, aún sin importarme que estuviéramos en una cafetería llena de gente y la bese con necesidad mientras ella me daba caricias en la espalda.

María José me amaba tanto o más que yo a ella.

Comencé a besarla con más intensidad, no sé qué había provocado en mí.

- Cariño, no quiero dar espectáculo- me dijo separándose un poco de mí.

Sabía porque lo decías iré para encontrarme con algunos chicos mirando atentamente la escena. ¿No tenía nada mejor que hacer?

Puse los ojos en blanco y me bajé de encima suyo para volver a mi lugar.

- ¿Que dices si te propongo algo para que sepas lo que de verdad significa para mí?- Preguntó después de unos minutos de silencio y la miré como queriendo adivinar.

- ¿De que hablas?- me rendí.

- Vamos a mi casa, a mi casa de verdad, con mis papás y todo eso- me propuso y la miré con pánico.

Mi doctora favorita (Calle y Poché)- Pausada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora