Mi doctora favorita (Calle y Poché)- Pausada

41. Estupida Daniela

Había vuelto a mi casa hecha un desastre por la ira que sentía, porque carajos María José debía abrazar a una chica mientras su novia estaba en el aula de enfrente haciendo un examen.

En fin, no me detuve a pensar muy bien las cosas, sólo sabía que estaba muy enojada y me molestaba estar enojada, porque mis impulsos me decían que llamar a María José para desahogarme y sentirme mejor, pero mi orgullo y yo no lo permitiríamos, porque al final de cuentas eso es lo que las chicas hacen, ¿no?

Comencé a recibir algunos mensajes de María José pero no los abrí para evitar responder. Según lo que decía estaba bastante confundida y no sabía porque me había molestado, ¿es en serio, María José?

Fui a dormir temprano para evitar torturarme con la idea de que ella pudiera irse con otra chica inevitablemente termine en lágrimas hasta caer en un profundo sueño que más bien parecía coma, que quizás era cierto, ya que estabas en estado de coma si prestabas una muy baja puntuación en la escala de Glasgow, o en palabras sencillas, si no tenía respuestas motoras, verbales u oculares y según mi mamá, le costó algo así como una hora despertarme, pero no, no se preocupen, solo bromeo, el estado de coma es algo mucho más serio.

Llegué a la universidad a eso de las nueve, había perdido la primera clase, psiquiatría y lo agradecida infinitamente.

Pasé de clases en clase como puede hasta que finalmente llegó clínica quirúrgica, donde supe vería a María José, así que llegue temprano para encontrar a alguien, platicar y poder ignorar tranquilamente a mi residente.

- ¡Daniela!- me llamaron cuando pase por la puerta del servicio.

Me giré a buscar y vi a Itzel, perfecto.

- Hola- dije y la salude con un beso en la mejilla.

- Alguien está de buen humor hoy, eh- dijo bromeando.

- Para nada- Le dije y me miró un poco confundida.

Pensemos par de segundos y era buena idea o no contarle a ella lo que pasaba, pero, para ser sinceros, que podría pasar si le decía, a nadie le importaba.

- Resumiéndolo, ayer María José estaba abrazando a una chica y estoy enojada con ella, ¿crees que me podrías besar cuando ella llegue?- Me miraba ahora muy confundida.

- Deberías tener más respeto por tu novia- dijo bastante seria.

- ¿Novia?

- ¿No lo es? Vaya, todos creíamos eso, creo que hasta el profesor lo piensas.

- Bueno sí, pero no sabía que todos lo sabían- dije algo incómoda- en fin, me ayudas.

Me miró dudándolo, supuse que sería mucho más fácil de convencer.

- Te invito el café a la salida- dije en un intento de sobornarla.

- Que sea mañana temprano- sonreí de lado y asentí.

- Sólo me besas, cerca de los labios, pero no demasiado, o quizás termine odiándote- asintió segura y acercó a mi hasta quedar pegada a mi costado.

María José estaba tardando en llegar y pensé seriamente si eso era correcto, a mi me partiría el corazón si María José me lo hiciera a mi.

En fin, ya después tendría tiempo de disculparme.

Después de unos cuantos minutos la vi acercarse y le di un codazo a Itzel para que supiera que venía y me besó, justo como se lo pedí y sonreír por ellos.

De reojo vi a María José que pasó por un lado y asintió con la cabeza sin mostrar molestia ni nada ¿tan poco le importaba?

- Gracias- le dije a mi amiga después de que María José pasara.

Me despedí y entré a la sala donde María José hablaba con el profesor y mis compañeros aprovechaban para seguir conversando un rato hasta la clase.

Cuando terminaron de hablar a María José me miró con una mezcla decepción y enojo. Estúpida Daniela, estúpida Daniela, estúpida Daniela.

Salió de la sala y el doctor dio la clase disculpándose ante por María José que tenía mucho trabajo y necesitaba ir atender el piso de cirugía.

Terminamos la clase y esperaba encontrarla por los pasillos, pero no fue así, y lo mismo ocurrió el resto de la semana, ni una llamada ni un mensaje, yo intenté llamarla, pero simplemente no tomaba mis llamadas, creo que ahora sí había echado todo a perder.