9. Me esta matando

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Decidí ir a ver a Mario por la tarde, eran las 6, según recordaba, María José entraba hasta las 6, así que tendría una hora para estar ahí antes de encontrarla.

Pase al hospital por la puerta de la escuela y esperé el ascensor que tardaba eternidades en llegar a la planta baja, durante todo el tiempo estuve viendo por si María José estaba alrededor, no quería verla. Por fin tenía algo de progreso con ella y me había enojado por una tontería.

Llegué a la habitación, toqué y entré, afortunadamente, Mario estaba solo y sonrió al verme.

- Daniela, es bueno verte por aquí.

- Estoy aquí To Dos los días, todo el día- bromeé

- Nunca te veo- dijo como si creyera que estaba mintiendo.

- Bueno, no vengo por aquí, normalmente me quedo en la escuela.

- Bueno, y ¿qué haces por aquí?

- ¿Recuerdas lo que me dijiste el viernes?

- Eh, si, tengo mil enfermedades pero no amnesia, o no aún- dijo riendo

- No creo que exista la versión linda de María José- dije mirándolo frustrada

- Ah ¿no? Chica, la conozco, te lo aseguro. Dale tiempo para que te deje conocerla- bufé y lo miré esperando que dijera algo mas, pero no lo hizo.

- Odio que me guste- comencé a explicar- hoy la vi platicando con una chica y te lo juro que me moría de celos.

- Entonces esto va en serio, ¿eh?

- Supongo.

- Te diré algo...- dijo, pero abrieron la puerta y lo interrumpieron.

- ¿que le dirás?- Preguntó María José divertida mientras entraba a la habitación.

- nada que tú debas escuchar- respondió de inmediato.

Ella lo miró confundida, supongo que no estás acostumbrada a que la gente no haga lo que ella pide.

- ¿Intentas robar mi paciente?- Preguntó María José con una ceja alzada.

- No- intenté decir sería, pero, a quien engañada, no podía actuar así con ella, así que termine por sonreírles.

- ¿Que haces aquí?-me pregunto- creí que no vendrías esta semana- me dijo inexpresiva.

- sí, bueno, sólo vine hablar sobre algo con Mario- me miro con los ojos entrecerrados- ya estaba por irme- Dije mientras daba vuelta sobre mis talones para salir.

- ¿No te despides?- me preguntó.

- nos vemos pronto, Mario- Voltee para verlo y me sonreía, como si con eso me diera ánimos- nos vemos María José- Volví a girar, pero ella me tomó del brazo.

- Nos vemos- Y me dio un beso en la mejilla y abrió la puerta para que saliera.

No podía creer lo que ocasiona en mi sus labios sobre mi piel.

Regresé a mi casa con la sonrisa tonta que María José causó en mí.

Me quedé unos minutos pensando; yo estaba totalmente segura de que por alguna razón, quizás masoquista, me encantaba María José, pero sabía que a menos de que hiciera algo al respecto, María José me seguirá tratando igual, cuando le viniera en gana se portaría linda conmigo y cuando no, sería justo la residente que Samuel había descrito.

Así que decidí que antes de estudiar, podría regresar un momento al hospital. Me arregle un poco antes de salir de mi casa y fui a la cafetería donde había comprado el café que a María José le había gustado, compré dos capuchinos y volví al hospital.

Subí al piso 11 por las escaleras, no tenía ganas de esperar el elevador, genial idea, Daniela, no puede subir cinco pisos sin estar agitada y con las piernas temblando por el esfuerzo y ¿creías que podría subir 11?

Después de lo que me pareció una tortura, llegué al piso y encontré a María José en la sala de residentes escribiendo algunas cosas en los expedientes. Al ver me dejó lo que hacía y me sonrío.

- ¿ A qué debo la segunda visita del día?

- Para empezar, la primera no vine contigo así que no en teoría no es mi segunda visita- dije con una pequeña sonrisa.

- Uy, discúlpame, ¿ A qué debo tu visita?- corrigió.

- Te traje café- dije pasándole el envase- creí que te gustó el de la vez pasada y te traje uno igual.

- Que linda, gracias, Daniela- otra vez mi tonto estómago.

- No es nada, María José, podría traértelo To Dos los días- ¿que acaba de decirle? Ay, Daniela, tú y tu boca.

- Ah ¿Si?- dijo alzando una ceja- ¿ quieres central? Sólo estoy llenando papeles.

- Claro- dije reprimiendo mi emoción.

Siguió llenando los expedientes y me miraba de vez en cuando, hasta que decidí romper nuestro silencio.

- En serio eres la persona más aburrida- dije bromeando.

- Pues... Daniela, si no lo has notado, tú sólo me miras llenando papeles, ¿quien crees que es la más aburrida?- preguntó siguiendo el juego.

- Pero es lindo estar aquí- le explique.

- Lo que digas- me respondió con sarcasmo- de qué... ¿ de qué viniste hablar con Mario?- preguntó curiosa.

- ya luego sabrás- intenté quitarle importancia.

- ¿que podrías hablar con alguien a quien vistes una sola vez?- preguntó

No respondí a su pregunta y cambiamos de tema, hablamos como por media hora más, hasta que me di cuenta de la hora y que debía regresar.

- Me encanta verte hacer lo que sea que haces, pero debo volver a mi casa, tengo bastantes cosas por estudiar.

- Claro que si- dijo recordando lo de esta tarde, supuse.

- Te veo mañana- le dije con una gran sonrisa.

- Claro- me dijo, me dio un beso en la mejilla y me acompañó la puerta.

- Gracias por el café, bonita- digo antes de cerrar la puerta.

Oh, DIOS, ¡María José! No se si lo hace consciente, pero me está matando.

Mi doctora favorita (Calle y Poché)- Pausada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora