20. ¿Podria ser mas linda?

5.9K 334 0
                                    

MARATÓN: 2/5

El viernes de esta semana decidí ir a buscar a María José, pensé que sería buena idea y ella tendría tantas ganas de verme como yo a ella, así que saliendo de clase fui a su piso a buscarla y la vi en la oficina de enfermería.

-No cariño- escuché que le decía una enfermera a María José.

¿Porque una enfermera le decía cariño a mi María José? Guarde mi distancia y seguir observando el momento, la enfermera parecía estar pensando mientras María José sólo la veía atentamente.

Unos momentos después decidí quitarle importancia y camine sonriendo hacia ella, que me dio cuando estaba ya muy cerca y me dedicó una pequeña sonrisa y me hizo una seña para que le diera un momento, así que me quedé esperando su lado.

- Podemos ir a revisarlo en este momento si quieres, no tengo mucho trabajo ahora- le dijo la enfermera a María José.

-Claro, dame un momento y te alcanzo- Ella asintió mientras me veía con cierta superioridad y se fue por el pasillo.

-Es bueno verte por aquí- me dijo y me dio un beso en la mejilla y acomodo mi cabello.

-Me gusta venir a verte- sonreí .

-Tengo que ir a ver algunos paciente Daniela, entonces...- No terminó la frase.

-No tienes tiempo para que yo esté aquí, ¿no?-Dije con tristeza en la voz.

Se encogió de hombros y asintió. Entendía que María José debería estar muy ocupada y en realidad me sorprendía todas las veces que hacía su trabajo a un lado para poder pasar tiempo conmigo.

- No te preocupes, te veré luego por aquí.

- Gracias- me dijo con pena y me dio un rápido beso en los labios- salgo a las ocho, quizás pueda verte.

- Otro día María José- le dije resignada y me fui del hospital.

Llegué a mi casa cansada y aproveché para terminar tareas y descansar un rato. Una parte de mí, quería estar molesta por María José, siempre me dejaba acompañarla, pero otra la entendía perfectamente.

Cuando termine de hacer las cosas pendientes, tome un baño, porque los baños siempre nos dan un buen lugar para pensar en la vida y eso era lo único de lo que tenía ganas de pensar, en la vida y María José.

Mientras pasaba el rato, me di cuenta de muchas cosas en la que antes no había pensado.

Me di cuenta que María José, no era de esas personas a las que puedes tener, o al menos no por completo.

Siempre habrá alguien con quien compartirla, Alguien intentando tener su atención, alguien admirándola, pidiéndole algo en el hospital o simplemente queriendo aprender de ella.

Sería bastante egoísta si quisiera tenerla siempre para mí, ¿no?

Debía haber un montón de enfermeras, estudiantes y residentes queriendo tener un poco de su tiempo, no podía ser la única privilegiada.

Lo único que me quedaba por esperar, era que María José no diera a nadie su tiempo de la misma manera en que me lo daba a mí.

Salí del baño para buscar algo cómodo y me vestí, se sentía bien tener una par de horas libres para variar.

Me acosté en mi cama y me quedé dormida en cuanto lo hice, era muy temprano, pero supuse que mi cuerpo en serio lo necesitaba.

Comenzaron a tocar a la puerta de mi habitación, normalmente mi mamá lo hacía para avisarme que era hora de levantarse, la noche había pasado volando.

-Ya desperté- le dije de mala gana cuando escuché que no paraban de tocar

Su instancia no paraba, así que abri la puerta para ver qué era lo que quería.

- ¡Ya voy!- le dije algo enojada.

-¿Estabas dormida?- pregunto confundida Nora.

- Si. estoy cansada, ¿qué hora es?

-Las 9.

- Ahora tenía sentido que hubiera sentido la noche volar.

-Te buscan abajo- me dijo y se dio la vuelta.

Cepillé mis dientes antes de bajar y fui directo a la puerta.

Sonreí cuando vi a María José parada en la puerta escondiendo las manos, ¿que hacía ella aquí?

- Hola- La saludé cuando estuve frente a ella. Me sentí con la libertad de hacerlo después de que ella hiciera lo mismo en el hospital, no debería molestarle- ¿cómo es que estás en mi casa?- Pregunté divertida y entrecerrando los ojos.

-Se dónde guardan la información de los alumnos- me guiño el ojo y reí.

-¿Quieres entrar?- Pregunté sin saber que otra cosa decir.

-No, en realidad quería ver si querías ir a cenar conmigo, y también te traje esto- me dio unas flores que tenía detrás de ella ¿podría ser más?

Sonreí al escucharla, tome su rostro entre mis manos y la bese sin impórtame estar en la puerta de mi casa, donde cualquiera de mi familia podría vernos.

Comenzaba a gustarme tener confianza con ella y poder besarla siquiera sin tener miedo a su rechazo.

- Si sigues haciendo eso, nunca nos iremos me- dijo alejándose de mí.

- Me gusta esa idea- sentí su sonrisa y se alejo de mi.

- Lo digo en serio, vamos.

Resoplé y regresé adentro para dejar las flores y avisarle a mi mamá que iba a salir, le dije que iría con María José, pero omití mi extraña relación con ella y que era la residente de mi profesor; no quería un interrogatorio antes de salir.

Volví con María José, salimos y subimos a su auto, ni siquiera sabía que tenía uno.

- Es demasiado extraño esto, ósea, no verte en el hospital o en la cafetería- le dije cuando ambas subimos.

- Lo sé, pero tenía ganas de verte después de lo que pasó en esta tarde- dijo algo apenado.

- No importa, por cierto, odio a la enfermera.

- ¿Que?- preguntó riendo- ¿Por que?

Me encogió de hombros y no contesté. La respuesta estaba apunto de salir de mi boca, pero evite con todas mis fuerzas que saliera, no quería seguir viendo como su ego iba en aumento.

Mi doctora favorita (Calle y Poché)- Pausada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora