Capítulo 11: "Q is for Quiet (Q es para Silencio)." (PARTE 2/2)

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—¿Qué tarjeta sacaste? —Joaquín preguntó.

—Q.

—¿Es por eso que no hemos hecho nada todavía? ¿Por qué simplemente no pudiste pensar en nada? ¿Desconcertado? —le reprendió, sonriendo ahora.

—Incorrecto. Estoy muy lejos de perplejo. ¡Y sólo por eso que estamos empezando ahora! —le gritó a Joaquín, levantándose rápidamente de la silla.

Joaquín se levantó para pararse frente a él.

—¿Qué vamos a....? —empezó a decir, pero Emilio lo calló al colocar el dedo en los labios.

—Cállate, Joaco —dijo con una rudeza que el castaño no apreciaba.

—No me hables así —Una vez más Emilio lo calló. —Cállate la boca. Con la excepción de la semana pasada, que, a su vez, se trató sólo de ti y la semana que sacaste R, has sido siempre el rey de todo este jueguito, pero, hoy, soy la maldita reina.

Joaquín inclinó la cabeza en el comentario, y largo una carcajada una mientras Emilio enarcaba las cejas.

—¿Reina? —le preguntó tentado

—¡El maldito Rey! ¡Lo que sea! ¿Y no te dije que te callaras? —enfatizó la última palabra, rudamente. Era un golpe que Joaquín captaría. Sus ojos se abrieron darse cuenta de lo que estaba pasando, y Emilio sonrió sinuosamente ante su realización.

—Oh dios —articuló el menor, y él río entre dientes.

—Así es, Joaquín. No puedes hacer un solo sonido hoy y si lo haces sin mi permiso, habrá consecuencias —le dijo con severidad mientras caminaba alrededor, golpeando el culo por encima de la ropa.

Joaquín chilló, y lo hizo de nuevo, esta vez se mordió los labios para mantener el sonido del escape.

—Aprendes rápido —comentó, tirando de su mano para llevarlo hacia el dormitorio del castaño.

Una vez dentro, se sentó en la silla cerca de su cómoda y lo mantuvo de pie a los pies de su cama.

—Desnúdate —ordenó y Joaquín lo miró fijamente, desafiante, dándole una mirada que él reconoció. Él le había dado la misma mirada cuando él le había pedido que se desnudara la vez que sacó la letra R.

—¿Estás seguro de que quieres retarme bonito? —amenazó, crujiendo los nudillos obscenamente.

Joaquín negó con la cabeza y comenzó a quitarse la ropa, complaciendo a Emilio.

—Dios, desearía que anduvieras desnudo todo el día. Tu cuerpo es una obra de arte —comentó, levantándose para llevar las manos hacia arriba y abajo en sus brazos. Sus dedos viajaron hasta la espalda como si estuvieran tocando un instrumento.

—¿Me quieres Joaquín? -le preguntó, susurrando en su oído derecho. Su mano se deslizó más abajo de su torso, al lugar que sabía que lo deseaba desesperadamente.

Dejó escapar la respiración entrecortada y su mano se deslizó al miembro del menor, envolviéndolo con su mano mientras la movía de arriba hacia abajo lentamente.

—¿Es eso un sí, esto es lo que quieres Joaquín, quieres que te folle? —preguntó él, su mano comenzó a moverse mucho más rápido en el miembro de Joaco, le abrió las piernas y dos dedos de Emilio se deslizaron por la entrada del castaño, una vez que salían con facilidad, metió un tercero. —Tan estrecho y duro—murmuró. —Sabía que estabas completamente duro para mí. Sabía que lo querías, descarado.

Bombeó los dedos dentro de Joaquín, lentamente, empujando hacia adentro y hacia fuera, cada vez más lenta hasta que sus dedos ya no estuvieron en su entrada, dejo su miembro en paz y se llevó la mano a la boca y chupo uno, gimiendo mientras ese sabor familiar de pre-semen se reunió con su lengua.

Tentación incontrolable [Emiliaco] ADAPTACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora