CAPITULO 15: " S para perdón" (S is Sorry) (Parte 2/2)

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Lo llamó a las seis para ver cuando salía de la oficina, y había tenido la suerte de que salía dentro quince minutos.

Después de colgar el teléfono, dejó caer el linguini frescas en la olla de agua hirviendo y colocó la olla con las almejas en fuego lento.

Fue alrededor de la sala, ocultando sus juguetes debajo del sofá.

Él esperó a Joaquín y cuando llego al apartamento, su pelo, que se había fijado más temprano, parecía que había perdido una batalla contra él cepillo para el cabello, tenía la corbata toda desarreglada y se veía totalmente cansado.

—Hey —saludó Joaquín, mientras cerraba la puerta, aún sin darse cuenta del ambiente.

—Hey, Bonito, sé que el día de hoy apestó —respondió Emilio caminando hacia él.

—Apestó real... —pero antes de que pudiera terminar, Joaquín miró a su alrededor, y sus ojos se abrieron más de lo normal, por un momento, Emilio quedó hipnotizado viendo a Joaquín directamente a los ojos.

—¿Qué es todo esto Emiliano? —preguntó y pronto entró en la cocina.

—Como he dicho, tuviste un mal día, te mereces una buena noche.

—No tienes que hacer esto, lo sabes—comentó Joaquín mientras clavo su mirada en unos ojos esmeraldas, perdiéndose en ellos completamente.

—Lo hice —fue la única respuesta de Emilio mientras lo agarraba de la mano y lo sentó en la mesa. Le sonrió, y sintió un repentino salto de su corazón que no podía explicar. Se deshizo de él mientras quitaba las tapas a las ollas de la estufa.

—Entonces, ¿qué hay para cenar? —Joaquín le preguntó con entusiasmo mientras arrojaba sus zapatos en una esquina.

—Linguini con salsa de almejas blancas - Joaquín festejo y otra vez la sensación familiar golpeó el pecho de Emilio. Se preguntó si eran las papas fritas con queso que Emilio había tenido para el almuerzo.

—Oh, dios hombre. Tengo tanta hambre. Date prisa, que huele tan bien.

Emilio se río entre dientes y dejó caer algo de porción en un plato para cada uno de ellos y se sentó, entregando el suyo a Joaquín, este de inmediato envolvió algunos en su tenedor y se lo comió.

—Mmmm... tan bueno —gruñó mientras tomaba un poco más.

Emilio lo miró mientras comía con satisfacción. Se veía mucho más relajado de lo que él pudo imaginar que estaba en la tarde.

—¿Por qué me miras? —preguntó Joaquín con la boca llena de pasta. Él hizo una mueca antes de sacudir la cabeza y reír.

—¿Qué? —Joaquín casi se quejó en respuesta.

—No te puedo tomar en serio con tu pelo todo despeinado Joaquín —señaló y él frunció el ceño. Emilio sonrió tímidamente, se puso de pie y caminó hacia Joaquín.

Se puso de pie detrás de él y empezó a acomodarle un poco el pelo, realmente parecía como si un tornado hubiera pasado por allí.

—Gracias —Dijo él mientras Emilio dejaba el pelo. Comenzó a darle masajes, imaginando lo tenso que se debe sentir de estar recogido todo el día.

—Eso se siente bien —gruñó, mientras inclinaba la cabeza hacia atrás, mirando a Emilio con una sonrisa.

—Ven conmigo —le susurró, tirando de Joaquín para levantarlo de la silla y seguirlo hasta el sofá.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó, mientras él se inclinaba delante de Joaquín, deslizando la mano bajo el sofá.

—Shh —fue todo lo que dijo, mientras sus manos agarraron su pie izquierdo. Comenzó a presionar con los pulgares en la planta de los pies antes de trasladarse hasta el talón.

Tentación incontrolable [Emiliaco] ADAPTACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora