Y el sábado. El sábado casi era Cómo Navidad para él. Creía que se le iba a caer el pene. Nunca se le habían salido de control así sus hormonas. Era tan bizarro y tan mal recibido.
Se levantó más temprano que Joaquín el sábado, lo cual era común, pero últimamente se había convertido en una rareza. Hizo el desayunó y casi se atragantó con una pieza de pan tostado cuando Joaquín salió del cuarto de baño, cuando gotas le caían por todo su cuerpo y tenía todo el pelo despeinado, maldición, era una tortura; la boca se le hizo agua y su polla se retorció.
—Buenos días —gruñó con voz áspera. No había querido sonar así, pero tuvo que contenerse. Lo que realmente quería decir era "No puedo esperar para estar dentro de ti" pero eso era un poco grosero para las nueve de la mañana, aun para él.
--Buenos días —contestó casi resoplando a una taza de café hirviendo.
—Estoy suponiendo que no dormiste mucho anoche —dijo mientras colocaba el plato enfrente de Joaquín.
—No, de hecho, dormí genial. No tuve ese sueño anoche, aunque la misma persona estuvo en este también.
—¿En serio? ¿y qué con el exceso del café?
— Siento como si lo necesitara hoy —respondió Joaquín sonrojándose. Emilio sonrió.
—Buena decisión —replicó. Lo que quería decir era algo que iba en las cosas pervertidas, pero optó por controlar sus emociones. Tuvo que permanecer controlado para que todo funcionara por la noche como había planeado desde el domingo por la noche.
—Así que, ¿qué haremos? —preguntó, sin importar la gravedad de la pregunta. — No me dijiste la letra anoche, así que...
—Obtuve la letra C —respondió con voz firme.
—¿C? ¿y qué significa?
—Completo Control Osorio Marcos —respondió él, saltando de la mesa, sorprendiendo a Joaquín.
Eran las diez de la mañana e iba a empezar porque ya no podía soportarlo más.
—Párate, Joaquín —ordenó, quitándose su playera. Su polla comenzaba a empujar sus pantalones. Los ojos de Joaquín se abrieron, cuestionándose por sus acciones.
—Sí, haremos esto ahora. No tienes idea, de lo difícil que ha sido para mí la semana —gruñó mientras caminaba hacia Joaquín mientras él se apoyaba en la pared. —Mirándote caminar por aquí desnudo, es una maldita agonía.
—Emilio —su voz tembló mientras lo llamaba. Él estaba justo enfrente de Joaquín, y podía sentir su temperatura elevarse. Casi podía sentir la sangre que fluía erráticamente mientras su corazón latía furiosamente.
—Ugh Joaco —gruñó él, mientras su boca atacaba su cuello, mordiéndolo con fuerza. No le importaba ni una mierda si mañana le gritaba a causa de las marcas, en estos momentos haría todo lo que le complaciera, y por los gemidos y los dedos de Joaquín paseándose por su cabello, creyó que no parecía importarle.
—Joaquín —murmuró contra su clavícula. Sus manos tomaron a Joaco violentamente mientras embestía fuertemente contra sus caderas, provocando fricción, ambos gimieron. Él estaba tan jodidamente duro, toda la semana, y finalmente, finalmente estaba teniendo lo que necesitaba.
—Ugh —fue todo lo que Joaquín pudo decir entre los gemidos y jadeos que seguía emitiendo. Emilio estaba disfrutando de los sonidos. Eran como música, una partitura en sus oídos, como la gran sonata de Mozart.
—¡Maldición! Joder, sabes que odio no tener el control —proclamó contra su pecho mientras su lengua circulaba por su pecho, dejando marcas, los dos gruñeron en tándem (ósea al mismo tiempo). Sus manos recorrieron brutalmente su torso mientras movía sus besos hasta su estómago justo arriba de su miembro.
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Tentación incontrolable [Emiliaco] ADAPTACIÓN
FanficEl saco el sombrero del cajón, lo sacudió dos veces y se lo tendió a Joaquín. Ellos sabían cual letra era, pero esa era la forma en que en que habían llevado el juego desde los cuatro meses atrás donde habían empezado.