" En cada casa en donde el amor permanece
y la amistad es un invitado,
es sin duda hogar, hogar dulce hogar.
Allí es donde el corazón puede descansar"
Henry Van Dyke
Después de la practica con Kiko, Emilio decidió quedarse simplemente en su habitación de hotel y ver la televisión, Se encontró es un estado de ánimo extraño, todo gracias a las curiosas formas de ser de su hermano, pero Emilio no sabía si realmente podía estar enojado con él, después de todo, Kiko había sacado casi las palabras de su boca, Emilio ya sabía que estaba enamorado de Joaquín.
La noche en el parque fue evidente, lo sintió en ese entonces, demonios, incluso se lo había dicho, pero no lo registro, todavía no podía creer que haya sido posible decir esas palabras, no tenía ni idea, pero sabía que sucedió. Sabía que lo dijo, pero lo ignoró completamente como una simple coincidencia o algo que simplemente dijo mientras llegaba al orgasmo.
En retrospectiva, supo en ese momento que él estaba enamorado de Joaquín, llego como un puñetazo en las barras infantiles. Lo había mirado a los ojos, miro como el cuerpo de Joaquín convulsionaba debajo de él, mientras se movían juntos. La luz de la luna proyectaba sombras de los árboles en sus mejillas y dos pequeñas palabras se deslizaron a través de sus labios con facilidad, pero ahora, ahora, se sentían mucho más reales.
-- Amo a Joaquín Bondoni -- dijo a la habitación del hotel una vez más, mientras yacía en la cama con la cabeza apoyada sobre sus brazos cruzados. Las palabras sonaban diferentes, como si hubiera algo allí que les daba sustancia, una definición.
No sabía lo que era, pero su mente lo único que hacía era pensar en Joaquín mientras trataba de ver algunas películas y olvidarse de la conversación de Kiko. Aun cuando si jefe llamo para invitarlo a cenar, insistiendo en que viniera, Emilio cortésmente declino con la excusa de que no se sentía bien. Lo único que había logrado hacer durante todo el día fue hacer que alguien en el mostrador de la consejería, recogiera un collar que ordeno en línea. Era un collar simple, no era demasiado caro, pero era increíblemente simbólico, o por lo menos eso creía.
Maldición Emilio, te estas volviendo completamente loco, esto es terriblemente cursi, se decía a sí mismo, el collar que había comprado era para Joaquín, era simple, era una cadenita con la letra H, el significado que tenía aquello, era para que Joaquín recordara que Emilio siempre iba a estar con él, pase lo que pase, siempre iba a estar a su lado. Le iba a dar a Joaquín un collar que sabía que reprocharía, diciendo que no tenía que comprarle nada, pero sabía que le encantaría.
Emilio finalmente se quedó dormido en un sueño inquieto dando vueltas y pensando en la vuelta a casa temprano por la mañana. Por primera vez en años, es realidad estaba nervioso por volver a casa, pero lo que realmente lo que lo ponía nervioso era que no iba a casa con su mejor amigo Joaquín, ahora la situación era completamente diferente, él iba a volver a cada para ver a su mejor amigo del cual está enamorado.
Cuando despertó un par de horas después, se aseguró de que tenga todo empacado en su maleta antes de ir a la recepción, cuando termino con la insoportable trabajadora del hotel, se reunió con el Sr. Austen justo en la puerta mientras esperaban un taxi para llevarlos al aeropuerto.
-- Buenos días, Emilio -- saludo el Sr. Austen.
-- Buenos días, Sr. Austen -- respondió, esforzándose para calmar sus nervios y reprimir un bostezo que amenazaba con salir.
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Tentación incontrolable [Emiliaco] ADAPTACIÓN
FanfictionEl saco el sombrero del cajón, lo sacudió dos veces y se lo tendió a Joaquín. Ellos sabían cual letra era, pero esa era la forma en que en que habían llevado el juego desde los cuatro meses atrás donde habían empezado.