Joaquín pasó la mayor parte del sábado por la mañana tratando de terminar una transcripción de una historia que no podía pasar. Era aburrida. No tenía sustancia alguna, los personajes eran increíblemente planos y la trama era lo menos original posible.
Y para el colmo, podía escuchar los pasos de Emilio afuera de su habitación durante todo el día. Una vez, cuando se levantó para ir al baño lo encontró mirando inexpresivo por la ventana. Se había bañado, pero había escogido ponerse pijamas. Él pareció estar sufriendo y cuando Joaquín le preguntó qué pasaba, le dio una mirada de enojo. Joaquín se río y cuando regresó a su habitación le escuchó murmurar " Maldito Calientapollas" por lo bajo.
A las cinco, finalmente Joaquín decidió sacar a Emilio de su miseria y lo llamó para que viniera a su habitación. Es como si hubiese estado sentado junto a la puerta porque él estuvo en su habitación, con la puerta cerrada, en un nanosegundo.
—Finalmente —suspiro Emilio de alivio.
—No tan rápido —dijo Joaquín, mientras los ojos de Emilio viajaban por todo su cuerpo. Joaquín estaba con una remera sin mangas dejando ver absolutamente todos sus músculos y en bóxers. Emilio se relamió los labios y Joaquín se rio de su acción.
— ¿Qué vamos a hacer? —preguntó, esperando las instrucciones de su amigo.
—Ya lo verás. ¡Ahora desnúdate! —ordenó, pero Emilio se quedó estático. Joaquín lo miró enojado, mientras seguía parado allí.
— ¡Dije desnúdate, Emiliano! —le reprendió con fuerza, pero él se quedó en su lugar.
—Eso no empieza con la letra R, Joaquín —replicó con aire de suficiencia, sólo haciendo enojar a Joaquín más de lo que ya estaba.
—Muy bien listillo. Remueve cada artículo de ropa de tu cuerpo —Emilio le concedió y se desvistió. Joaquín sonrió mientras la última prenda caía al suelo.
Él ya estaba muy duro.
—Emocionado, señor Osorio —jugó Joaquín mientras caminaba hacia él —Quédate quieto —ordenó mientras se acercaba —No te muevas ni una pulgada.
Cuando llegó lo suficientemente cerca para tocarlo, dejó que sus dedos bailaran de arriba hacia abajo en sus fuertes antebrazos y él se estremeció. Los dedos de Joaquín viajaron hacia arriba de su brazo, entre más subía más pronunciados se hacían.
Joaquín gruño en aprobación mientras llevaba sus manos a su espalda, Su cuerpo era una obra de arte, cada parte fue entonada y esculpida a la perfección, tenía que admitir que Emilio tenía mejor cuerpo que él. Su mano se posó en su espalda baja hasta bajar a su trasero. Joaquín formó un puño y amasó el lugar, ganado un gemido gutural de Emilio.
—Joaquín —suspiró Emilio.
—Shh, Emilio. Quédate en silencio. Acuéstate en la cama, la cara sobre la cama —ordenó Joaquín, el cumplió rápidamente.
—¿Qué tiene que ver esto con la letra R? —preguntó confundido.
—Tonto, todavía no lo adivinas —le susurro Joaquín en el oído, haciéndolo estremecer, mientras se sentaba en su cintura, quitándose la remera y los bóxers en el proceso. Emilio gimió cuando sintió el cuerpo desnudo de Joaquín sobre el suyo.
— ¡R es para reciprocación y otras cosas! - Exclamo Joaquín.
—Sigo sin entenderlo —gimió en una de las almohadas de Joaquín mientras él comenzaba a masajearlo.
—Bueno, verás, Emilio, has sido muy bueno conmigo durante mucho tiempo, y estos dos últimos fines de semana te los has gastado apreciándome, pensé que esta vez sería todo sobre ti —contestó Joaquín masajeado firmemente su hombro, en donde había un nudo.
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Tentación incontrolable [Emiliaco] ADAPTACIÓN
FanficEl saco el sombrero del cajón, lo sacudió dos veces y se lo tendió a Joaquín. Ellos sabían cual letra era, pero esa era la forma en que en que habían llevado el juego desde los cuatro meses atrás donde habían empezado.