Capítulo 4:" I es por Ice Cream" (PARTE 1/2)

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Sonrió en todo el camino de regreso a la casa y Joaquín lo miró extrañado.

— ¿De qué estás sonriendo? —preguntó curioso, mientras metía los alimentos en el portaequipaje del auto de Emilio.

—Por nada. Sólo estoy emocionado por el fin de semana. Me pregunto si has adivinado lo que he planeado.

—Probablemente no, eres mucho más creativo que yo-Murmuro Joaquín.

—Es verdad, muy, muy, cierto. Me gusta que reconozcas que soy más inteligente moco —bromeó mientras se metían al auto.

—Oh, un comediante —dijo Joaquín sarcásticamente.

—Me a-m-a-s —bromeó, deletreando la palabra "amas" mientras su auto prácticamente se deslizaba por el asfalto.

—¡Sí, deletrea O-D-I-O! - Dijo enojado.

— ¿Ahora quién es el comediante? —Joaquín rodó los ojos, sonriendo mientras apartaba la mirada de su amigo. Emilio se giró para verlo, y entonces le robó una mirada a la parte trasera del auto. No podía esperar para el sábado.

Cuando el viernes llegó, Joaquín se había ido antes que Emilio, dejándole un plato de huevos revueltos y tocino. Emilio apreció el gesto, casi inhalando la comida antes de irse a trabajar.

Por suerte no tuvo mucho que hacer, así que usó la mayor parte de su día trazando los planes para el sábado. Pensó en diferentes maneras de usar el helado, antes de decidir qué hacer, sonriendo para sí mismo al pensar las diferentes reacciones posibles de Joaquín.

Cuando llegó a casa, esa misma noche, Joaquín estaba cocinando la cena, el olor a carne impregnó los sentidos de Emilio.

— ¡Eso huele delicioso! —dijo Emilio tomando una gran bocanada de aire.

— ¡Hey! ¿Cómo estuvo tu día? —preguntó Joaquín mientras pelaba unas patatas.

— ¡Largo! ¿y el tuyo? –-se sentó, aflojando su corbata y relajándose en el suave cojín.

—Igual que el tuyo- Dijo Joaquín

Emilio se levantó de la silla y ayudó a Joaquín a preparar el resto de la cena.

—La carne huele bien-Murmuro Emilio con una sonrisa.

—Gracias. Usé esas especias que tu mamá sugirió-Dijo Joaquín devolviéndole el gesto.

—Oh, entonces no puedo esperar para tomar algo de eso.

—Hablando de tomar, ¿qué letra tomaste? —preguntó Joaquín manteniendo su concentración en las patatas que estaba pelando. Emilio se río.

—Oh, cómo han cambiado los puestos —Joaquín tragó aire a través de sus dientes mientras miraba a Emilio.

— ¿Podrías decirme sólo la letra?

—Sólo si admites que estás igual de emocionado que yo.

—Sí, ¡ahora dime la maldita letra!

—I.

— ¿I? ¿Tomaste la letra I? ¡Estoy contento de no haber tomado esa!

—Gracias —contestó Emilio mientras Joaquín se reía —Todo lo que necesito de ti es que estés en mi habitación a la seis, desnudo y con esto puesto- Abrió su maletín y sacó una bolsa, sosteniendo una venda negra y tendiéndosela a Joaquín. El miró con los ojos muy abiertos la prenda.

—No tengo idea de cómo una venda pueda relacionarse con la letra I.

—Eso sólo lo sé yo. Ahora, ¿cuánto falta para que la cena esté lista? Estoy hambriento —Joaquín pasó saliva audiblemente. Ya estaba nervioso por mañana.

—Quince minutos más.

Tentación incontrolable [Emiliaco] ADAPTACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora