Capítulo 7: "O es para Orgasmo" (PARTE ½)

831 84 1
                                    

La memoria es como un orgasmo. Es mucho mejor si no tienes que fingirla -Seymore Cray (1925 1996)

--

El primer orgasmo de Emilio fue cuando tenía doce. Había sido embarazoso, rápido y posiblemente el sentimiento más estimulante que había experimentado, había estado sentado en casa la noche del sábado, en su habitación mirando una película porno donde un hombre desnudaba a otro mientras se tocaban mutuamente por la pantalla y de repente sintió como toda la sangre de su cuerpo comenzaba a viajar hacia el sur.

Emilio puede recordar sentado en su cama, mirando el abultamiento en su pijama de franela, preguntándose de qué se trataría todo esto. Puede decirte claramente la sensación de bajarse los pantalones y el borde elástico de ellos rozándolo lo hizo gemir involuntariamente.

Fue entonces cuando recordó algo que su hermano mayor había hablado con él.

Rápidamente se deshizo de los pantalones y calzoncillos. Se levantó para asegurarse de que la puerta tuviese seguro y cuando estuvo seguro de ello, subió el volumen a su televisión y se recostó en su cama. Agarró lenta y tentativamente su miembro hinchado, jadeando cuando la cálida mano creó nuevas sensaciones. Todavía más lento que antes, movió su mano de arriba hacia abajo, apretando su agarre cuando llegaba a la punta. Detuvo sus movimientos notando el líquido color perla que estaba emitiendo. Tomó un poco de clara humedad y la frotó en la cabeza de su joven miembro, jadeando audiblemente a la sensación increíble que ese pequeño movimiento le había dado.

De nuevo, bajó la mano y esta vez cuando la subió dejó que su pulgar jugara con la raja de su cabeza, gruñendo por lo bien que se sentía. Tentativamente bajó la mano, gimiendo ligeramente cuando la volvió a subir. Detuvo sus acciones cuando algo que le había dicho Kiko vino a su cabeza. Rápidamente se levantó y tomó loción y un pañuelo de su cómoda.

Frotando un poco de loción en su mano, dejó que deslizara una vez más en él, notando lo muy suave que era la loción, mejor se sentía. Su mano comenzó a ir más rápido y minutos más tarde se estaba viniendo en su mano, recolectando todo lo que su cuerpo joven producía. Mientras bajaba de la nube, se preguntó si los demás chicos hacían lo mismo.

Cuando tenía dieciséis perdió su virginidad con Joaquín, pero cuando tenía diecisiete, finalmente tuvo sexo con alguien más, su novio en ese tiempo, Luis, un chico de su escuela. Él era excitante, demasiado hermoso, pero lamentablemente era un tipo fácil.

Esa fue la primera vez que escuchó y sintió a un chico correrse, Lo había estado follando con la mano en la parte trasera de su auto. Él había estado tan caliente, tan duro, y listo para él, y en el momento en el que sus dedos se deslizaban dentro de Luis, supo que de esto era lo que todos hablaban siempre.

No es que su vez con Joaquín fuera mala, sino que sólo era una cosa experimental. Ninguno de los dos sabía algo, pero ahora él sabía por leer y por su hermano lo que debía de hacer, y para Emilio, no había nada como hacer venir a un chico antes que él. Vio con asombro como el cuerpo entero de Luis se tensaba y movía sus caderas para poder sentir más los dedos de Emilio dentro suyo y mientras se corría, su nombre, su maldito nombre salió de sus labios. Era el espectáculo más increíble.

Mirar a Joaquín corriéndose era increíble, nunca había tenido la oportunidad de verlo, era muy cuidadoso en ese aspecto, si se masturbaba o no Joaquín nunca lo sabía, porque no hacía ningún maldito ruido. Su primera vez había terminado muy rápido para poder admitir el hecho de que estaban teniendo relaciones sexuales, pero estas dos últimas habían sido extraordinarias. Joaquín rodaba los ojos, su boca se abría, echaba la cabeza hacia atrás exponiendo su cuello, su cuerpo entero se tensaba y temblaba cuando llegaba al orgasmo, ver eso, ver a su mejor amigo así, era la cosa más caliente que había visto en su vida.

Tentación incontrolable [Emiliaco] ADAPTACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora