CAPITULO 15: " S para perdón" (S is Sorry) (Parte 1/2)

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Después de la ducha, corrió a su cuarto y después de ocho intentos fallidos finalmente encontró el papel correcto con la letra S escrito en él. La letra A había sido su elección inicial, pero en el fondo de su mente él estaba esperando usar esa letra para otra ocasión, por lo que optó por la letra S, en su lugar.

Se escondió el trozo de papel en su calcetín y comenzó a formular planes de cómo desarrollar la letra, y de qué manera hacer que Joaquín aceptara finalmente una disculpa suya.

En la mañana del lunes, Emilio encontró a Joaquín en pijamas recostado en el sofá, comiendo un pedazo de pastel. Se preguntó qué estaba haciendo, allí sentado, no vistiéndose para el trabajo.

—¿Por qué no estás alistándote para irte? — le preguntó, mientras se ajustaba la corbata. La había atado demasiado fuerte y ahora comenzaba a asfixiarlo.

—Voy a tomarme el día libre. Estoy lesionado —bromeó, aunque Emilio no le encontró nada de gracioso a lo que dijo.

—Lo siento —gruñó, cuando finalmente se aflojó la corbata.

—Ya basta de las infames disculpas. Ve al trabajo, gana a otro cliente, haz millones, y sé demandado por los padres de los niños con decenas de cavidades.

Esta vez, Emilio río de buena gana mientras se inclinaba y besaba la frente de Joaquín mientras se dirigía hacia la puerta.

Se quedó paralizado justo afuera de la puerta, apoyado contra la pared al lado de ésta.

Había besado inconscientemente de despedida a Joaquín, aunque lo había hecho en la frente, pero lo había hecho sin darse cuenta.

Nunca lo saludo de esa forma, siempre lo saludaba con un choque de manos, pero nunca, lo saludaba de esa forma, maldijo por dentro.

Lo que acababa de hacer, era una cosa tan íntima, un beso en la frente podía significar mucho, y no podía creer que lo hubiese hecho sin ninguna predisposición, le era desconcertante. «¿Cómo había sido posible que no se hubiese dado cuenta al inclinarse?»

Mientras conducía al trabajo era en todo lo que podía pensar, lo único que podía sentir. Le resultaba divertido pero sus labios se sentían diferentes, casi como si se estremecieran, vibraban bajo sus dedos curiosos, y por un breve instante se echó a reír por la descabellada idea, por el hecho de que sus labios se sintieran diferentes después de besarlo en la frente, pero no podía evitarlo. Se sentía diferente y no sabía por qué.

Y mientras estaba sentado en su oficina, todavía no podía entender por qué se sentía tan extraño. Se había sentido tan bien cuando lo había hecho, tan natural como si fuera algo que siempre lo hacía, pero por supuesto, también existía la sensación de que había algo muy malo en ello, maldición, era su mejor amigo, eso era algo casi prohibido, como si no debiera de hacerlo.

Fue en todo lo que pudo pensar en todo el día, eso y Joaquín en el sofá, probablemente viendo partidos de futbol que realmente disfrutaba. Se preguntó si estaba bien, y si su espalda se sentía mejor. Se preguntó qué estaba haciendo, y para ser sinceros, lo distraía demasiado y se estaba volviendo completamente loco.

Durante su reunión con el vicepresidente ejecutivo de la agencia, no había sido una, sino dos veces en la que se sumió en sus propios pensamientos acerca de Joaquín y lo que estaba haciendo en casa. ¿Estaba realmente viendo televisión? ¿Estaba poniéndose al día con un poco de lectura? ¿Estaba pensando en él?

Ese pensamiento fue como latigazos mentales.

¿Por qué le importaba tanto que Joaquín pensara en él?

El martes no demostró ser mejor para Emilio tampoco. Joaquín se había ido a trabajar antes que él temprano en la mañana, y por alguna razón la idea de que él no había tenido la oportunidad de decirle a Joaquín "Ten un buen día", le molestaba.

Tentación incontrolable [Emiliaco] ADAPTACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora