Capitulo 46 "la llamada"

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Narra Elizabeth

—Eliza, listo lo de la mesa 4—me voltee al escuchar el grito de Nicolás, tome la bandeja que contenía dos café mocachinos y 4 donas glaseadas.

—Aquí tienen— dije ubicando la bandeja en medio de las dos señoras que charlaban animadamente.

—Gracias querida— deje las cosas y entregándoles una sonrisa volví para dejar la bandeja en la cocina.

—Eh Eliza ¿Cómo va todo por allá fuera? —me pregunto Francisca, entregándome unos potes que contenían azúcar para las mesas.

—Algo agotador, no pensé que ser mesera fuera tan estresante—conteste sinceramente. Desde que llegue a las 9:30 no he parado de atender mesas, nunca pensé que a este lugar viniese bastante gente y de todas las edades.

—tranquila, ya solo quedan unas horas para cerrar—asintiendo con la cabeza me voltee para ir a dejar los potes con azúcar en las mesas que faltaban.

—Hola, bienvenida a Kaffeíne ¿qué puedo servirle? —la mujer que tenía enfrente ojeo la pequeña carta que contenía los precios y tipos de café y tortas que vendíamos, para luego entregármela con indiferencia.

—dame un Espresso con Panna y Ciabatta de Pollo— mientras anotaba lo que me pedía en una libreta, me retire para ir a entregársela a los chicos, haciendo que soltaran otro bufido.

Volví a la entrada para seguir atendiendo a la demás gente ¡acaso esto no terminaba nunca!, no es que me esté quejando en el primer día sino que estaba impresionada de la gente que consumía tanto café, la gente entraba y salía era como si hicieran fila afuera y que cada vez que salía uno entraban otros tres, las mesas estaban casi llenas y eso que igual eran bastantes 15 en total pero la mayoría se tenían que compartir y la otra gente estaban en los sofás leyendo algún libro o con sus notebook o sus celulares.

Ya cuando solo faltaban 15 minutos para cerrar no quedaba nadie, así que me dedique a limpiar las mesas pasándole un paño húmedo y rociándolas con limpia vidrio, para luego barrer y quitar todo el polvo y tierra de los zapatos de los clientes. Mi turno terminaba a las 22:30pm así que todo estaban oscuro, al último entraron una pareja para llevar unos café, cuando estaba limpiando uno de los sofás un fingida tos me distrae haciendo que me voltee rápidamente para ver al causante de eso.

—Hola muchacha—sonreí al ver a Camilo y en su mano un café y en la otra una caga de donas del local.

—Hola ¿Cuánto llevas aquí? —dije mientras me quitaba el delantal y comenzaba a caminar para guardarlo seguida del.

—Solo unos minutos para ver que estás haciendo bien tu trabajo—dijo sorbiendo un poco de su café soltando un poco de vapor de sus labios.

—¿Qué? ¿Acaso no me tenías fe con mi nuevo empleo? —dije fingiendo indignación, mientras metía todo en mi casillero y lo cerraban.

—para serte sincero, no—comencé a reír al escucharlo decir eso, pero no le di importancia me dirigí a la cocina para despedirme de los demás, haciendo que camilo volviera al auto con su comida.

—Chicos, ya me voy—todos levantaron la cabeza de sus quehaceres ya que a ellos le tocaba la limpieza de la cocina y a mí de las mesas.

—Adiós, chica nueva—se despidió Nicolás mientras besaba mis mejillas y movía un poco mi cabello provocando una sonrisa en mis labios.

—Ya déjala machote, adiós Eliza—me voltee para despedirme de Francisca que me dio un breve abrazo que me hizo sentir algo incomoda pero ignore la sensación y me deje llevar.

—Adiós Eli, espero que tu primer día no allá sido tan duro—sonreí al besar la mejilla de Jimmy para luego besar la de Vania.

—En realidad me divertí mucho, bueno me están esperando afuera asique adiós nos vemos mañana— y con eso salí para encontrarme a Camilo devorando sus donas apoyado esta vez en un Lamborghini gallardo negro, ni siquiera sabía que tenían ese tipo de autos.

Los fantasmas de mi pasado...(Niall horan/Barbara Palvin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora