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Un capítulo más de los graciosos ^.^

Exactamente dos días para su encuentro, cuarenta y ocho largas horas que parecían interminables. Más cuando se hallaba en clases, donde el tiempo era más perezoso de lo que acostumbraba a ser.

Que las clases terminaran nunca le pareció agradable, porque, aunque allí la molestaran, era mejor que estar en casa y tener que soportar al monstruo al que tenía que llamar padre. Su padre era un grano en el trasero, su abuela era un peso muy grande para sus hombros, sus hermanos otro más, pero lo peor, era sin duda aquel hombre insufrible que parecía disfrutar a la hora de esclavizarla. Estaba a favor de que un hijo debía ayudar en las labores de la casa, pero una cosa muy distinta era ayudar y otra era llegar al punto de esclavizarla. Ella era la ama de aquella casa, mientras que su padre no hacía nada más que traer amantes; las que poco o nada le duraban.

A la hora del recreo, se dirigió a la cafetería e introdujo una moneda de un euro en la máquina de refrigerios. Observó las opciones, decantándose al final por el zumo de fresa.

Mordisqueando la pajita distraidamente, se fue caminando hasta al patio, donde su pequeño grupo formado por las dos chicas ya aguardaba por ella, conversando al parecer sobre una noticia que habían visto en la televisión. 

-Tengo seguro que fue ese hombre el que la secuestró -Comentó Martha, al parecer insistiendo en su teoría -El tipo tiene toda la pinta de ser un delicuente.

-Bueno, a mí me pareció que estaba realmente dolido con su desaparición -Dijo Verónica, distraída con otro punto que no era su amiga -No creo que se deba juzgar a una persona por su aspecto.

-¿Qué? -Martha se vio de lo más indignada con su respuesta -Mira, esa típica frase no se aplica aquí, uno es capaz de saber cuando una persona está demente. ¿Es que no viste su cara? ¡Él fue quien secuestró a la niña!

Estaban tan distraídas con el asunto que ni habían notado a Melody sentándose en el mismo banco que ellas ocupaban.

-Ah, Melody -Martha la convirtió de nuevo en un ser visible -Escucha, ¿viste las noticias?

-No -Negó, mostrando abiertamente la pereza que le provocaba el asunto -Sabes que detesto las noticias, nunca las veo. Es siempre lo mismo... Desgracias y más desgracias.

Martha, como toda una aficionada a las noticias, se sintió nada grata de escuchar dicha respuesta. No poder compartir con sus amigas su obsesión por las noticias era sin duda muy frustrante.  Siempre tenía que mostrarles la noticia antes de poder soltar sus argumentos...

-Mira, aquí está la noticia que le comentaba a Vero -Martha alzó el periódico frente a sus narices.

-No me interesa -Rechazó Melody, nada interesada -Vero, ¿Qué haces? -Se fijó en que su amiga había estado todo el tiempo ausente, fija en algo más. 

-Pues ahí la tienes, babeando por el novio de la tonta de la clase -Le notificó Martha con asco, volviendo al periódico que aún no había terminado de leer.

-¿Óscar?

No es que a Melody le interesara ese chico ni la tonta pija de su clase, pero el nombre era tan común que se le había quedado en la cabeza.

Verónica asintió, sin apartar en ningún momento la mirada del chico, que a lo lejos conversaba animadamente con sus colegas. A simple vista parecía un chico amable, nada que ver con su actual novia. Era exageradamente alto para su edad (1.87), razón para que le apodaran farola. Su cabello era perfectamente rizado, de un negro carbón y sus ojos eran intensamente verdes, grandes y poblados de largas pestañas que cuando sus párpados se cerraban éstas rozaban sus mejillas.  Tenía el rostro pecoso y su tono de piel era ligeramente moreno. Su porte atlético y su belleza, atraía a muchas compañías femeninas, y su agradable personalidad hacía que tuviera una larga lista de amigos.

Prometo no existir  [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora