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-Ya van diez cartas.

-¿Eh? ¿Cómo lo sabes?

Óscar lució sorprendido ante Héctor, el que había mencionado el exacto número de cartas que había recibido. Claro que de esas diez había perdido una por culpa de Bianca. El recordarlo ahora le molestaba más que en el momento en que ocurrió. 

Ambos amigos se hallaban sentados en la banca, tomándose un breve descanso antes de regresar al campo.

-Lo he estado anotando en mi agenda -Dijo Héctor con toda naturalidad, limpiándose el sudor que corría por sus sienes con su toalla.

-¿Y para qué haces eso? -Cuestionó un tanto curioso, apoyando los codos en las rodillas.

-No sé, apenas me pareció un dato interesante para ir anotando.

Óscar no supo qué decirle ante semejante respuesta. Únicamente asintió. Tomó un trago de agua de su botella y después permaneció con la mirada ausente, pensando en lo escurridiza que había estado siendo la chica. Por más que había buscado escabullirse de las clases de educación física y las demás con la excusa de ir al baño o que se sentía mal, no había logrado atrapar a la chica misteriosa, y el caso es que las cartas seguían llegando hasta él, dejadas en su pupitre, taquilla o en el buzón de su casa. Iba cambiando su ubicación sin seguir ningún orden en especial.

-Oye - Habló Héctor, llamando de su nuevo atención - ¿En serio no tienes la menor idea de quién sea esa chica?

-¿Te refieres a la chica del otro día? - Óscar entendió de inmediato a qué se refería su amigo.

La chica del otro día, la que había advertido sobre la botella que había dejado caer. Era demasiado evidente que habia buscado llamar su atención.  Claro que no pensó en ella como la posible dueña de las cartas, pues si era tan tímida como le había transmitido mediante sus cartas y el modo de entregárselas jamás tendría el valor suficiente como para hablarle con tanta naturalidad. La otra chica, la que estaba junto a ésta, ella sí podría ser la remitente.

-Fue demasiado evidente que la paliducha buscó llamar tu atención para que te fijaras en su amiga -Soltó Héctor con pereza, dando golpecitos con el índice en su botella.

-Sí, incluso a mí me pareció extraño, sobretodo cuando de repente se despidió de mí -Aceptó, rememorando aquel instante. 

Y justo aquella chica era la imagen que imaginó; una chica afligida por algo respecto a su aspecto físico. Su sobrepeso podría ser la razón por la que no se le acercara. Lo que quería decir que en verdad le veía como todo un superficial, lo que le producía un mal sabor de boca.

-Aunque bien podría ser otra chica que también está enamorada de ti -Señaló su amigo, a lo que él asintió.

No es que fuera lo que se podía llamar un chico popular, pero era verdad que ya había recibido algunas confesiones y tenido dos novias.

-No me importa, de todos modos pienso acercarme a ella y comprobarlo. Apenas necesito ver su letra y entonces lo sabré - Óscar se alzó y comenzó a caminar de regreso al campo. Su amigo le imitó.

-Eso será interesante -Héctor trazó una sonrisa divertida en sus labios.

No eran muchas las cosas que despertaban en él una sonrisa, pero es que no podía ignorar que todo aquel rollo de las cartas y demás le parecía de lo más interesante. Algo que ayudaba a escapar de lo monótona que era la vida de un estudiante de secundaria que no tenía ningún hobby en particular. Lo del equipo de fútbol apenas lo había aceptado porque allí estaba su mejor amigo, de otro modo estaría durmiendo en alguna banca que había por el patio. Porque eso sí, dormir le gustaba mucho.

Prometo no existir  [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora