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-Rodrigo, hablale a Melody y dile que no podrás acompañarme. 

Eso fue lo que Dalai dijo tras unas dos horas de interminable silencio, aún entre los brazos de su amigo. Insaciablemente acariciaba su cabeza. Había estado buscando en su mente las palabras ciertas. Lo que tanto Dalai aguardaba escuchar, pero nada salía. Podría decir que lo comprendía, que él estaba allí, que tenía a Baba, que nunca estaría solo, pero nada de eso le pareció consuelo para un ser que había pasado su vida encerrado, oculto de su mayor enemigo: la humanidad.

-¿Estás seguro? -Preguntó dudoso, sintiendo una espina atravesada en su garganta. 

Que hubiera comenzado a negarse a ver Melody no podía ser señal de buen presagio. Era verdad que antes ya había querido huir de ella, pero ahora la situación era totalmente distinta.

Dalai nunca había atentado contra su vida.

-Sí. Quiero que le digas que estás ocupado toda la semana -Dijo en una especie de ruego, sin mover nada más que sus labios. Se mantenía cabizbajo, atormentado con la imagen que se reflejaba en el agua; la suya.

Rodrigo seguía sin estar convencido, pero aún así aceptó su petición.  Dejó a su amigo allí y se dirigió al celular que descansaba sobre la mesilla. Se secó las manos y tomó el aparato. Al escender la pantalla se topó de inmediato con el chat abierto, en el que el apodo "Honguito" figuraba arriba, a la izquierda. Abajo estaba la foto circular de un violín.

《¿Dalai? ¿Estás bien? :'c

Escribió Melody tras la tosca y repentina despedida del mitad anfibio, a lo que Rodrigo asintió con tristeza.

Con razón estás preocupada.

《¿Dalai?

Ese fue el mensaje que recibió en ese instante. Melody se lo habría enviado al ver que estaba nuevamente conectado.

《No, soy Rodrigo. ¿Cómo estás?

《Hola Rodrigo, ¿le ha pasado algo a Dalai? ¿No se siente bien? :'ccc

《Tranquila, todo está bien, apenas le dolía la cabeza y por ello se fue a dormir.

《Entiendo. Gracias por decírmelo :) me había preocupado. 

《Sin problema :) Verás, te mensajeo para disculparme contigo, me surgieron un par de asuntos que me tendrán ocupado toda la próxima semana :/ Así que no podremos vernos el Lunes.

《:( Entiendo. No te preocupes. Espero puedas resolver tus problemas. ¿Pero estás disponible para la otra semana?

《Gracias. En serio lo siento :/  Y claro, el Lunes si quieres.

《Está bien :) Oye, ¿podrías enviarme un pedido de amistad de tu Facebook?

《No tengo facebook, lo siento :/ Pero voy a crearme uno para hablar contigo.

《Oki. Entonces nos hablamos. Que tengas buena noche :D

《Igualmente :)

Melody apagó la pantalla de su celular y se lo quedó viendo con tristeza. Se había ilusionado con la idea de poder ver a Dalai el Lunes, y ahora tendría que aguardar una semana más.  Una semana, antes siempre se le hizo corta, pero estaba segura que aquella próxima semana se le haría eterna.

Escondió el aparato en el cajón de su mesilla de noche.

Dio vueltas en la cama, era incapaz de dormir. Había comenzado a preguntarse si era realmente un dolor de cabeza lo que aquejaba a Dalai. Su despedida fue tan fría... Nada tenía que ver con el Dalai de los otros días.  Aquella despedida le recordó a aquel instante en el autobús, cuando él bajó la mirada y decidió dejar de hablarle. ¿Una vez más se preocupaba por su minusvalía? ¿Acaso pretendía alejarse de ella? Eso lo sabría mañana, cuando le hablara por chat. Si no le respondía en máximo dos días estaba dispuesta a aparecerse allí, sin importar que fuera el sábado o domingo.  Su padre no la amedentraba cuando era Dalai el que estaba en causa.

Prometo no existir  [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora