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-¡Tu novio es un tritón!

Melody no supo cómo reaccionar ante la emoción que gobernaba tanto el rostro como la voz de su amiga, Martha, la que estaba al corriente de todo lo relacionado con el ser acuático. 

-¡Martha! -Le riñó Verónica, dándole un golpe en la rodilla -¡No seas insensible!

Se hallaban las tres en el salón de su casa, acompañadas de sus tres hermanos, los que estaban enganchados a la televisión. 

-Hermana, ¿tú conoces al tritón? -Marlene, la más pequeña de sus hermanos, la miraba emocionada -¿Es tu novio? ¿Puedo verlo?

Amaba a su hermana, mas se sintió fastidiada por su insistencia. Detestaba aquel afán por mantener preso a Dalai sólo para ser exhibido, visto por todo el mundo que estuviera dispuesto a pagar.

Se levantó abruptamente, sin formular palabra y se dirigió a la ventana. Sacó la cabeza, necesitada de aire, de oxígeno.

-Amiga...

Verónica apoyó su barbilla en uno de sus hombros. Ella era la única que se había sensibilizado con el tema.  A parte de ella todos los demás querían hurgar en el asunto; incluso sus hermanos.

La entrada de su edificio estaba obstruida por miles de periodistas curiosos que demandaban hablar con ella. No habían dejado de ofrecerles más dinero, aunque ella les había gritado que se largaran, que de una maldita vez la dejaran en paz.

Parpadeó molesta al captar las figuras de varias personas, viendo en su dirección.  Cerró la ventana bruscamente y soltó un par de maldiciones. Se sentía tan agobiada.

-¡¿Por qué no se largan?! -Gritó, llevándose las manos a la cabeza. Le iba a explotar el cerebro. 

Aquella situación había sido originada por el dinero. ¡Dalai estaba sufriendo por el maldito dinero! Y para colmo, su padre no había dado señales de vida. No se había aparecido en casa.  Nada le importaban sus hijos. Algo que Melody agradecía. No quería tener nada que ver con aquel maldito infeliz. 

-Melody... -Verónica era incapaz de decir algo. No sabía de que manera podría apoyar a su amiga. No hallaba solución alguna por mucho que lo pensara.

-Melody, lo siento -Martha se mostró más sensible ante sus ojos. Se la veía de verdad arrepentida -Entiendo que estás pasando por un mal trago... Y créeme, no sé qué decir o hacer para ayudarte. Pero creo que debes de saber de algo muy importante...

-¡Basta, Martha! ¡Quedamos en que no le diríamos nada! -Verónica se antepuso ante su amiga, protegiéndola de algo que ella desconocía.

-¿Qué no debería saber? -Exploró en sus miradas, no hallando respuesta alguna, salvo dolor.

-Verónica, Melody tiene derecho a saberlo. Somos sus amigas, tenemos que decirle -Insistió Martha. La seriedad en su rostro causó que se clavara una aguja en su corazón. 

Sentía que no le iba a gustar nada de enterarse de lo que Verónica tanto deseaba ocultar.

Verónica finalmente asintió, aunque no se la veía para nada contenta.

-Verás...

🧜‍♂️🧜‍♂️🧜‍♂️

Melody chocó con un chico al entrar violentamente en el instituto.  Como si sintieran su furia, los alumnos se alejaban, dejando paso al pedazo de lava que circulaba por los pasillos, calcinando todo a su paso.

Entre un grupo de estudiantes, oyentes todos, halló a Bianca, más sonriente de lo que recordaba. 

-Oh, Melody -Sus ojos brillaron al hallar a la susodicha.

Prometo no existir  [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora