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Vagaba sin rumbo, buscando su imagen por todas partes, añorando su preciosa mirada de cristal, anhelando el escuchar su voz. No dejaba de cuestionar, gritar su nombre. Sin embargo él no aparecía. Dalai no venía a ella.

-Dalai... -Se lamentó en sollozos, llevándose una mano a la cara.

Se sentía fría, como si ya no fuera mas que un cadáver que había estado buscando por toda una eternidad a aquel chico que tanto amaba.

-Melody...

Sus ojos se abrieron de par en par al divisar su figura surgiendo del interior de un callejón. 

-¡Dalai!

Corrió hasta él, pero antes de que llegara a acercarse, su cuerpo se precipitó por un agujero que antes no estuviera allí.

-¡NO!

Despertó sudando, agitada, mas no buscó calmarse. Rápidamente abandonó la cama y salió de la habitación, sólo entonces dándose cuenta de que no estaba en su apartamento, sino en una casa que desconocía. 

-Melody, ¿has tenido una pesadilla? -Le cuestionó Rodrigo saliendo de otra habitación, llevando consigo un plato pequeño con tostadas huntadas con mantequilla.

Entonces recordó que Rodrigo la había cargado la tarde anterior y la había llevado hasta su casa.

-¿Sabes algo de Dalai?

Sus ojos se humedecieron al recibir su respuesta negativa. Su realidad era peor que la pesadilla que había tenido. Al menos en ella... Había podido ver a Dalai.

-Rodrigo, me gustaría que me llevaras a casa de Dalai.

Rodrigo puso mala cara de inmediato. Por mucho que él hubiera desaparecido la idea de indicarle dónde era su casa no era de su agrado. No, se negó a sí mismo, en ella sí podía confiar.

-Está bien, vamos -Dejó el platillo sobre la mesa y se encaminó con la chica a fuera de la vivienda -Está justo al lado, es mi único vecino -Indicó.

En otra ocasión Melody se habría sentido de lo más emocionada de finalmente visitar la morada de Dalai, pero en aquella ocasión lo único que sentía era ansiedad por hallar una posible pista que les llevara al paradero actual del chico.

Rodrigo giró la llave y abrió la puerta principal. Torció el gesto al hallar tanto silencio. Dirigió la mirada al baño y se encaminó a él. Al abrir la puerta le pareció ver a Dalai, un espejismo que se desvaneció en cuestión de segundos.

Melody se asomó, sorprendiéndose un tanto por lo enorme que era la bañera. Era más como si fuera una piscina.

-Rodrigo, ¿podrías decirme dónde queda la habitación de Dalai?

Él torció el gesto. Estaba cansado de mentir, más en aquella situación..

-Es la puerta que queda frente al televisor -Indicó.

¿Qué hace? Se cuestionó Melody al ver al chico remángandose los pantalones y después entró en el recinto acuático. Su mirada barrió cada milímetro, como si buscara allí algún tipo de pista.

Melody decidió dejar de observarlo y comenzar también a husmear en busca de evidencias. Al abordar la habitación varias lágrimas surgieron. Allí era donde Dalai dormía todos los días, se dijo en pensamientos, encaminándose lentamente al interior de la habitación.  Observó la cama y entonces sintió como le picaba la curiosidad. Recordó que Rodrigo le dijera que Dalai estaba en la cama, y sin embargo ésta se hallaba ordenada, y dudaba que él hubiera tenido cabeza para arreglarla después de lo que había ocurrido.

Prometo no existir  [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora