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Melody pestañeó, sintiéndose decepcionada por lo que aconteciera. Tras que Dalai alejara su mano, sus labios padecieron una ausencia, la necesidad de grabar sus labios en los ajenos. Había esperado que éste acto aconteciera de forma natural, mas Dalai no parecía sentir lo mismo.

-¿Por qué?...

Arrugó el labio inferior ante el sentir de una fría lágrima resbalándose por su mejilla. Su corazón yacía roto en mil pedazos. Más dolía aquel dolor que el padecido en carne.

Dalai abrazó fuertemente la chica, dejando que su rostro descansara en su pecho. Era incapaz de responderle. Rechazarla no era una opción. Sería mentirle, porque él también cargaba el mismo sentir. Por un instante deseó también aquella unión, pero se privó al percatarse del daño que le haría sufrir a la joven. No se sentía merecedor de amarla después de haberle mentido sobre su realidad.

Es una unión prohibida. Le dijo su consciencia, dañando su ya sangrante corazón. Él asintió, sabía que era un error proceder a aquella unión.  Entre ellos no podía existir más que el amor sincero, una relación inexplicable para los demás, pero que esperaba que ella pudiera comprender. 

-¡No quiero que me abraces! -Melody alejó su rostro y clavó sus ojos miel en él, mostrándose sumamente dolida con su inexplicable rechazo -¡¿Por qué me rechazaste?! -Apretó las manos en el collarín de su camisa. 

No deseaba su silencio, ni sus abrazos, no estaba dispuesta a obtener de su lástima.  No quería seguir allí si él no compartía su sentir. No podría soportar el ser su amiga para siempre. ¡No podría soportar toda una vida sin poder besarle!

-¿Rechazarte? Melody, yo no te rechacé -La tomó por los hombros, buscando que ella viera la verdad en sus ojos, además de aquella tristeza que por un siempre ocultaba.

-¡Claro que sí! ¡Tú no...!

Tragó saliva cuando sus ojos se detuvieron en los labios ajenos, los que se veían más dulces al moverse.

-Melody.

Ella se disponía a besarle, a recortar aquella separación que pesaba tanto, pero él alzó su mano, la que se interpuso en su camino. 

-Espera, tú no entiendes...

Su mano se hallaba temblorosa.  La duda embargaba su ser. El deseo de establecer aquella unión también arremetía contra su pecho, era por ella que se contenía, que sufría la ausencia, el conocer aquella conexión. 

Estaba luchando contra sí, contra el enemigo que transportaba en su pecho, pero que Melody llorara ante sus ojos, víctima de un rechazo, le desgarraba la carne.  Escrutaba en su alma.

-¿Vas a hablarme sobre tu minusvalía? ¿Sobre lo difícil que sería tener contigo ese tipo de relación? ¡Está bien! -Apegó el pecho al suyo, compartiendo un mutuo estremecer -No importa que tan difícil sea, quiero estar contigo, Dalai. Por favor - Deslizó la palma de sus manos por sus mejillas, encuadrando su rostro -No me rechaces...

Dalai abrió grande sus ojos al percibir su aliento. Melody se acercaba lentamente, con los labios medio abiertos, ansiosa por aquella unión, y él... Ya era incapaz de invocar un nuevo rechazo.

Su corazón taladraba su caja torácica, provocándole miles de sensaciones, de revoluciones. No podía moverse, apenas quedó esperar a recibirla, el probar de aquel manto, que con delicadeza y suma timidez cubrió sus labios, causándole una corriente eléctrica que se perdió a lo largo de su cuerpo.

Melody se apretó contra su cuerpo, ciñendose a sus labios, sintiendo como perdía los sentidos, abandonaba aquel mundo terrenal. Toda herida, daño, mal, todo se desvaneció en aquel instante, sobre los labios de Dalai, en aquel mundo aparentemente pequeño que guardaba un camino etéreo de felicidad. 

Prometo no existir  [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora