♧ x31

61 12 1
                                    

《Dalai, voy para allá ahora.

El mitad anfibio recién había despertado y se topó con semejante mensaje. ¿Para allá? ¿Significaba que se encaminaba a la villa? ¿No había entendido mal? No. Negó, sintiéndose de repente muy aturdido, sumamente ansioso, desesperado por lo que iba a acontecer.

《¿Aquí? ¿Vienes hoy? O.o

Aguardó por una respuesta, dando constantes golpecitos con el índice en la pantalla. Mas Melody no estaba conectada.  Aquel mensaje había llegado en buena mañana, cuando aún se hallaba dormido.  De eso hacía casi una hora... ¡Ella estaba a punto de llegar!

-¡Rodrigo! -Su grito resonó por la vivienda.

Pronto se avecinó una correría.  Rodrigo entró muy apurado en la habitación, mostrando cara de espanto.

-¡¿Estás bien?! ¡¿Te duele?! ¡¿Quieres que...?!

-¡Stop! -Demandó Dalai, alzando ambas palmas de sus manos -¡No se trata nada de eso! ¡Es cien mil veces peor!

-¡¿Peor?!

Dalai sintió el corazón en el pescuezo cuando su amigo entró de repente en el recinto, guiado por el pavor.

-¡¿Dónde te duele?! -Cuestionó como loco, observando su cola con minucia, buscando quizás una herida de mayor gravedad.

-¡No se trata de mí! ¡Es Melody! ¡Ella va a venir hoy! -Gritó todavía más escandalizado que antes.

Rodrigo había logrado ponerle más histérico de lo que ya antes estaba.

-¡¿Qué?! -Rodrigo se quedó estupefacto -Pero... -Agitó la cabeza, en busca de algo de cordura dentro de todo aquel embrollo - ¡Si habíamos quedados que yo estaría ocupado toda la semana!

-¡No fue mi idea! -Exclamó Dalai un tanto irritado al verse señalado como culpable - Hoy me desperté y estaba tranquilo, ¡hasta que vi el mensaje que Melody me envió!

-¿Eh? -Rodrigo miró el aparato - ¿Eh? -Después a él.

Tenía que quitarse la tontería de la cabeza. Permanecer como dos idiotas mirándose no iba a enmendar la situación.  Quién sabe lo que la chica pudiera hacer si ellos no se presentaban en la villa. Dalai no era conocido, pero él sí, y muchos eran lo que conocían de su morada.  Para ella sería de lo más sencillo llegar hasta ellos...

-¡Vale!

Rodrigo agarró a Dalai y lo arrastró fuera de la bañera, dejó un rastro de agua hasta el salón, donde en una esquina estaba la silla de ruedas que el tritón había comenzado a ocupar. 

-¡Dios! - Exclamó aliviado una vez dejó el pesado cuerpo sobre el asiento. Apenas lo había arrastrado un metro y ya estaba sudando como un animal -¡Esa chica va a lograr que me dé un ataque al corazón!

Fue corriendo hasta la cocina, agarró la bolsa negra de plástico, la llenó con un poco de agua del grifo y le añadió ocho cucharadas de sal grueso. 

-¡Esto se nos está yendo de las manos!

Embutió la cola en el interior de la bolsa y después procedió a atar parte de ella bajo el asiento, de modo que pasara desapercibido.

Dalai era incapaz de decir nada.  Su amigo tenía toda la razón.  Aquel asunto iba a llevarlos al borde de la locura. ¿Pero qué podía hacer? Lo de alejarse de Melody no era opción.  No quería que lo fuera.

-¿Por qué habrá decidido venir de repente? -Preguntó Rodrigo atareado, perdido en sus acciones, sintiéndose verdaderamente torpe -Mierda, ¿dónde he dejado la camisa?

Prometo no existir  [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora