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-Óscar, ¿qué te cuentas?

El joven dejó el orden que aplicaba a su casillero y volteó, topándose con su ex novia, la que traía consigo una sonrisa divertida.

-No, no me lo digas -Se anticipó ella - Estabas tan desesperado por llamar mi atención que saliste con la primera persona que apareció ante ti -Se llevó las manos a los labios, soltando principios de un ataque de risa -Te creí un hombre de más recursos. Al menos habrías salido con una chica más digna. ¿Creíste que iba a sentir celos de alguien como esa chica?

Óscar permaneció en silencio en toda la cháchara, apenas observando con detenimiento a la chica con la que salió por poco tiempo, decepcionándose más y más conforme soltaba más de aquella suya toxicidad. Todo lo que se decía sobre ella era cierto.

-¿Cuál desesperación? Bianca, ya no tengo el mínimo interés en ti -Cerró la puerta del casillero con naturalidad y tiró del tirante de su mochila -Además, no hables mal de Verónica, no la conoces.

-Sí la conozco, sí. Esa tipa va a mi clase -Se cruzó de brazos, hablando con fastidio de aquella... Orca -Es otra de esas chicas envidiosas, y un claro ejemplo es que comenzara a enviar esas estúpidas cartitas.

Óscar se mostró interesado.

-¿Sabías que era ella?

-Bueno, la pille en una ocasión metiendo una carta en el cajón de tu pupitre -Encogió de hombros, torciendo el gesto al recordar la osadía que había tenido aquella tonta en aquel instante.

Bianca arrugó el ceño al ver sonreír cariñosamente a su ex novio, no por ella, sino por Verónica, imagen que le revolvio el estómago.  Jamás imaginó que Óscar fuera a caer tan bajo como para salir con semejante muchacha.  Según las amigas que le habían visto, ellos apenas habían ido a una cafetería, y en ningún momento hubo contacto físico, lo que le dio a entender que apenas iban empezando a conocerse.

-Ya veo.

Satisfecho con la información, le dio la espalda y se encaminó a su clase.

-Óscar, vamos, no seas orgulloso.

-¿Qué?

De repente sintió como los delgados brazos de la chica lo envolvían, atrapándolo. Bianca sonreía coqueta.

-Ya fue suficiente, no te humilles más.  Te perdono.  Volvamos a empezar.

-¿Qué? - Óscar no dio crédito a lo que escuchara. Meció la cabeza - Bianca, no quiero volver contigo, ya no me gustas, y creo que fue así desde un principio.

-¿Qué? - A Bianca no pareció gustarle nada lo que él le dijera - Óscar, cariño -Volvió a sonreír, consciente de que era el orgullo el que hablaba por él -Sé que fui un tanto injusta contigo, te pido perdón.  Eso es lo que querías de mí, ¿verdad? Pues ya está, ya me disculpé. 

La pareja tenía ya un grupo de personas observándolos, comentando en susurros. Parecían muy interesados en saber cuál sería el desenlace. Él reconoció a Melody entre el gentío, viéndole con suma seriedad, pero cambió su actitud cuando se percató de que él la había visto, y en un acto desesperado por huir de su mirada, abrió la puerta de su casillero y se ocultó tras ella.

-Bianca -Volvió a la jovencita que le sonreía - Gracias por disculparte, pero -Se deshizo de sus brazos -No quiero volver contigo. No me gustas, y además, no tenemos nada en común.  Adiós.

Bianca se quedó perpleja ante la respuesta que acabara de recibir, molesta por haber sido rechazada a ojos de todos. ¡Humillada! ¡¿Cómo se atrevía Óscar a rechazarla?! Nunca antes había querido darle a uno de sus novios una segunda oportunidad, pero con Óscar sus sentimientos eran distintos, existían, y por ello quería estar con él. De eso se dio cuenta en el preciso instante en que sus amigos le vinieron con el chisme. 

Prometo no existir  [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora