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-¿Sucede algo?

A Melody le llamó la atención la expresión que tenía Verónica ya en buena mañana. Parecía que su mente la hubiera abandonado. Se mantenía con la mirada puesta en el exterior, con su barbilla recargada en la palma de su mano. Estaba, literalmente en las nubes.

-Cielos -Martha no hacía más que mover la cabeza, detonando exasperación -Pues que está loca, eso es lo que le pasa.

-¿A qué te refieres?

Su amiga no estaba siendo nada clara.

-Esta inconsciente le ha dejado una carta romántica al Óscar... -Soltó ofuscada con la actitud impertinente de su amiga -Le advertí sobre lo que le podría hacer Bianca si le pillaba, pero no me hizo caso omiso.

Melody formó un "o" en los labios.  Era sin duda el notición del día, jamás imaginó que Verónica requeriera de la suficiente valentía como para tomar cartas en el asunto.

-¿Y a qué hora le citó? -Cuestionó la jovencita, llenándose de sumo estusiasmo.

Deseaba tanto que su amiga fuera feliz, al igual que ella lo era con su Dalai, aquel hermoso océano que se había presentado en su vida con el único propósito de mejorarla.  Claro que personas como Dalai escaseaban.

-¿Qué? -Martha le miró con el ceño arrugado -Ah, no, ¿acaso te crees que esta niña de acá sería capaz de dejar escrito su nombre? -Selañó con el pulgar a aquella absurda niña que tanto le enervaba.

-¿No dejó su nombre? -Melody se llevó la mano a la cara. Sí, sin duda era una chica sin remedio -Pero... De ese modo no sabrá quién se la dejó...

-Está bien, está bien -Verónica finalmente decidió abandonar su nube, pero aún manteniendo aquella sonrisa soñadora, maquillada por la rojez natural de sus mejillas -Yo sólo quería que él supiera que hay alguien que sí le ama de verdad.

-Ah, que supones que Bianca no le quiere... -Martha apoyó su trasero en la mesa de su amiga.

-Yo no creo que le quiera -Dijo Verónica, al parecer totalmente convencida de sus palabras -La he visto coqueteando con algunos chicos. Si le quisiera no andaría sentándose en el regazo de otros -Al comentar lo último su rostro oscureció. 

No toleraba que aquella chica engañara a Óscar de aquel modo. Él no se lo merecía.  Puede que no hubiera tenido la oportunidad de platicar con él, pero había podido verlo en múltiples ocasiones, en las que su corazón le había guiado hasta su paradero, casi siempre el campo exterior, donde praticaba fútbol con sus colegas, y mientras Bianca aprovechaba para...

Tanto Martha como Melody eran conscientes de que Bianca no era una buena pieza, pero tampoco es que tuvieran planes de andar defiendo a todo aquel buen mozo que saliera con ella. Aún cuando circulaban varios rumores sobre lo "ligerilla" que era, chicos como Óscar, a los que no les gustaba juzgar a las personas por rumores, pues lograba engatuzarlos, al menos por un determinado tiempo.

-Pero, ¿en qué consiste eso de hacerle saber que hay alguien que le quiere? Si no te muestras ante él jamás serás capaz de ganarte su corazón -Comentó Melody, como toda una experimentada en el amor.

Verónica meditó sobre sus palabras. Melody tenía razón, por muchas cartas que dejara en su mochila, si no se hacía conocer todo sería en vano, pero... La idea de que él supiera que era ella la que le dejaba aquellas notas la intimidaba, después de todo, ella era consciente de su físico, de la existencia de aquella grasa que tanto detestaba.

-¡Es imposible! -Dejó que su rostro cayera sobre su pupitre, sintiéndose abatida -No puedo... No quiero que él sepa sobre mí.

-¿Entonces para que ese juego de las cartitas? -Soltó Martha en un reproche, ya nada paciente -Si no vas a hacer nada olvidalo y ya.

Prometo no existir  [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora