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No podía despegar sus ojos de aquel mundo literario, de aquellas palabras delicadamente escritas, de cada rima pensada, imaginando cómo sería la escritora de dicha carta.

El pedido que le hiciera su novia se repetía una vez más en su cerebro.

Arrugó ligeramente el papel, pero un segundo recuerdo le retuvo.

-¿Estás seguro que quieres salir con Bianca?

Óscar retiró la toalla de su cara y vio con el ceño fruncido a su amigo.

-¿Por qué lo dices? -Tomó su botella con agua y le dio un largo sorbo, satisfaciendo la sequedad en su garganta. 

-Todos saben lo vulgar que puede llegar a ser. Sale con todo aquel chico que le interesa. No es buena pieza. 

A Óscar no le agradó nada del modo que le platicaba sobre su novia, a la cual quería desde el primer instante que la conoció.  Fue un encuentro común, mientras él bebía de la fuente trasera del patio, después de un duro entrenamienton, la chica le saludó sonriente, captando al instante su interés.  Después comenzaron a saludarse diariamente, hasta que ella le preguntó si quería que comenzaran a salir.

-No me gustan los rumores, ni tolero que hablen mal de ella. No conocen a Bianca -Dejó la toalla sobre el banco y regresó al campo, dispuesto a seguir con el entrenamiento.

-No son rumores -Su amigo caminaba a su lado -Yo la conozco, he visto el modo en que se comporta.  ¿Sabías que se sienta en el regazo de los otros chicos? Ayer la vi muy abrazada de un tipo del quarto grado. 

Óscar se detuvo y observó a su amigo, mostrándose transtornado por la escandaloza noticia.

-No... No tenía ni idea -Murmuró, pasándose la mano por su húmeda cara, sintiéndose ahora exasperado.

Su corazón iba a mil al igual que su respiración, y no era precisamente por el deporte practicado.

-No me extraña, ella apenas actúa así cuando su novio no está cerca. Todos saben que ella no entiende de respeto, mucho menos de fidelidad. 

El contenido de aquella carta trazó una nueva sonrisa en sus labios.  ¿Cómo había podido imaginar que alguien que se expresaba de ese modo de la prosa era capaz de escribir semejante belleza?

La segunda carta. Recordó con frustración como Bianca la hizo bola y la tiró a la basura. Su asqueada expresión al leer su contenido, lo mal que había hablado de ésta... No podía mentir diciendo que no le había decepcionado.

Dobló con cuidado el papel y lo regresó a su sobre, el que guardó en el primer cajón de su secretaría.

No podía quitarse la curiosidad. Quería saber quién era la increíble escritora. Quería que le diera la oportunidad de conocerla.

Abandonó su morada con el entusiasmo pintado en su rostro. Había salido antes de la hora, anticipándose a los demás para de ese modo poder ocultarse y descubrir el rostro de aquella que decía sentir tanto por él. 

Permaneció tras la fila de taquillas, totalmente oculto, a la espera del sonido de unos pasos, del chirrido que producía la puerta de su casillero al abrirse.

Cuando finalmente unos pasos se presentaron se sintió sumamente nervioso. Allí estaba aquella que había plasmado semejante arte en aquel hermoso papel rosado con pegatinas de ositos y corazones.

Prometo no existir  [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora